CLIC
AQUI PARA VER EL LIBRETO DEL CARNAVAL EN INTERNET
OPINIÓN
El tío de las habaneras (2ª parte) por ANTONIO MARTÍN
EL niño de ese buen señor Burgos de Sevilla, que hizo la guerra con El Goma, ese taxista gaditano que le enseñó a cantar tangos en el frente y que luego lo trajo a Cádiz en Carnavales (al padre), para que nos lo engargolara (al hijo) para toda la vida, ese niño, que ya no es tan niño, que ya es un tío (el de las habaneras) hecho y derecho y de pelo en pecho y en los berberechos, como las cuerdas de la guitarra de El Pacoli, gaditano de El Arenal y sevillano de La Viña, el que se hizo escritor, periodista, conferenciante y amante, al igual que El Lolo de Cái, de todo lo que huele a Cádiz, incluida la «sopatomate» de Baro, a base de oír tangos en La Bombilla y asistir a los ensayos de las comparsas de Martín en el horno San Miguel y en el Torreón de Puerta Tierra, el que luego inventara el «tangofax» para cantarle al Carmen a la maqueta de Cádiz, a Pemán, a La Caleta, a la plata del Faro y al «guatiné» de la bata de las «marías» de la Viña, pregonero «ilegal» y «oficial» de toda la vida del Carnaval de sus amores, descubridor del mármol de Carrara, la caoba de Brasil y la rebotica de la calle San Félix, amigo que fue y admirador de Paco Alba o y Fletilla y actualmente de Enrique Villegas y del arriba firmante, el que se sigue muriendo con las puestas de los de La Caleta, ese embajador gaditano por excelencia, Antonio Burgos, diga lo que diga la putísima de doña Cuaresma, ha vuelto a poner el dedo en la llaga trimilenaria de este Cádiz suyo y nuestro de sus alegrías y nuestras penas. Y Reloj, no marques las horas porque Mirando al mar soñé que cuando más felices se las prometían nuestros ediles con al entrega del Premio Cádiz (que a coño de no sé qué méritos le ha correspondido a este «sevillano-gaditano») en la gran final del Falla, por otra parte tan adulterada con tanto potingue y protocolo extraño en los últimos años, se dice, se cuenta que a sugerencia de El Lolo de Cái y por los propios sentimientos del periodista galardonado, éste, en charla mantenida con Enrique García-Agulló, teniente de alcalde delegado municipal de Turismo, ha hecho saber que si la comisión municipal de gobierno, la Delegación de Turismo, el jurado del Premio «Cádiz», Cádiz y todos los premios tienen todo su respeto, no menos respeto le merece el mundo del Carnaval. «El Carnaval para quien lo trabajó» (esto no lo ha dicho pero yo sé que lo piensa). Lo que sí ha dicho una gran señora, de la que doy fe (como Linares) es la que más lo admira y lo quiere en el mundo: «Sería como mezclar cabrillas con caracoles». Resultando: el concejal en cuestión rectifica lo que sin duda hubiese sido un gran patazo (otro más), se elije otro marco para el evento, la final del Falla queda para las agrupaciones (es un decir), y aquí no ha pasado nada (toquemos madera) gracias a la sugerencia de El Lolo de Cái, al sentido común, porqué no decirlo, aunque tardío de Enrique García-Agulló y a los propios sentimientos y ese gran cariño que Antonio Burgos profesa a la buena gente del Carnaval. Toda esa buena gente, querido Antonio, que desde ya aplauden tu postura tan gaditana y que seguro van a necesitar otros tres mil años para darte las gracias. Yo no voy a esperar tanto: ¡Ole tus cojones! .
Publicado en "Diario de Cádiz", domingo 31 de enero de 1999
(c) 1999 Diario de Cádiz