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Si
ocurre lo que cuenta el chauchau, Sevilla va a estar más
limpia que nunca. Dicen que Carlos Herrera se presenta a
alcalde por el PP. Y si Carlos Herrera se presenta a
alcalde, barre. ¡Vamos que si barre! Barre, pasa la fregona,
quita las pelusas de los rincones, pulimenta el suelo, lo
abrillanta. ¡Adiós, mister Proper!
Si en el PP hubiera dos dedos de frente (lo que dudo muy
seriamente), es que ni Zoido ni Raynaud ni nada: Herrera for
president. Zoido y Raynaud son unos caballeros. Y la
política, con el PSOE al frente, con Zarrías en la cocina,
no está como para dejarla en manos de caballeros, sino de
gente lista, inteligente, que salte en la palma de la mano,
sobrada de desahogo, bien despachadita de poca vergüenza,
pelín populacherita, con un punto de genialidad y con
personalidad y autoridad moral para dar y para repartir.
Carlos Herrera, además, tiene de bueno su intercambiabilidad.
Si te dicen que Carlos Herrera va de senador por el PSOE, te
lo crees. Si te dicen que el PSOE lo va a nombrar director
de TVE, te lo crees. Carlos Herrera se llevó muchas horas,
tela, como compañero de viaje del PSOE, anduvo en la SER de
Polanco, vamos, que a punto estuvo de romper en Campo Vidal;
menos mal que se bajó a tiempo de ese tranvía. Porque como
es persona inteligente, pronto se hartó de coles. Y está
donde está, aunque para muchos sigue donde estuvo. Lo que
hace que a su mujer, Mariló Montero, no la dejen estar donde
estaba en Canal Sur, porque sus antiguos compañeretes de
progresismo son muy liberales... por aquí.
La campaña electoral será preciosa. Como los mítines le
salgan la mitad de bien que el pregón de la Semana Santa, no
habrá que ir con banderitas, sino con cajas de clines, para
hartarse de llorar:
-¡Sevillanos, a las urnas!
Es que lo estoy viendo ya, en la visualización que le
hacemos aquí a los presuntos futuros alcaldes, que es la
prueba del algodón de presidir La Hiniesta por la calle
Sierpes. Estoy viendo a Herrera de chaqué, con el chaleco
del chaqué del pregón, ese palio de San Julián, esa vara
dorada, esa calle Sierpes, ese primer teniente de alcalde al
lado, quizá Luismi, al que le dice:
-Estoy muy preocupado, Luismi...
-¿Por la tuneladora, alcalde?
-No, porque Fernando Moreno no ha igualado bien el palio
este año, y mira: el costero derecho viene un poquito
vencido, y a la salida de la Catedral le puede jumear el
taco. Y, además, que el hermano mayor no me ha hecho caso, y
se va a enterar: pídele mañana la licencia de apertura de la
casa hermandad.
-¿Qué ha hecho, alcalde?
-Pues que me prometió que la Virgen entraba en La Campana
con una marcha nueva de Marvizón, no veas qué bonita, y ya
ves: han tocado otra vez «Hiniesta Coronada».
Y esos saludos del señor alcalde por la calle Sierpes al
personal, sin quedar a cenar ni al almorzar con nadie:
-Adiós, muchacho, compañero de mi vida...
-Le presento mis respetos, mi querido amigo...
Y el clamor de las parcelas de sillas al alcalde, en loor de
multitudes, i-ne-na-rra-ble:
-¡Alcalde, norabuena por tu pograma electoral! Te voto desde
que estabas en Radio Nacional...
Ea, señores del PP, ahí lo tienen. Ni es un señorito, ni un
rancio de la derecha. El único que se puede presentar por el
PP y sacar mayoría en el distrito Macarena y en Sevilla
Este. Un currelante con mucho arte, que de alcalde no tendrá
que levantarse, como ahora, a las 5 de la mañana.
¡A las urnas sevillanos,
que llegó la primavera!
¡Qué alcalde para Sevilla!
Se llama Carlos Herrera...
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