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Estamos
conociendo los programas electorales por fascículos. Sólo nos
falta recortar el cupón del periódico para que el quiosquero nos
entregue el fascículo 7 del coleccionable de la política
económica del PSOE, que es donde tienen que hocicar ante el
déficit cero Zapatero; o el 8 de la política internacional del
PP, que es donde dicen que el año que viene, por las Pascuas, si
ganan, le mandan dos pavos en vez de uno a Bush y otro pavo más
el día de Acción de Gracias. En la
campaña fascicular, Rajoy ha presentado su programa en materia
de seguridad vial, vulgo Tráfico. Va a poner el carné de
conducir por puntos. Me suena a esos concursos donde mandas las
tapaderas del yogur de mijitas y te toca un viaje a Cancún.
Falta hace. Cuatro mil muertos anuales en la carretera son
muchos muertos. Terrible. Eso equivale a cuatro etas, si tomamos
el "eta" como unidad de medida de la muerte: el "eta" equivale a
mil muertes injustas e injustificables.
Siendo tan serios estos asuntos, Rajoy se ha
puesto a los pies de los caballos. Me ha dejado perplejo. Tras
anunciar que se les va a caer el pelo a los conductores
borrachos, y a los temerarios, y a los que no respeten las
normas, y poniéndose a sí mismo como ejemplo, ha dicho: «He
tenido tres accidentes en mi vida, estoy aquí gracias a Dios y
puedo asegurar que si hubiera sabido algunas de las cosas que
hoy les he dicho no hubiera tenido ninguno de los tres».
Aclárelo urgentemente, señor Rajoy, antes que los de la
competencia tomen el rábano de la seguridad vial por las hojas
del parte no amistoso de los tres accidentes. No han quedado
nada claros esos tres accidentes de Rajoy, que no hubieran
existido con sus futuras normas. ¿Es que Rajoy iba conduciendo
con una tajada como un piano y se pegó el tortazo? ¿Es que iba
de sustancias tóxicas hasta la corcha y llevaba una euforia tal
que se creía Fitipaldi? ¿Es que se dedica a saltarse las rayas
continuas y los límites de velocidad como se salta los
riachuelos de la vaciante de la marea (negra) en las playas de
su Galicia natal? Está muy bien que los políticos den esta
imagen cercana de señores como usted y como yo, con nuestros
mismas preocupaciones, que hablen la hipoteca del piso que les
queda por pagar, de los problemas del colegio de los niños, o
del precio del billete del metro y del cartón de leche. Por
saberse las tarifas del Metro se ganó Letizia Ortiz su
popularidad populista. Pero con su cante por Perlita de Huelva
de "precaución, amigo conductor", Rajoy se la está jugando. Verá
usted como Zapatero lo meta en la tintorería "Lo Blanco, Negro"
y diga que Rajoy tuvo los tres accidentes porque iba puestecito...
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