|   | 
                Estaban
                los tres en el salón de columnas del Palacio de la Moncloa,
                para que les echaran la foto, tras firmar el pacto de las
                pensiones: Cuevas, Aznar y Fidalgo. Y no era un trío, era una
                escalera de alturas, con ese pedazo de cuerpo de Fidalgo. Era
                como poner a uno de la Liga ACB al lado de la cuadrilla de Los
                Enanitos Toreros. De un Fidalgo salen por lo menos dos José
                María Cuevas. Seguro que Juana
                Goyguro, mi calentera del Arco del Postigo de
                Sevilla, la proveedora de masa frita de la Real Casa, cuando vio
                en el telediario al secretario general de Comisiones Obreras,
                exclamó:
                 -- Hijo, qué cuerpo para descargar sacos de cemento en el
                muelle... 
                Ese cuerpo es un agravio comparativo en la España de los
                bajitos. Serán los altos intereses de la clase trabajadora.
                Comisiones, con ese secretario, se puede permitir el lujo de
                mirar a la patronal por encima del hombro. Pero muy por encima
                del hombro. Qué complejo de bajito debería de tener Cuevas al
                lado de Fidalgo. Aznar, ¿usted no ve?, Aznar es otra cosa,
                disimula más. Aznar le llega a Fidalgo al hombro, y así cada
                cual está en lo suyo: en el acuerdo social, el Gobierno mete la
                cabeza y Comisiones mete el hombro. Pero es que Cuevas no le
                llega a Fidalgo ni al alfiler de la corbata. Me imagino que por
                eso no ha firmado Cándido Méndez el acuerdo. No por lo que se
                dice de la UGT como correa de transmisión, a estas alturas del
                partido, del partido de Zapatero. Yo creo que Cándido Méndez
                no ha ido a la Moncloa a firmar para no coger complejo de
                bajito, como lo hemos cogido todos los bajitos españoles con
                este secretario general. ¿Es que acaso en Comisiones Obreras
                los eligís ahora por metros, queridos Antonio Gutiérrez y
                Eduardo Saborido? 
                Yo le tenía antes, desde los tiempos de la lucha contra la
                dictadura, muchas simpatías a Comisiones Obreras. Por
                ideología sindical y por solidaridad de cuerpo. Por bajito. En
                la España de los bajitos, la transición sindical nos la hizo
                un señor bajito, como Marcelino Camacho. Los encarcelados del
                Proceso 1001 eran un equipo para jugar al fulbito en el patio de
                Carabanchel, no para el baloncesto. Pero ahora, me dan un
                complejo de bajito las Comisiones Obreras... Será que ahora se
                necesitan líderes para que les marquen canastas triples a la
                Patronal y al Gobierno. O será que hay que empezar a preparar
                el futuro, a construir una España a la altura de Su Alteza El
                Príncipe de Asturias. El único que hoy por hoy da la talla
                frente a S.A.R. y le puede hablar de tú a tú a Don Felipe es
                don José María Fidalgo. Sí que ha elevado a la clase
                trabajadora. Tanto, que yo pasearía a Fidalgo por la Unión
                Europea, para que nos quitemos la mala fama continental de que
                los españoles somos unos señores morenos, bajitos y con cara
                de mala leche porque creemos que hemos fornicado poco. Pero
                sobre todo, bajitos. 
                Hemeroteca de
                artículos en la web de El Mundo   
                Biografía de Antonio Burgos   
 Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés 
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -  
                  
                 
                  |