Los 
                            políticos son el gremio que más presume de agenda. 
                            Cuando les da una pereza horrible ir a presidir 
                            algún coñazo, su visita se suspende por «problemas 
                            de agenda». Cuando no quieren reunirse con alguien 
                            para solucionar algo y prefieren dejar que el 
                            problema se arregle solo o se pudra, aducen «agenda 
                            muy sobrecargada». Pero deben de mirar poco la 
                            famosa agenda, porque suelen meter patulajes 
                            importantes en la fijación de fecha para las cosas. 
                            Sin ir más lejos, por no haberle echado antes un 
                            vistazo a la agenda, este año tendremos las 
                            elecciones municipales el 27 de mayo, que es el 
                            domingo del Rocío. Y el 18 de febrero, que es 
                            Domingo de Carnaval en toda Andalucía, pero muy 
                            especialmente en Cádiz, en Isla Cristina, en Huelva, 
                            en Trebujena o en Málaga, no se les ocurre a los 
                            carnes(tolendas) mías otra cosa que poner el 
                            referéndum del nuevo Estatuto Andaluz. Hablando de 
                            Carnaval, ¿a que vamos a volver a hacer verdad aquel 
                            popurrí que con las de un miura se cantaba contra 
                            Hermenegildo Casas, Blas Infante y los andalucistas 
                            que en la II República quisieron promover el 
                            Estatuto? Sí, el popurrí con la música del pasodoble 
                            «La Giralda», y que decía:
                          
                            Tuvo por cuna un 
                            testuz
                          
                            el Estatuto 
                            Andaluz.
                          
                            Vino de Tablada
                          
                            encerrado en un 
                            cajón,
                          
                            para presidir
                          
                            la Diputación.
                          
                            Esto de las 
                            coincidencias peligrosas de las fechas señaladitas 
                            del almanaque político no es nuevo. Cuando fijaron 
                            la fecha inaugural de la Expo del 92, la pusieron un 
                            viernes de abril. Sin tener en cuenta que ese día, 
                            sí, era viernes, pero...¡Viernes Santo! Así que los 
                            Reyes, camino de la ceremonia inaugural, se hubieran 
                            cruzado con la entrada de la Esperanza de Triana y, 
                            si se retrasaban, con la salida del Cachorro. Menos 
                            mal que un atento lector de la Agenda Deusto, don 
                            Antonio Lopera López de Priego, miró el calendario 
                            perpetuo y vio la metedura de pata...de paso de 
                            Viernes Santo. Me lo advirtió, lo escribí en este 
                            recuadro de ABC y el profesor Olivencia, ya nombrado 
                            comisario, pudo corregir el error, inmenso, error.
                          
                            Error que ahora no se 
                            subsana. Ya he dicho que esta vez sabemos por 
                            anticipado cuál va a ser la abstención en las 
                            elecciones municipales: un millón de andaluces. Que 
                            es justo el famoso millón que va al Rocío y que no 
                            podrán votar, salvo que antes de coger camino y 
                            alforjas lo hagan por correo. Y con el referéndum 
                            del Carnaval, lo mismo. Pienso en mis amigos 
                            gaditanos del coro de la Viña o del coro de Julio 
                            Pardo. Después de toda la madrugada del sábado hasta 
                            las mismas tantas en la batea cantando tangos, tras 
                            dos horitas de sueño y con la dominical cita ritual 
                            de los coros en la Plaza de la Libertad, ¿quién 
                            tiene cuerpo para ir a votar, además, una cosa tan 
                            poco apasionante como un Estatuto Andaluz hecho por 
                            Chaves como una fotocopia del catalán para cubrirles 
                            las espaldas a los catalanes socios del Gobierno? Y 
                            toda la chavalería andaluza del botellón que esa 
                            noche del sábado de Carnaval va a Cádiz para tomar 
                            la calle, ¿cómo va a estar en sus pueblos y ciudades 
                            para votar un Estatuto con el que no se juegan nada? 
                            Ni el propio Lauren Postigo que volviera lograría 
                            tocarle las narices a los andaluces de forma que, 
                            cabreados, fuesen a votar como señal de protesta 
                            contra la derecha, en vez de ir a hacer Carnaval.
                          
                            Porque ésta es otra: 
                            la fecha del domingo del Carnaval no es del todo 
                            aleatoria en el referéndum del Estatuto. Hay mucho 
                            de Carnaval en el propio Estatuto, en su 
                            elaboración, en su aprobación parlamentaria, en sus 
                            apoyos. El PP, de momento, ha dejado el viejo 
                            disfraz del 28-F, para que nadie le pueda decir que 
                            no apoyan la autonomía. Javier Arenas va ahora 
                            perfectamente disfrazado de Rafael Escuredo, le 
                            falta la peluca de rizos. En cuanto a la campaña 
                            institucional para promover el voto, María Teresa 
                            Campos es la que ahora va disfrazada de Lauren 
                            Postigo, según ha dicho Enrique de Miguel en la 
                            radio de Carlos Herrera. Me imagino que la buena de 
                            María Teresa dirá ahora como Arenas: «Andaluz, éste 
                            sí es tu referéndum, así que, porfa, ve a votar, por 
                            la salud de mi niña, aunque sea Carnaval».
                          
                            Urnas con Carnaval y 
                            Rocío. Esto sí que es Carnaval. Ésta sí que es la 
                            verdadera realidad nacional andaluza: el Carnaval, 
                            el Rocío, la Semana Santa...y que no nos compliquen 
                            la vida.