|   | 
                Hay
                algo peor que la Operación Salida. Hay algo peor que las
                tradicionales huelgas de pilotos. Hay algo peor que la huelga de
                autobuses de acarreo de turistas en Son San Joan. Es la canción
                del verano. Lo más terrible del verano es que tiene canción,
                que gracias a Dios no tienen ni la primavera, ni el invierno, ni
                el otoño. Durante todo el año existen personas malignas que
                sólo piensan en cómo dar por saco con la canción del verano,
                y van y la componen exitosamente. Ya hay que tener maldad como
                para estar pensando en semejante tormento cuando los campos se
                visten de oro con el otoño. Esa es la época en que estos
                bodrios anuales son engendrados en malignas mentes creadoras, a
                fin de que dé tiempo a armonizarlos, orquestarlos, grabarlos en
                un disco, distribuirlos a los comercios y, sobre todo,
                promocionarlos por radio y TV.
                 A las canciones del verano le pasa como a los terremotos de
                Centroamérica y a otras desgracias naturales: que cada vez son
                más espantosas. Creíamos, por ejemplo, que difícilmente la
                maldad de los plectros creadores podía superar el tormento de
                "Los Pajaritos", pajaritos por allí, pajaritos por
                allá, la gente agachándose y levantándose para hacer el
                ridículo, hasta que llegaron Los del Río: ay,
                "Macarena", cuánto sufrimos contigo. Y cuando
                creíamos que el novio Victorino que tenía la mentada Macarena
                era una marca insuperable en la capacidad de flagelar al
                personal, llegó King África con "La Bomba", con una
                mano en la cabeza y un movimiento sexy, cuando no ese terror
                llamado Georgie Dann con su chiringuito. 
                Con los pasados males no están curados, empero, todos los
                espantos. Dispongan todo un SAMUR de botiquines de urgencia para
                curar el espanto que se avecina. ¿Qué digo se avecina? Ya lo
                tenemos aquí. Este año son los gorilas. Como en todos los
                periodos vacacionales anteriores, el atraco musical del verano
                nos manda poner las manos arriba, como en "Los
                Pajaritos", como en "Macarena", como en "La
                Bomba". Más no conformes con ello, los creadores del
                suplicio de hogaño, nos mandan a continuación bajar las manos
                para, finalmente, ordenarnos a todos la obligación de marchar
                como los gorilas, ug, ug, ug. Lo más ridículo es que hay ya
                terrazas enteras en Benidorm, discotecas al completo de las
                Baleares, cientos de salones de hteles de la Costa del Sol donde
                el personal está no solamente dispuesto, sino encantado a
                marchar como los gorilas, ug, ug, ug. 
                Por lo que a servidor respecta, este año está mucho más
                fácil la anual resistencia ante la canción del verano. Como
                hay que marchar como los gorilas, nos será mucho más fácil
                sentirnos gorilas blancos en el zoo del colectivo ridículo
                general de la canción del verano, ug, ug, ug. 
                
     
                 
                Hemeroteca de
                artículos en la web de El Mundo   
                Biografía de Antonio Burgos   
 Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés 
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -  
                  
                 
                  |