En
la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría
han elegido como presidenta a una señora, tocaya de la
titular: Isabel de León. El nombre de la Marquesa de Méritos
(los tiene a manojitos) se escribe Isabel de León, pero se
pronuncia Isabelita León de toda la vida. Es todo lo
contrario de una mujer cuota. Una señora importante siempre
es más valiosa que una mujer cuota. En lo cual,
contradicción barroca, la Muy Machista Sevilla es adelantada
de todas las Españas. ¿Hay alguna otra Real Academia
presidida por una señora? ¿Hay alguna otra Real Academia con
tantas señoras entre sus numerarios? En Bellas Artes de
Sevilla tienen sillón y medalla, a saber: Carmen Jiménez
Serrano, María Lourdes Cabrera Martínez, Pilar León Alonso,
María Esther Guzmán Blanco, Pilar Bilbao Iturburu, Isabel de
León Borrero, María Galiana Medina y María del Rosario
Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva.
—Eso no es Bellas Artes,
usted: eso es la Academia de las Señoras. Ahí hay más
mujeres que en la academia de Adelita Domingo...
Academia abierta a los
nuevos tiempos. No se conoce suficientemente,
verbigracia, que de Bellas Artes es María Galiana la
actriz, así que cuéntame cómo pasó a la historia la
naftalina académica. Y son numerarios elegidos
recientemente el productor de cine Antonio Pérez, el
arquitecto Gonzalo Díaz Recasens o el historiador de la
Fotografía, Miguel Angel Yáñez Polo. Punto en el cual la
impetuosa, tenaz y muy trabajadora Isabel León me puede
acusar de competencia ilícita; no me subarriendo las
ganancias con su vehemencia de signo Libra. Eso es
justamente lo que quiere hacer Isabel León en Bellas
Artes: que la Academia se conozca en Sevilla; que abra
sus salones con tesoros tan interesantes como la
colección de arte japonés del Padre García Gutiérrez S.J.,
o el capote torero firmado por Picasso; que cuente en la
vida cultural; que tenga voz y valentía para alzarla en
esta sociedad cobardona de pulso plano y comicalla de
subvenciones que está destruyendo la ciudad.
Sé que Isabel lo hará muy
bien. ¿Se acuerdan de la eficaz tenacidad de Soledad
Becerril en la alcaldía, virtuosa del sevillanísimo
jerrequejerre? Algo así será el jerrequejerre de Isabel
León en Bellas Artes. Los León son así. Igual que otros
tienen sangre de reyes en la palma de la mano, ellos
llevan sangre de artistas. Isabel León, para estar en
todo lo suyo del arte, lo tiene familiarmente
facilísimo: le basta con dejarse ir por el río abajo de
su sangre. Es sobrina bisnieta de Regla León, la Condesa
de Lebrija, la que metió media Roma y parte de la otra
media, fueraparte de toda Itálica, en su casa de la
calle Cuna. Casa que Isabel, a la muerte de su padre, el
genial Eduardo León, ha sacado de brillo y ha puesto en
regadío turístico. (Una salvedad, Isabel querida: no es
«casa-palacio», como le has puesto de mote. En Sevilla
no hay más que tres palacios: el de San Telmo, el
Arzobispal y Paco Palacios «El Pali». No le llames Casa
Palacio al prodigio romano de Tía Regla en la calle
Cuna, porque lo de Casa Palacio suena a Casa Trifón del
Porvenir...)
Isabel de León viene de
ese encaste de arte y, por si fuera poco, de Tío Rafael
de León, casi nadie en la dalia que cuidaba Sevilla y en
los ojos verdes que se miran en el río. Y tiene el
ramalazo de campo de su otro tío poeta, de Antonio de
León Manjón, del rociero y sanluqueño Toto León.
Ramalazo de campo que Isabel León, siempre en el arte,
ha aplicado a poner de cine los caseríos de El
Esparragal en la campiña y El Revuelo en la sierra. Y
con una chispa de Genialidad León que hasta ha inventado
un concepto que hay que suscribir: el patrimonio humano.
Dice Isabel León que, vale, que muy bien el patrimonio
histórico de Sevilla, y el patrimonio artístico, y el
patrimonio inmaterial. Pero que nos olvidamos del más
importante: del patrimonio humano de Sevilla. Que son
sus pintores, sus escultores, sus orfebres, sus
bordadores, sus músicos, sus letristas, sus cineastas,
sus poetas, sus novelistas, sus cantantes. Y añado: sus
toreros. No, si Isabel León va a armar una buena en la
Real Academia de las Señoras de su tocaya de Hungría.