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 Antonio Burgos
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El Mundo de Andalucía,  sábado 13 de marzo del 2004

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ANTONIO BURGOS | PUNTAS DEL DIAMANTE


Bandera de España

Madrid, del 28-F al 11-M

Ilustración de Idígoras y Pachi
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Los almanaques se nos van llenando de fechas negras, para recordarlas y no olvidarlas. Una letra y un número pasan a ser símbolos de un horror que quisiéramos que no hubiera ocurrido. Por decirlo en palabra-símbolo de este nuevo día negro, una infamia. A nadie hay que explicar qué año fue y qué ocurrió el 11-S. O el 23-F. También hay otras fechas en los almanaques colectivos que representan lo contrario, los misterios gozosos de la Historia. A ningún andaluz hay que explicar qué ocurrió el 4-D o el 28-F.

En el almanaque perpetuo de gozos y sombras, ahora, el 11-M. Con M de Madrid y 11 de Torres Gemelas. En unas horas, esta M de Madrid del 11-M ha sido como el reverso de la vieja moneda andaluza del 4-D y del 28-F. Madrid ha dejado de aparecer ante los andaluces como culpable y se nos ha presentado trágicamente como víctima. En aquel 4-D o en aquel 28-F, Madrid nos fue presentado como el gran culpable de todo lo malo que le ocurría a Andalucía. De nuestro atraso, de la postración de nuestra agricultura, de lo que entonces era nuestro problema de inmigración, de las carencias sanitarias y educativas, de la falta de industrialización, de la utilización folklorizante de nuestros símbolos culturales, de todo tenía la culpa Madrid. No los gobiernos de Madrid, no los grupos de presión radicados en Madrid, no los intereses económicos manejados desde Madrid, no: Madrid propiamente dicho era el culpable. Y no sólo entonces, en el 4-D y en el 28-F. Ahora también. Madrid es palabra que no se les cae de la boca a los dirigentes de la Junta en cuanto buscan su habitual campo de confrontación, para usar el ente autonómico como partido de la oposición al gobierno central. Hasta en el fútbol. De lo mal que vayan los equipos andaluces siempre tiene la culpa Madrid. El Real Madrid.

Y en esta otra cara de la vieja moneda del agravio comparativo, ahora hemos conocido, sangre, muerte, dolor y también solidaridad y entrega, al Madrid real. Que no es el Madrid de los Ministerios ni de la Moncloa, de las sedes de los partidos ni de las presidencias de los bancos. Es el Madrid de los inmigrantes del corredor del Henares, el Madrid de los trabajadores que tienen que levantarse a las seis de la mañana en el cinturón industrial, el Madrid de los nietos de los emigrantes andaluces de Vallecas y de Coslada que acuden cada mañana al instituto. Ese Madrid verdadero ha sido golpeado por la muerte, ha resistido como el símbolo de España que sabe ser en los momentos históricos. Por una vez, los andaluces no vemos a Madrid como culpable, sino como víctima. Más o menos como nosotros mismos.

Elogio de Chaves

Igual que otras veces lo criticamos, esta vez no nos duelen prendas en elogiar a Chaves por su bote pronto del 11-M. Esta vez no hubo silencio de Chaves, ni aun en las horas duras del comienzo de la tragedia, cuando el impresentable de Carod, el socio de sus correligionarios en Cataluña, acababa de insistir en que alguien con autoridad tiene que sentarse a dialogar... con los que acababan de poner las bombas en los trenes. Chaves habló, como máximo representante del Estado que es en Andalucía, cosa que a menudo se olvida y que incluso creemos que él mismo no tiene a veces en cuenta, o al menos, con algunos de sus actos, no la hace valer en su suprema significación constitucional. E inmediatamente, Chaves reunió en San Telmo a las fuerzas políticas y a los llamados agentes sociales, en defensa de una vieja palabra preciosa y amada, siempre en peligro desde 1812 a la fecha, que pronunció allí Teófila Martínez con acento gaditano: "Libertad".

