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                A
                lo mejor sin quererlo, el general Gabeiras ha dado el mejor
                homenaje a las Fuerzas Armadas. Nos ha descubierto que los
                militares tienen sentido del humor, los ha humanizado. Jornada
                de sonrisas abiertas en el Día de las Fuerzas Armadas. Más que
                un general español, Gabeiras me ha parecido un mariscal
                británico, al sugerir al ministro de Defensa que, hombre, una
                vez puestos a encargar las guardias exteriores de la Academia
                Militar de Zaragoza al ardor guerrero de los vigilantes jurados,
                por qué no participan "majorettes" en los desfiles.
                Lo dicho por Gabeiras se atribuye a Churchill, como todas las
                anécdotas ingeniosas, y la gente traga. Vamos que si traga...
                 Como Gabeiras no está muy en la onda de los tiempos, aunque
                ha pegado ese trincherazo de gracia, no ha rematado la faena.
                Explotar el éxito, que dicen los tratados de las academias
                donde nos queda la fiel Infantería de Prosegur o Securitas que
                por querer cobrar sabrá vencer. Mi general: ¿por qué sólo
                "majorettes"? ¿Por qué no mejor un desfile de ONG?
                Ay, satirón, que lo que V.E. quiere es contemplar muslámenes
                al son de "Los voluntarios". Entre una sargenta alumna
                de la Escuela de Suboficiales de Talern y una
                "majorette" de Montpelier, patria de las
                "majorettes" más macizas de Europa, es que no hay
                color. 
                Pero se ve que el general está en la B y no conoce el teatro
                de operaciones de las ideologías dominantes. Hombre, desfile,
                desfile, lo que se dice desfile, aquí el único desfile contra
                el que no protestan los profesionales del pacifismo es el de
                lencería fina que hace José Luis Moreno en su programa
                impresentable de TVE, pagado con dinero público por González
                Ferrari. En vista de lo cual, la propuesta de Gabeiras debería
                ser completada a la luz de lo políticamente correcto. Desfiles
                de "majorettes", sí, pero en plan pases de lencería
                fina. Verá usted, mi general, cómo no hay una sola protesta.
                Hasta Arzalluz es capaz de pedirse ese desfile para Bilbao,
                perdón, para Bilbo. 
                Lo único que me choca es que haya sido Federico Trillo el de
                los vigilantes de la playa. Eso es más bien propio de Celia
                Villalobos. No lo digamos muy fuerte. Como se entere de los
                vigilantes jurados de la Academia Militar, Celia Villalobos es
                capaz de llamar a Sanitas para acabar con las listas de espera
                hospitalarias. 
                  
                Hemeroteca de
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