Sevilla. S. C.
Antonio Burgos piensa que recibir el
premio «Mariano de Cavia» es «como que se le abra a uno
la Puerta del Príncipe del periodismo». Nunca faltan en el
discurso de este gran columnista las imágenes de Sevilla,
ciudad sobre la que ha compuesto innumerables artículos,
aunque fue Cádiz el motivo de inspiración al escribir el
trabajo premiado.
--¿Qué significa para
usted el premio «Mariano de Cavia»?
--Es como que se le abra a
uno la Puerta del Príncipe del periodismo, y nunca mejor
dicho lo del Príncipe que, en este caso, en que me ha
valido el premio un artículo sobre la mañana en la que el Juan
Sebastián Elcano llenó de velas blancas, como en un
tango viñero, la Alameda de Cádiz
--Usted, que es sevillano,
¿por qué escribe tanto de Cádiz?
--Porque creo, con
Fernando Villalón, que el mundo se divide en dos grandes
partes: Sevilla y Cádiz. Son ciudades complementarias.
Sevilla es el campo, Cádiz la mar; Sevilla es el Barroco,
Cádiz el Romanticismo; Sevilla es el dominio de la nobleza,
Cádiz el lugar donde la burguesía inventa las libertades.
La historia de Andalucía es como una película cuyos rollos
los hubiera mandado un distribuidor loco a dos cines: tienes
que ir a Sevilla y tienes que ir a Cádiz para ver la
película completa. El artículo recoge este mundo mío
gaditano, de las «habaneras» y del ensueño de todo lo que
le falta a Sevilla, ya que, en palabras de Rafael Alberti,
suelo llamar Cádiz «a todo lo dichoso. Este pasado
Carnaval, donde la soberanía popular de Cádiz me hizo
pregonero, les prometí a mis queridos viñeros: «Si algún
día me toca el "gordo", diré que lo he comprado
en Cádiz.» No he tenido que mentir. Las papeletas del
«gordo» del «Cavia» las llevaba el Juan Sebastián
Elcano en sus velas...
--Y Sevilla, ¿qué es para
usted?
--Ojú... Vamos andar con
tiento, mi querido amigo. En esta hora siento no tener a mi
lado a la zapaterita que la tarde que me eligieron
académico me dijo: «Ea, hijo mío, pues ahora, unos
poquitos de enemigos más... » Espero que Isabel, mi mujer,
que es la que de verdad, como dicen las malas lenguas
sevillanas, escribe el recuadro, me supla el temple
necesario para seguir sabiendo hacerme perdonar el éxito
todos los días.
--Pero Sevilla es para usted un mundo...
--No un mundo: es el
mundo. Todos tenemos una relación sadomasoquista con
Sevilla. De todo esto es un símbolo, si usted me apura, que
a uno, que se ha pasado la vida entera escribiendo de
Sevilla, le den el «Cavia» por un artículo sobre...
Cádiz. Sevilla es para mí el reflejo del mundo, el
universo que trato de contar en las crónicas.
--Aquí tenemos la
costumbre de cargar la suerte en la palabra. Uno sabe que
pertenece a una tradición literaria y periodística, que la
continúa. No hay más que dejarse llevar. Por no salirnos
de los «Cavia» uno hace, malamente, lo que en su día
hicieron como los ángeles otros «Cavias» sevillanos, como
don Manuel Halcón, como Manuel Chaves Nogales o como José
Andrés Vázquez, de quien me siento tan cercano en el
periodismo y en el andalucismo y ahora, encima, en el
«Cavia».
Mire usted --añade Burgos--, ¿sabe usted
lo que más me satisface de todo esto del «Cavia»? Pues
que, de algún modo, se reconozca en la pluma de este
guardia que suscribe la labor de la Redacción sevillana de
ABC. Indudablemente, la columna, que era columna de
Hércules cuando sólo salía en Sevilla, se ha hecho... Iba
a decir «a nivel» pero don Fernando Lázaro me va a
reñir. Vamos, que se ha hecho nacional. Sin que se enteren
los enemigos, que Sevilla es un pueblo y luego todo se sabe,
le añadiré que me ha causado especial satisfacción que el
artículo premiado tratara sobre S. A. R. el Príncipe de
Asturias, en un símbolo de lo que habrá de ser la
democracia bajo la continuidad y supremo arbitraje de la
Corona.Antonio
BURGOS
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TEXTO
DEL ARTÍCULO PREMIO CAVIA: "HABANERA GADITANA PARA UN
PRÍNCIPE"
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