Clic para ir a ¡HOLA! en Internet

Ir a "¡Hola!" en Internet

El recuadro de hoy   Recuadros de días anteriores

De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3151 - 23 de diciembre del 2004                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
Clic para ir a la página principal

Página principal-Inicio


Clic

 

 

     Cubierta de "Alegatos de los Gatos", de Antonio Burgos

Alegatos de los Gatos",nuevo libro de Antonio Burgos
 
 
Portada de "Gatos sin frontera", de Antonio Burgos
Gatos sin Fronteras", nuevo libro de Antonio Burgos
Anticipo de las primeras páginas del libro
Anticipo del libro en el "Magazine" de El Mundo:Capítulo "Y Dios creó al gato" (con ilustraciones del libro)
Compra del libro por Internet-El Corte Inglés 
 
Clic para información sobre "Artículos de lujo"

"Artículos de lujo: Sevilla en cien recuadros",  de Antonio Burgos

 

"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

"JAZMINES EN EL OJAL",  de Antonio Burgos

 

Artículos anteriores en ¡HOLA!
Recuadros
EL "HOLA" COMO MEDICINA Artículos anteriores en ¡HOLA!
Acabo de descubrir algo que no han investigado en la Facultad de Ciencias de la Información, en la Facultad de Medicina o en la de Farmacia, pero que deberían hacerlo: los altos poderes terapéuticos del "¡HOLA!". Un médico o un farmacéutico podrían decir exactamente el nombre científico de este poder curativo de la revista, que expreso en términos profanos: el "¡HOLA!" es el mejor tranquilizante o calmante que todos encontramos en un momento habitual de angustia y honda preocupación o nerviosismo. Como un Valium, pero en vez de Valium 10, Valium 3149 o Valium 3150. El número de la revista que tengamos entre las manos es exactamente ese tranquilizante al que yo llamaría en el presente caso y presentación de dosis "Hola 3151", que es el ejemplar que tiene usted entre las manos.

A diferencia de otros medicamentos, este prodigioso fármaco que es el "¡HOLA!" no se vende en farmacias ni en parafarmacias, sino en los quioscos. Pero a esos efectos tranquilizantes y relajantes que acabo de descubrir que tiene no es necesario que acuda a la farmacia-quiosco, ni con receta, ya sea del seguro, ya del médico privado. El "¡HOLA!" se dispensa como prodigioso tranquilizante, y gratuitamente, en el sitio donde más se necesita: en las salas de espera de las consultas de los médicos. Los médicos lo tienen que saber, de ahí que la revista no falte sobre la mesa de ninguna sala de espera de las consultas y clínicas de toda España. Número reciente, el de esta misma semana, o número atrasado, da lo mismo: este prodigioso tranquilizante de acción inmediata no tiene fecha de caducidad como el yogur de sabores o los cartones de la leche y está desarrollando ese poder terapéutico mientras esperamos que nos reciba el médico. Esos relajantes efectos anestésicos de la revista te llegan al instante, en cuanto la tomas entre las manos en sala de espera de la consulta. Y nada te digo si ese médico, además, es tu dentista. Entonces el "¡HOLA!" es mano de santo, como de San Lucas Evangelista y de San Cosme y San Damián, patronos de los médicos.

Llegas a la consulta del dentista con el natural nerviosismo y la lógica preocupación, cuando no con el dolor de muelas quemándote. La auxiliar sanitaria del mostrador te dice que van un poco retrasados, que aunque te citaron a las 6, el odontólogo no te va a recibir lo menos hasta las 6 y media. Quiere decir que tienes media hora suplementaria de espantosa angustia, pensando en esa muela que te tienen que extraer o en ese torno chirriante que te tiene que horadar la otra para hacerte una endodoncia; o en lo otro no menos inquietante del implante... ¡Un horror! Media hora más de pánico, pensando en lo que te tienen que hacer en tu linda boca. Entonces es cuando te sientas en la sala de espera y ves las revistas que hay sobre la mesa. Publicaciones de divulgación médica, alguna revista de una obra misionera, quizá una guía de viajes a países exóticos y ciudades soñadas. Y el "¡HOLA!". Tomas, naturalmente, el "¡HOLA!". Y allí empiezas a sentir los poderes altamente terapéuticos de la revista como tranquilizante infalible. Pasas páginas y paginas que te transportan a casoplones de ensueño donde viven señoras fantásticas; te entretienes viendo cómo van los invitados a esa boda; sacas quizá el bolígrafo para ponerte a hacer los pasatiempos; recortas la receta de cocina para hacerla en casa, de lo que te ha gustado; o te detienes, quizá, en la lectura de este artículo de la sección "De rosa y oro".

Y en ello estás, o viendo la publicidad fantástica de relojes, de modas, de cosmética, y tan sumergido en la lectura andas, con la revista entre las manos, que te olvidas de la muela, de la endodoncia, de la extracción, del torno, del dentista, de su bata blanca y hasta del Colegio Oficial de Odontólogos. En un instante te has olvidado de dónde estás y a lo que vas, deslumbrado por un relajante mundo de lujo y de elegancia. Hasta el punto de que es como si te despertaran de un sueño profundo cuando llega a la sala de espera la auxiliar que te recibió en su mostrador y te dice:

-- Doña Cristina, ya puede usted pasar, que el doctor la está esperando...

La revista nos ha evitado media hora de angustia. Media hora de dejar de pensar en lo que no queremos pensar. Y si tal ocurre en la sala de espera del dentista, nada digo cuando vamos al médico que nos tiene que dar los resultados de ese análisis que nos hicieron sobre aquella cosita rarita que nos encontraron y que después gracias a Dios resulta que no es nada importante, pero que para usted se queda, ¿a que sí?, el angustioso aguardo de su turno.

Puede que, tras la lectura de este artículo, el Colegio de Médicos me denuncie por intrusismo profesional, o que lo haga el Colegio de Farmacéuticos, porque quizá usted está ahora en esa situación que describo, en la sala de espera de un médico, con la revista entre las manos, tomando la prescripción del tranquilizante de este artículo o la dosis de caballo del relajante total con el conjunto del contenido del "¡HOLA!". Aunque me denuncien por intrusismo, me alegro que estas líneas le hayan servido de Valium literario. Solamente le deseo una horita corta para ese arreglo de su boca o que los resultados de ese análisis sean tan benignos y tranquilizadores como ya verá usted que van a ser.

 

Clic


Clic para ir a ¡HOLA! en Internet Clic para ir a la portada

Indice de artículos de Antonio Burgos en "¡Hola!"

Volver a la portada de El RedCuadroClic para ir a la página principal