Fin de la campaña

Ante tanta muerte, ante tanto dolor, ante tantos ejemplos de solidaridad civil o de caridad cristiana como hemos visto en Madrid, queda un consuelo. Los partidos, unánimemente, decidieron dar por acabada la campaña electoral. Y nadie, absolutamente nadie, ha echado en falta los mítines que se quedaron por celebrar. Lo cual, cuando pase toda esta tragedia y queden detenidos y juzgados sus culpables, dará para replantearse muchas cosas. ¿No estamos haciendo unas campañas electorales demasiado largas, demasiado costosas, demasiado inútiles? ¿No se monta acaso todo el aparato de los líderes en ruta, de los mítines, de los polideportivos y de los auditorios pensando únicamente en el "minuto de oro" del telediario de las 9 de la noche en TVE? ¿No es todo un circo que poco influye, o nada, en la intención de voto y, lo que es peor, en los porcentajes de participación electoral y en la lucha con el incivil abstencionismo? Mañana hacia las 8 de la tarde tendremos un primer avance de la respuesta fiable a estas cuestiones. Quizá mañana se produzca el "efecto 11-M" sobre las urnas del 14-M y tengamos una de las mayores participaciones electorales de toda la historia de la democracia española. Mañana puede ocurrir algo semejante a lo que hubiese ocurrido el 23-F y si hubiese habido elecciones tres días más tarde de aquel ataque frontal a la democracia y a las libertades.

Reconversión naval

Muchas cosas fueron suspendidas en Andalucía el 11-M: conciertos, actos culturales, conferencias, hasta cultos cofradieros. Cerraron los cines y los teatros. Sin que nadie los convocara, los andaluces se echaron a la calle como en las ocasiones históricas. Y hubo un gesto que merece ser destacado, y nos reconcilia con muchas manifestaciones salvajes, muchas roturas incívicas de farolas, mucha violencia irracional. Los trabajadores de los Astilleros de Izar, que tenían programada protesta, hicieron la "reconversión naval" de dirigirla contra el terrorismo, en una huelga de tirachinas caídos, sin tornillazos.

Soto, Alfonso y la selva

Alfonso el del Betis venía de la selva. De "La selva de los famosos" de Antena 3. De acompañar a su amigo José Manuel Soto, que apareció allí vestido bien de Cocodrilo Dundee por sevillanas, bien de Capitán Tapioca, bien de versión safari del atuendo de los madrileños en la Candelaria del Rocío de Triana. Alfonso pernoctó en Madrid terminado el programa donde Soto quedó tercero a pesar de ir perfectamente ataviado con uniforme de Miguel de la Quadra Salcedo, y se creyó que la salva había terminado. Se levantó temprano para coger el Ave de las 7 de la mañana y estar en el entrenamiento. Y no sabía Alfonso que se dejaba atrás, por pocos minutos, en Atocha, la verdadera selva de los famosos. La selva de los famosos asesinos del terrorismo. Ni más ni menos que el regreso a la selva, a la selva inhumana del asesinato colectivo.

Canales inédito

"Andalucía, la que divierte", cantaba Pepe Suero. Los hechos siguen dando el cante. De los tres finalistas del citado rebujito de famosos, dos andaluces, el 66 por ciento, el mentado Soto y Canales Rivera. Más que de Canales, se cumplió el triste sino de los Rivera. Para una vez que gana usted un concurso de televisión, torero, que le puede poner en dinero y en fama, al día siguiente se produce la mayor y más terrible masacre terrorista de la historia española. ¿Quién habla de Canales en esta hora, que España, como diría la copla de Rafael de León, "llora a canales". Lo malo es que se han quedado inéditas sus ideas sobre la participación en el concurso, tan válidas: "Esta va a ser una magnífica forma para incidir a través de la televisión en el mundo taurino y reivindicar la profesión, más allá de estereotipos arcaicos. El mundo de los toros tiene que evolucionar y los profesionales, respetando las tradiciones pero no anclándonos en ellas, debemos abrirnos a la sociedad para que el mundo de los toros sume y no reste. Debemos de romper con la imagen de que a los que nos gustan los toros en plena sociedad del siglo XXI somos unos antiguos o gente rara. Debemos mostrar que somos personas con una vocación pasional y nos volcamos en ella en cuerpo y alma".

Antonio Bertomeu

El delegado del Gobierno en Andalucía informaba de los preparativos de la manifestaciones de anoche y detrás, con el gesto más serio que nunca, aparecía en la imagen el jefe superior de Policía, Antonio Bertomeu. No tienen que explicarnos ese gesto de preocupación. Como ya se ha anunciado, Bertomeu cesa dentro de unos días en su mando policial andaluz y se marcha a Madrid, en comisión de servicio como máximo responsable de seguridad de Renfe. Los que conocemos el inmenso corazón de este gran policía al servicio de la democracia y de las libertades nos imaginamos todo lo que Antonio Bertomeu, más que nadie, estaba sintiendo al conocer los detalles de la masacre contra los viajeros de Renfe.


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