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La
Caja siempre tira al Monte, porque se cree que todo el monte es
orégano. Aunque a algunos, con el nombrecito dichoso que le han
puesto, no nos entra el cuerpo en Caja. En la confusión de la
fusión de las dos cajas sevillanas ha habido un gran perdedor.
No han sido ni Beneroso ni Benjumea, ese Benjumea de izquierdas
que para ser menos Benjumea y que su nombre no sepa al esplendor
en la yerba productiva de Abengoa, se pone por delante el
igualitario López. Es un López que ha venido ejerciendo de
Benjumea, pero López al fin y al cabo en la Andalucía de los
Lópeces. Decía que el gran perdedor de la rebullasca de la
fusión no ha sido ninguna de las dos B del bueno, bonito y
barato de la unión hace la fuerza, manque a la fuerza ahorquen
los paracaídas de oro y los contratos blindados, eso sí que es
un blindaje y no el de los carros de las máquinas de escribir
de la Brunete Mediática. El gran perdedor no ha sido Chaves, ni
Esperanza Alvarez, ni Pacheco, ni Ortega, ni nadie. El gran
perdedor ha sido, como siempre, el rigor de la Historia.
¡Vaya nombrecito! Alcaja. Lo peor es la persistencia en el
error del tópico, que dicen que se lo ponen "para destacar
las raíces históricas de Andalucía". Por lo de Al
Andalus, ¿captan el matiz? De momento, si es por Al Andalus, el
nombre de Alcaja le pegaría mucho más a la Caja de Almería,
que sí que es una Alcaja con todos sus avíos, la llamen como
la quieran llamar, como a la oscura golondrina de la copla, en
la esquina del artículo 143 del 28-F. Almería estaba más en
los centros geográficos del magma histórico de Al Andalus que
Sevilla, Huelva o que Jerez. El error histórico, agravado por
el manoseo del tópico de la morancanía de nuestras raíces, es
pensar que Al Andalus coincidía exactamente con las lindes de
la Andalucía que diseñó con el tiralíneas de la
"Gaceta" mi colombroño gaditano Javier de Burgos en
1833. Y no, miren ustedes: Al Andalus incluía el Argarve e
incluía Murcia, y seguía para arriba, hacia Brazatortas y toda
esa parte manchega donde nacen los poetas cordobeses. En la
antología de poetas de Al Andalus de don Emilio García Gómez,
las más bellas gacelas y qasidas son de poetas murcianos o
portugueses de la parte de Vila Real de Santo Antonio, como las
toallas.
Una vez más, caemos en el error que Alfonso Canales
insistió en corregir: que en la Historia de Andalucía no es
moro todo lo que reluce. Puestos a exaltar raíces, ¿por qué
no Cajatrajano, y reivindicábamos nuestra romanización, que es
la verdadera madre de nuestro cordero cultural? ¿Por qué no un
nombre que evoque la Andalucía de los Siglos de Oro, de
Velázquez y de Góngora, o la Andalucía de San Isidoro? O al
mismo San Fernando, que se hartó de conquistar tierras sólo
para que Beneroso y López pusieran una sucursal, y miren cómo
me lo quitan de enmedio y encima entregan la llave de la caja al
moro.
Alcaja puede ser la Caja de Almería, o de Alcaudete, o de
Almonte, o de Algarrobo, o de Alhama de Granada, o de Albox, o
de Alcolea del Río, o de Algámitas, o de Alanís, o de La
Algaba, o de Los Alcores, o de los Alhaurines, o de La
Almoraima, o de todas las Alcalás andaluzas: Alcalá de los
Panaderos, Alcalá del Valle, Alcalá de los Gazules, Alcalá
del Río, Alcalá la Real. Pero no la Caja de Sevilla y Huelva.
Por si fuera poco el centralismo sevillano, ahora usando en vano
el santo nombre de Al Andalus. Pagando el habitual almojarifazgo
del tópico musulmán, Alcaja deja a la Historia de Andalucía
hecha una aljofifa.

Triana
en la "Guía Secreta de Sevilla"
Triana:tradiciones
escritas en el palo de la cucaña
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