¿Qué cuáles son esas palabras? Éstas: "Ya tocaba recordar a los vencidos y silenciados". Lo de silenciados no creo yo, don Chaves, que lo dijera usted precisamente por Blas Infante. Si hay algo no silenciado en Andalucía es el final trágico de Blas Infante, y con el sombrero en la mano, como persona de diplomacia, le remito al artículo de Francisco López de Paz ayer en ABC.
Si Blas Infante tiene monumentos y lo conocen todos los andaluces; si el aniversario de su ignominioso fusilamiento figura en el almanaque institucional; si la Junta tiene por bandera la blanca y verde, por escudo el mismo del azulejo de Villa Alegría y por lema el "Andalucía por sí, por España y la Humanidad"... Y sigo: si ese Estatuto de Autonomía que usted, don Chaves, ha reformado sin que nadie se lo pidiera para dar cobertura a sus conmilitones catalanes habla del "padre de la patria andaluza"; si hay una fundación, e institutos y colegios que llevan el nombre de Blas Infante, como muchas calles y plazas de toda su tierra andaluza... Si todo esto venturosamente ocurre, don Chaves, es por dos cosas: una, a pesar de la histórica tibieza de su partido de usted por la figura de Infante y por su Ideal Andaluz, hasta que el converso Escuredo vio que era la forma de que el PSOE llegara al poder preautonómico en Andalucía y pudiera vencer a la UCD en España, tras el error del 28-F; y otra, porque para poner a Infante en su sitio de justicia no hizo falta Ley de la Memoria alguna. Desde este ABC, Nicolás Salas hizo por la blanca y verde de Infante siete mil millones de veces más que usted, que lo ignora o no lo valora, y consiguió que fuera la bandera de todos los andaluces, a pesar de la pertinaz ceguera y cerrazón de la derecha. Y antes de Salas, un médico humanista que estuvo condenado a muerte en cada una de las dos Españas en guerra, José María Osuna, se ocupó de pasar la antorcha del legado de Blas Infante a los más jóvenes.
Sin Memoria Histórica ni amnésicas manipulaciones, unos pocos idealistas investigaron y divulgaron la vida, la obra y la muerte de Blas Infante. Lo empezaron a hacer durante la dictadura de Franco, con dos...leones como el escudo. Otros se unieron al rescate y lo continuaron en los primeros años de la transición. Y lo hicieron, como María, Luisa y Alegría Infante, sus hijas, sin odio, sin resentimiento, sin exhumar fosas, sin arrojar huesos a la cara de nadie para volver a crear las dos Españas. Entonces sí que se hizo el mejor homenaje a la memoria histórica, que fue la reconciliación nacional y la concordia de la Constitución y del Estatuto Andaluz. Así que, don Chaves, no me venga con que ya toca recordar a Blas Infante. Le tocará a usted, que vive a costa de su obra, no a los que dieron la cara en los tiempos difíciles para que no se perdiera su legado de paz y esperanza. Ojo, de paz y esperanza, no de odio y de revanchismo.