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En
un Primero de Mayo daltónico, las banderas rojas se
volvieron tricolores. ¿Qué más da? A las viejas, nobles
banderas rojas del Proceso 1001, de las Comisiones Obreras
que dieron la cara frente a la dictadura, cuando
contemplaron este sindicalismo de recebo, estabulado en los
presupuestos del Estado, se le subieron los colores a la
cara, de vergüenza, y se pusieron tricolores. La Cibeles,
linda tapada con la tricolor. No Passssa Nada. Hubiera
pasado si unos nostálgicos de los primeros de mayo con
demostración sindical en el Bernabeu y corrida televisada
del Cordobés le hubieran puesto a Neptuno. ¿qué digo yo?,
cualquier otra bandera anticonstitucional, la del escudo con
el águila de San Juan mismo. ¿Qué más da?
Ay, pero el «¿qué más da?» es de dirección única
obligatoria, de un solo sentido, de un solo carril, y hay
que ser un conductor suicida para meterse en contramano. Hay
tres frases que marcan nuestra hora de degradación moral
colectiva, de gravísimo debilitamiento de la sociedad civil:
1. Como sea.
2. No Passssa Nada.
3. ¿Qué más da?
En la infinita capacidad de crear sin ninguna necesidad
problemas donde no existían, dando la vuelta al calcetín del
consenso y de la concordia de la transición, me preocupan la
cantidad de dos Españas que están creando. Y más que
ningunas otras, las dos Españas de los que están hondamente
preocupados por todo lo que está pasando, que cada vez están
más preocupados, frente a los que están encantados de la
vida, que cada vez están más encantados de la vida, bajo su
supremo principio acomodaticio del ¿«qué más da»?
Evo Morales, nuestro amigo del alma, el colega de ese
dictador cursi llamado Chavez, al que abandonando a Estados
Unidos dimos un abrazo de hermano con sabor venezolano, va y
nacionaliza todo lo nacionalizable y se mete para el chaleco
las inversiones de Repsol. ¿Qué más da, si aquí hemos hecho
toda la demagogia posible con el cierre de la central
nuclear de Zorita? ¿Que el petróleo está ya a 75 dólares el
barril? ¿Qué más da? Como yo le echo siempre treinta euritos
a mi BMW...
Andalucía aprueba su Estatuto, y se declara Realidad
Nacional. Imperio, como dice Albert Boadella, no se proclama
porque a Chaves no se le ha ocurrido, que, si no, vamos que
si se proclama Imperio... Región, comunidad autonóma,
nación, realidad nacional, imperio, ¿qué más da? ¿No vives
mejor que has vivido nunca, no lo has pasado bien en la
Feria, no lo vas a pesar mejor aun en el Rocío? ¡Pues
entonces! ¿A ti qué más te da lo que sea Andalucía y que
aquí se repartan estatutos de nación como chocolatinas? ¿Qué
más da?
Como si tuviéramos pocos inmigrantes de toda ralea y calaña,
le abrimos la frontera, ea, barra libre, a todos los
trabajadores de los países de la Europa del Este que la
Unión aún tiene en cuarentena. No sé de qué se quejan si,
total, los polacos que se nos van a entrar a cientos de
miles por las puertas son todos católicos, y paisanos del
Papa Juan Pablo II además. ¿Qué más da? Donde comen dos,
comen tres. ¿Y lo progresistas que somos?
Como lo importante es el proceso de paz, ¿qué más da que el
fiscal general del Estado diga que no es prudente meter a
Otegui en la cárcel tras su condena por enaltecimiento del
terrorismo? ¿Que aún no han entregado las armas? ¿Que el
Estado va a hacer suyo el lema de «presoak kalera»? ¿Qué más
da? ¿No han anunciado ya la tregua y han dejado de matar?
Pues, ¿qué más da?
Monarquía Parlamentaria, III República, Nación de Naciones,
Imperio de Imperios, Suiza sin reloj de cuco, ¿qué más da?
Oye, por cierto: ¿dónde vamos a ir el puente de San Isidro,
que eso sí que me preocupa, no vayamos a quedarnos sin
hotel?
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