SON
muy conocidas las especies protegidas del
Coto de Doñana y su entorno: el flamenco, la
garza real, la yegua almonteña. Y sobre
todo, el famosísimo, cuidadísimo y
subvencionadísimo lince, que es como
Cristina Hoyos o Vázquez Consuegra, pero en
felino.
Son empero muy
poco conocidas las especies nada protegidas
del Coto. A saber: el veraneante
matalascañero, el rociero con casa en la
aldea, el conductor dominguero de Mazagón o
el comerciante y hotelero de todo este
confín marismeño.
Y como hay más
veraneantes que linces, la Junta y Medio
Ambiente están que se beben los vientos por
el lince, en cuanto minoría rarita, cual
parguelones. Y al veraneante, que es el
señor normal, que le vayan dando. Muere un
lince, y menos ponerle una esquela del
modelo 5, la Junta hace de todo. Muere, en
cambio, un muchacho en un accidente en la
estrechísima carretera A-483, y No Passssa
Nada. ¡Como hay tantos veraneantes y no
están en riesgo de extinción! ¿Cuánto nos
cuesta el lince y los que viven del cuento
del lince? ¿Cuántos biólogos hay colocados
por cada lince?
Que en la
carretera de Almonte-El Rocío-Matalascañas
el lince está mucho más protegido que el
veraneante lo confirman los datos del
presidente de la Asociación de Propietarios
de Matalascañas. Entre 2001 y 2005, en esa
carretera se han producido 143 accidentes de
coche, con 270 víctimas, de ellas 8 muertos
y 60 heridos muy graves. En el mismo
periodo, en cambio, en esa carretera sólo
murieron 3 linces. Pero, claro, para la
Junta tienen más valor las vidas de 3 linces
que las vidas de 8 señores que iban o venían
de la playa. Por eso no se hace el
solicitadísimo y más que necesario desdoble
de la carretera de Matalascañas, por no
hablar de la vía Cádiz-Huelva, las dos
únicas provincias limítrofes que no tienen
comunicación directa.
Por muchas
criaturas que se maten, por muchos
embotellamientos que haya, los humanos les
importamos un bledo a los biólogos, a los
ecologistas y a la Junta. Lo importante es
el lince. Para los linces sí van a hacer el
desdoblamiento, en forma de soterramientos
de la carretera, de pasos elevados, rotondas
y lo que haga falta. Que al lince no le
falte de ná. Con la incógnita de cada vez
que vemos el obrón costosísimo que han hecho
para poner el letrero demagógico: «Paso de
linces». ¿Y cómo sabe el jodido lince que
tiene que pasar por aquí? Aunque no quiero
decirlo muy alto, porque estos tíos son
capaces de encargar los próximos pasos de
lince en Munarco, con respiraderos de plata
y bambalinas de oro. Ya Fuensanta Coves
anunció que con el II Programa Life tienen
pensado gastarse 26 millones de euros en el
lince, desde ahora hasta 2011.
¿A cuánto nos
sale cada lince? ¿Cuántas muertes de seres
humanos se podían haber evitado entre
Almonte y la playa, invirtiendo en el
desdoble de la carretera lo que nos gastamos
en cuatro linces? Los linces son cuatro
gatos, pero muy subvencionados. Nos saldría
más barato comprarle un apartamento en
Matalascañas a cada lince y pagarles la
comida en el Mesón Gallego que gastarnos
este dineral en pasos de vertebrados y en
vertebración de soterramientos.
Los linces
deben de ser torpísimos, porque a pesar de
tantas ayudas y tantas obras, casi tós
palman, como el anuncio de yemas El Ecijano.
Dicen que el lince está en trance de
extinción. Bueno, ¿y qué, si los linces
desaparecen? ¿No desaparecieron los
dinosaurios, y no pasó nada? Hasta en el
PSOE han desaparecido los dinosaurios,
excepto Chaves, y no ha pasado nada. Si está
de Dios que el lince desaparezca, por muchos
millones que se gaste la Junta, no lo van a
conseguir. Echarles de comer a las
criaturitas es lo que tenéis que hacer, que
los linces salen a la carretera porque están
los pobres esmayaítos en un Coto descastado
de conejos en nombre de la ecología.