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Cada
tarde, a las 6,30, sin movernos de Badajoz o de Murcia, es como
si saliéramos por la boca del Metro de Ventas con una localidad
en la mano. La televisión nos lleva a los toros. El alcalde
Alvarez del Manzano tendría que considerar que la
retransmisión de las corridas por TV es una tradición más de
San Isidro. Todos somos isidros gracias a Vía Digital. Las
corridas televisadas son ya tan tradicionales en San Isidro como
las campañas rituales de los antitaurinos.
Y en estas tardes de televisión, a la hora temprana de los
previos con la descripción zootécnica del encierro, he
descubierto algo que sólo a través de la pantalla se puede
constatar: que la plaza de las Ventas tiene cemento. Enchufan
los tendidos antes de que los clarines toquen el tararí, y
puede verse que en el 9 o en el 7, lagarto, lagarto, hay
cemento. Visión ciertamente fugaz. Vuelven a enchufar los
tendidos ya en el paseo, y allí no se ve cemento por ningún
lado. Ningún día. No ya en los carteles de campanillas, que
eso no tiene mérito. Que en Las Ventas no haya cemento las
tardes de José Tomás
o Julián
López es normal. El mérito de Las Ventas es que no se ve
el cemento ni cuando Chicha, Machicha, Nolete y Agustín el del
Carrete torean una corrida de Los Divertículos S.A., un hierro
que ha comprado un nuevo rico especulador, virtuoso en
recalificaciones, ganadería naturalmente formada con vacas y
sementales de Juan Pedro Domecq, que es quien más dinero está
sacando a los nuevos ricos.
Tras matar con muchas fatiguitas un toro en una plaza de
pueblo, un diestro comentó a Luis Miguel Dominguín la guasa
que tenía el público, las broncas que les estaban pegando.
Luis Miguel miró los vacíos tendidos de sol, el cemento, y
señalándolos dijo muy triste:
-- No, lo peor no es este público. Es aquello, el cemento.
Los que no han venido...
Estoy harto de oír el sonido del cemento cuando
"Clarín" pasa los domingos revista a los festejos
celebrados en España: un cuarto de entrada, media plaza. Fuera
de los días de farolillos de Feria, la plaza de Sevilla es una
exposición importante de ladrillos en todo el sol y media
sombra. Cemento estos días de patios en la plaza de Córdoba. Y
en Jerez, donde ni el propio Rafael
de Paula pudo acabar con el terrible cemento vacío de la
solanera. En todas partes cemento, menos en Las Ventas. Como que
estoy por decir que el cemento de Las Ventas es un espejismo que
sólo puede contemplarse en los previos de Vía Digital. La
ausencia de cemento durante treinta días, tarde tras tarde,
demuestra la fuerza de las campañas antitaurinas. Pero fuerza
en el plan que proclaman los clarines: tararí.
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