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Sevilla
vive siempre de recuerdos del pasado. No sólo del pasado de
los Siglos de Oro, Puerto y Puerta de las Indias. O del pasado
de la Edad de Plata de entreguerras, con la
Generación del 27 haciendo el paseíllo en el ruedo del Ateneo,
con Ignacio Sánchez Mejías pidiendo
la llave de la puerta de la Historia para un cartel del arte
compuesto por Lorca, Alberti y Guillén. Los sueños del pasado
llegan hasta lo más reciente. El pasado siempre empieza aquí
ayer por la mañana, y la ciudad atesora los recuerdos de la
Expo del 92 como un sueño, otro más, de grandeza perdida.
Siempre queremos volver a ser lo que fuimos, o por lo menos como
estaba, Virgen
de la Macarena.
Digo esto por el emperramiento en sacar adelante Isla
Mágica. Al culto al pasado esplendoroso de la Expo se le puso
el nombre de Isla Mágica. Una locura en recuerdo de otra
locura. Fagamos una Isla Mágica tal que los siglos venideros
nos tomen por tontos. Isla Mágica se pensó como la espuela de
la Expo, última copa de enajenación colectiva pensando en el
futuro para olvidarnos del presente de esta ciudad cada vez más
zafia y acatetatada, por mucha modernez que le echen, donde todo
es gran superficie, mesón serrano y bodegón sanluqueño, y
donde vivimos de la sevillanía
de exportación.
El sábado abre otra vez Isla Mágica. ¿Ah, pero estaba
cerrada? Y va a ser un gran negocio, como siempre nos dicen.
Nunca comprendí esto de hacer un Parque Temático al lado de
una ciudad convertida en Parque Temático de sí misma. A la
gente que viene buscando Sevilla hay quien está empeñado en
meterla en un Port Aventura cutre o en una Disneylandia de
Tercera. Y tiene que ser un negocio para algunos lo de Isla
Mágica, cuando a aquello no le han cortado la cabeza. La cabeza
del dragón que ahora dicen que contará sus secretos en el cine
panorámico del Pabellón de España.
Pintan perros con longanizas para Isla Mágica porque las
pérdidas se van reduciendo. Según las cifras que facilitan,
calculo que podrá dar beneficios... cuando la cierren. De los
3.000 millones de perdidas hace dos años se ha pasado a sólo
800 millones el año pasado. Lo más curioso es que se
recibieron 848.000 visitantes y se produjeron estos 800 millones
de pérdidas. Las cifras cuadran perfectamente: cada visitante
originó una pérdida de 943 pesetas.
-- Vamos, como si en vez de cobrarle la entrada, le dieran un
billete de mil pesetas a cada visitante...
Exactamente así. O entiendo poco de economía, o la gente
cobra por ir a visitar el empecinamiento de unos señores en
seguir dale que te pego con el reloj parado de la Expo. De otra
forma no me explico esas pérdidas. Con estos números, no me
explico que este año esperen ganar 500 millones de pesetas. Uno
de los negocios redondos más cuadrados del mundo, porque para
ganar 500 millones, las Cajas de Ahorro han tenido que
desembolsar 2.000 millones e invertir 1.400 millones para esta
temporada, entre otras cosas para esa tontería de la peliculita
del "Secreto del Dragón". ¿Cómo va a ir la gente a
ver el Dragón de Isla Mágica? No se acaban de enterar que la
gente viene a Sevilla no para ver el Dragón de Isla Mágica,
sino el Lagarto de la Catedral.
Lo único que se me ocurre es que Isla Mágica la administren
los canónigos. Entonces sí que iba a dejar dinero...
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