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Por
lo que se refiere a la lengua castellana, mejor no puede empezar
el relevo en la cúpula de la Casa de Su Majestad El Rey. No sé
si será obra de Alberto Aza, el flamante jefe de la Casa, o de
Ricardo Díez Hochtleiner, el nuevo secretario general, que han
actuado como subsaharianos (esto es, negros) a la hora de
escribir el mensaje navideño del Rey, o si se debe directamente
al cálamo regio. Más bien me inclino por la autoría de los
nuevos encargados de la fontanería oficial de La Zarzuela, que
los diplomáticos manejan muy bien el castellano, las
incorrecciones las cometen en inglés o en francés, pero en
español se expresan con mucha propiedad y lustre.
La cuestión es que andábamos
todos tratando de encontrar la palabra para describir lo que
está pasando en Galicia, y no dábamos con la tecla de Santa
Tecla. Cosa rara, a lo de la Galicia no se le puso una fecha de
almanaque, como a casi todo lo que acontece en nuestra patria.
Después del 23-F, todo es 28-0 o 11-s, y me extraña por eso
que lo de Galicia no haya sido designado como el 14-N, que fue
la fecha en que el "Prestige" rompió aguas en aguas
gallegas horas antes de alumbrar la mayor desgracia ecológica
que vieron los siglos de Valle Inclán y de Castelao. Igual que
ha habido una escalada en la asunción de responsabilidades y en
la adopción de medidas, también en la manera de nombrar la
bicha de fuel. Primero fue el accidente, después la marea
negra, más tarde la tragedia. Hasta que encontramos una hermosa
y casi onomatopéyica palabra, el ya famoso chapapote. Tomando
la parte por el todo, el chapapote pasó a designar no solamente
al fuel vertido en playas y acantilados, sino a la brea arrojada
a la cara del Gobierno por la oposición y hasta a la generosa
abnegación de los voluntarios.
Parece que antes de dar el
mensaje de fin de año el Rey se encomendó a Juan Ramón
Jiménez: "Intelijencia, dame el nombre exacto de las
cosas, que la palabra sea la cosa misma". Y, pum, de su
cálamo de escribir discursos salió la voz que mejor todo lo
describe: la calamidad. Te vas al DRAE y es que el Rey ha dado
el dardo en la diana de la palabra, vamos, que ni Fernando
Lázaro Carreter: "Calamidad: Desgracia o infortunio que
alcanza a muchas personas." Porque no quiero pensar que Su
Majestad haya empleado la voz en la segunda acepción de su
entrada en el Diccionario: "Fig. Persona incapaz, inútil o
molesta". Ahora que el Rey lo dice, caemos de golpe en la
cuenta de que contra la calamidad han estado actuando algunos
que son unos auténticos calamidades.
Sobre el "Prestige",
en El RedCuadro:
- Chapapotear
- Buscad
al gafe
- En
Muxía no hay encinas
- "Los
voluntarios"
- Sociedad
civil: aquí estoy yo
- Galicia
somos todos
- Chapoteando
chapapote
Sobre los temas de este
artículo, en Internet:
- A
marea negra do Prestige (Sitio oficial
de la Universidad de Vigo)
- Los
culpables del "Prestige": piratas griegos, mafiosos rusos y Gibraltar
(Libertad Digital)
- Galicia Solidaridade
Cómo ayudar a la lucha contra la marea negra
- Información sobre o Prestige
Del Centro de Control do Medio Mariño y Consellería de Pesca de la Xunta
- Especial:
La tragedia del "Prestige", hora a hora ( La Voz de Galicia)
- Documento- La marea negra del
'Prestige' (El Mundo)
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
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