GANAMOS en
variedad. Antes había una sola canción del verano, símbolo
de la nostalgia. Ahora, como 17 Españitas y 17 Estaditos,
17.000 canciones del verano. Una canción del verano duraba
toda una vida. Ahora dura un suspiro. Ni El Koala, PER
total, puro voto cateto subvencionado y cautivo, con su
estética agropecuaria tipo Consejería de Agricultura de la
Junta de Andalucía, ha logrado que ni su opá ni su corral
primaverales sean la canción del verano. Lo que me hace
pensar en lo lejos que queda aquel tema de éxito estival,
que al escucharlo todos pensaban en el mandao del Pipi, y
que hubiera venido de perlas para este verano que está
buscando las tablas (como las oficinas de Telefónica).
Me refiero a «¿Mami, qué será lo que tiene
el negro?».
¡Qué pedazo de canción del verano, si su
autor se la hubiera guardado unos añitos! Nos hemos pasado
el verano preguntando qué será lo que tiene el negro que
llega en cayuco a las Canarias. Mami, qué será lo que
tiene el negro, que al negro se le trata como si no fuera
ilegal, como si Europa no nos hubiera llamado la atención
sobre el «papeles para todos». Al negro se le tapa para
que no se resfríe y se le lleva justo donde quiere: a la
Península, a España, el país más permisivo con la
inmigración ilegal del mundo.
La canción del verano ha sido la que nadie
canta, por políticamente incorrecta. Y porque «mami, qué
será lo que tiene el subsahariano» ni llega ni pega.
Gracias a esa canción viejorra del verano, ya sabemos lo
que tiene el negro: un pedazo de avión, pagado con nuestro
dinerito. No hay cosa que le guste más a este Gobierno que
pagarle un avión a un negro. ¿Que el moreno Kofi Annan
quiere darse un paseíto por la muralla real de Israel y
del Líbano? Pues nada, negro, mi alma, no te preocupes:
España es tan rica y sabe hacer tan bien el panoli en su
política exterior, que te convida a avión. ¿Es que la ONU
está tiesa, para que tengamos que pagarle el avión a su
baranda, cuyo nombre ha salido mezclado en asuntos de
mangoleta tan poco claros como su tez? No, España debe
acudir en socorro de la ONU porque somos los más caroxotes
de todo el concierto de naciones. Hombre, ya puestos en
montar negros en los aviones en Canarias para dejarlos
tirados como a perros, ¿qué más da montar a un negro de
más o a un negro de menos?
Este Gobierno y el partido que lo sustenta
se ganan a cada día y a pulso la Gran Cruz del Mérito
Aeronáutico. Al fondo siempre hay un avión dando vueltas.
¡Qué afición por los aviones! El descenso en picado de
Alfonso Guerra empezó por aeronáutica materia. Cuando
pidió el Mystere en la raya de Portugal para ir, como El
Camborio, a Sevilla a ver los toros. El Mystere de Guerra
no ha dejado de dar vueltas por el cielo gubernamental. Es
el avión que tantas veces, gratis total, tomó Magdalena
Álvarez, que se ganó el título de Lady Aviaco. Es el avión
que, en su más moderna versión del Falcon (Crest), tomó ZP
para ir a las rebajas de Londres, desde esta venta
postbalance que está haciendo de España.
Mira cómo don Isidoro Álvarez, el del
Cortinglés, no tira de avión privado ni convida a
aeroplano a nadie. Por eso va el Cortinglés como va de
bien, y ni te cuento Viajes El Cortinglés, en cuyos
aviones nadie se monta de gañote. El Cortinglés va bien
por eso y porque no tiene locuras autonómicas. No hay 17
cortes ingleses, sino uno solo. Ojalá España funcionara de
bien como el Cortinglés, la excepción que confirma la
regla del general desastre. A este paso, el Cortinglés
será lo único que nos quedará de Expaña, porque nunca
pedirá la independencia. Y si no estamos satisfechos, nos
devuelve nuestro dinero y no se lo gasta y derrocha como
ZP. Y porque tiene la suerte de que don Ramón Areces no
cambiara lo de «Inglés». Anda si se llamara «Español»,
¡iba a durar mucho en Cataluña y en las Vascongadas sin
que le pegaran el cerrojazo!