ue
levante el dedo el pueblo, ciudad o villa de Andalucía donde no
se haya celebrado un pregón de Carnaval. Con decir que ya hay
casi tantos pregones de Carnaval como de Semana Santa creo que
está dicho todo. El IPC ha pegado un subidón tremendo en los
últimos años...-- Gracias a Chaves.
--Naturalmente que gracias a Chaves, ¿gracias
a quién iba a ser, si no?
-- Anda que no tiene usted horas de Canal Sur
en el cuerpo como para decir eso así del tirón, que todo se lo
debemos a Chaves.
-- Y lo que no le debemos a Chaves es porque
se lo debemos directamente a Zarrías.
-- ¿Usted qué está hoy, de cachondeo?
-- No, de Carnaval. Si en Carnaval se hace
justamente lo contrario que en el resto del año, para mí
Carnaval es decir que Chaves es el mejor de los nacidos, y que
Carod viene poco por Andalucía, que debería venir más, y que lo
deberíamos hacer hermano de honor de unas cuantas cofradías, y
llevarlo a hacer el camino del Rocío para cogerlo en el río
Quema y en vez de bautizarlo, darle una ajogaílla,
ajiiiiiiiiiiin.
Que venía diciendo que el IPC que sube, como
saben, no es el Indice de Precios al Consumo: el verdadero IPC
es el Indice de Pregones de Carnaval, que asciendo como la
espuma o como los globos de gas que se les escapan a los niños
chicos el domingo de Ramos por la tarde, cuando La Estrella
viene por el puente. Todo artista que se precie ha dado o va a
dar su pregón de Carnaval. Hay que reconocer que no existe en la
especialidad la endogamia de la Semana Santa, que se
retroalimenta de pregoneros de ellos con ellos. Mientras los
pregones de Semana Santa son un honor, los de Carnaval suelen
ser un mangazo importante, trincando. Hay pregones de medio
kilo, de kilo e incluso de dos kilos, contados en pesetas.
Antiguas pesetas por descontado. Aquellas antiguas pesetas que
tanto en cualquier pueblo dieron que hablar a todo el que se
sube a pregonar un Carnaval.
Hasta La Pantoja ha dado su pregón de
Carnaval. Su segundo pregón de Carnaval. El primero lo dio en
una ciudad donde eso del Carnaval es algo tan serio que por eso
mismo no habré de citar su nombre. Un mal paso cualquiera da en
la vida, hasta en la designación de pregonera de Carnaval. En el
pregón que ha dado ahora la Pantoja, ha hecho lo que suelen
todos los oradores de ocasión en estos casos: invitar al
desenfreno, a la bacanal, a beber, a divertirse, a fumarse la
guía telefónica si hace falta, a saltarse las normas
establecidas. Ese misma invitación la he oído de Levante a
Poniente, en boca de artistas profesionales y en boca de
comparsistas creadores de Carnavales populares. Suele ser el
mensaje del pregón de Carnaval al uso, porque lo peor de los
pregones son los mensajes. Y es lo que me sorprende, que en esta
sociedad que ha perdido todo sentido del bien y del mal, de lo
ético y de lo inmoral, de lo licito y de lo ilícito, se hagan
esas invitaciones a la transgresión, acartonadas, desde dentro
del propio orden que se ha roto. ¿A qué están invitando? ¿Al
Carnaval o a un fin de semana cualquiera en cualquiera de
nuestros pueblos y ciudades? Eso de mandar a tomar vientos a las
normas, de beberse estanques de Escocia , de fumarse Kenitra
entera y de tragarse el diseño de todos los laboratorios de
Holanda, de imponer el caos sobre el orden. ¿no es acaso lo que
ocurre durante todos los fines de semana de todo el año en todas
nuestras ciudades? ¿Que dice usted entonces que sobra el
Carnaval? En muchos sitios, evidentemente. Para simplemente
llenar las calles de borrachos y de fumetas con cargo al
presupuesto municipal no hace falta ninguna el Carnaval. El
Carnaval es algo mucho más serio.