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Cuando
yo era un joven alumno de la Escuela Oficial de Periodismo en
prácticas en ABC de Sevilla, conocía de sobra la palabra que he
puesto en el título, como la sabían los lectores sin mirar el
Diccionario. Para que no hayan de buscarla, con lo lejos que le
pilla ahora el DRAE, pongo la definición, concisa y perfecta:
"Muerte causada a la mujer por su marido". Palabra que se solía
poner de ladillo, en un breve perdido en la sección de sucesos.
Aquel breve había que resumirlo de un también corto telegrama de
la agencia Efe (Cifra entonces), y dejarlo más o menos así, en
lenguaje de la época: "Uxoricidio.- La Guardia Civil ha detenido
en El Perelló (Tarragona) al súbdito rumano de 30 años, A. N.,
después de que apuñalara mortalmente a su mujer, por causas que
se desconocen".
Este ejemplo que he puesto no me lo he
inventado. Es un ejercicio con fuego real de un hecho ocurrido
ayer. La cuarta mujer víctima de un uxoricidio en esta misma
semana. Si este suceso no se hubiera producido ahora, sino en
los entonces que evoco, para saber las circunstancias del
execrable crimen quizá tendría usted que esperar a leer en "El
Caso" la crónica de la difunta Margarita Landi. Hoy no. A esta
hora, usted sabrá absolutamente todos los detalles y
circunstancias sobre este crimen, habrá visto en televisión
hasta la sangre sobre un suelo de terrazo. Crimen que me
apresuro a decir, para que no quepa la menor duda, que soy el
primero en condenar, tras unirme a la general preocupación por
esta ola de violencia criminal contra las mujeres, que tiene
unas causas muy distintas a las que han dicho los señores de la
mitra, que de momento son todos solteros.
Me lo vengo preguntando hace mucho tiempo y lo
formulo ahora como una duda en voz alta: ¿no habrá tanta
violencia contra las mujeres y tantas pobres esposas muertas a
manos de sus maridos por el propio altavoz que la sociedad da a
estos malos tratos? ¿No habrá muchos a los que la noticia del
telediario les dará idea de lo que pueden hacer con esa pobre
mujer a la que tienen hecha una mártir con sus malos tratos de
palabra y de obras, hasta convertir en sangre sus deseos de
muerte?
Siempre se dijo por las redacciones y las
escuelas de Periodismo que las noticias de suicidios tenían un
efecto multiplicador sobre los que estaban pensando en quitarse
la vida, que se tiraban desde el Viaducto o desde la Giralda en
cuanto veían que otro lo había hecho. Les había dado la idea.
Antes había, y quizá todavía haya, periódicos que por esta causa
no publican suicidios. En nuestro loable afán informativo por
terminar con la violencia doméstica, con el machismo criminal,
¿no les estaremos dando ideas a muchos uxoricidas? Cada vez que
veo por televisión la prolija ampliación de una noticia como la
de El Perelló de ayer, pienso en los miles de mujeres que la
oirán aterrorizadas, sabedoras de que a su marido, con lo
violento que es cuando viene borracho, lo único que le falta es
que le den ideas desde el telediario...
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