Falta
un mes, un mes justito, para el referéndum del
nuevo Estatuto Andaluz y la gente habla
mucho...
-De la Semana
Santa...
-Línea aquí para
la señora. Continuamos para bingo.
Falta un mes, y
el entusiasmo popular por la consulta es
perfectamente descriptible. Es lepero: cero
grados, ni frío ni calor. Todo tiene ya unas
vísperas inmensamente largas, menos el
referéndum. Las primeras luces de Navidad las
cuelgan ya en octubre y así de cansinas
vísperas en todas las fiestas. Pero a un mes
de sus urnas, lo desconocemos casi todo acerca
del 18-F. De refilón adelantaron ayer la
pregunta. Esta vez no va con las del beri,
como en el 28-F de 1981. Como la UCD que lo
convocó no quería que el referéndum saliera
adelante, a Pérez Llorca se le ocurrió una
pregunta que se las traía. Era como de esos
chismes que ahora se llevan para desarrollar
la actividad cerebral.
Mingote,
entonces, hizo un dibujo genial. Representaba
a un andaluz con la papeleta del referéndum en
la mano, leyendo la preguntita del hierro de
la A con las dos asas de Miura, con una cara
de perplejidad enorme. La papeleta decía:
«¿Da usted su
acuerdo a la ratificación de la iniciativa
prevista en el artículo 151 de la
Constitución, a efectos de su tramitación por
el procedimiento establecido en dicho
artículo?».
Y el andaluz
perplejo respondía con una sola palabra:
-Ojú...
La preguntita
era eso: una papeleta. De ojú. Ahora no. Ahora
parece que la pregunta la ha ordenado redactar
Antonio Santiago, el capataz de la Macarena,
que ha dicho:
-Vámonos de
frente...
Y la Junta se ha
ido de frente y por derecho, y nos pregunta:
«¿Aprueba el
proyecto de Estatuto de Autonomía para
Andalucía?».
Si Mingote
volviera a pintar el personaje andaluz
papeleta en mano, seguro que ahora le haría
decir:
-¡Ole! Hijo,
menos mal que esta vez se te entiende todo.
Y que no se
entienda. Porque con la indiferencia que hay,
lo que faltaba era una pregunta de las de
acabar con la afición, como en aquellos
entonces de 1981. La pregunta ahora se
entiende perfectamente. Lo que no se entiende
es la razón de ser de la propia reforma del
Estatuto en sí. ¿Qué necesidad había de
reformar el Estatuto, de gastarse esta
millonada en un referéndum que a los andaluces
ni nos va ni nos viene? ¿Por qué un Estatuto
nuevo, cuando la gente no conoce ni el
antiguo? El lema oficial, por eso, está muy
bien puesto. El lema es «Muy nuestro». Bien
puesto, pero incompleto: «Muy nuestro (de
nosotros los políticos que vivimos de la
autonomía)». «Muy nuestro» de La Nuestra, muy
nuestro de Canal Sur. Y con el berrinche de
que la maniobra de apoyo total de Javier
Arenas (con la que me equivoqué por cierto al
calificarla de error) no pueda dar al PSOE el
gustazo de arrinconar al PP, al modo del
Paripé de la Paz para negociar con la ETA. No
pueden disimular su frustración porque no
puedan convertir lo del 18-F en un referéndum
«muy nuestro» contra el PP, como el del 28-F
fue un referéndum contra la UCD. Ha dicho una
voz oficial de la Junta: «Los andaluces deben
dar una lección a todos esos que en esta
ocasión no se han atrevido a enfrentarse con
Andalucía pero que siguen sin quererla».
José Antonio
Gómez Marín (a quien felicito por su merecido
nombramiento como Hijo Predilecto de Huelva)
me comentaba que es lástima que la Junta no
pueda pedir directamente el voto en la campaña
institucional. Porque esta vez estaba
clarísimo que el lema podía ser como aquel
candidato de otro genial dibujo electoral de
Mingote, Gundisalvo, el que decía en los
carteles: «Vote a Gundisalvo, ¿a usted que más
le da?» Dada la general indiferencia, la Junta
debería poder sacar en el 18-F a Gundisalvo,
como la UCD sacó en el 28-F a Lauren Postigo,
y lanzar en este lema institucional:
-Vote «sí» al
Estatuto, ¿a usted qué más le da?