| Tanta
santurronería de veneración hay con lo políticamente correcto
y progresista, que incoherentemente estamos sacralizando los
usos civiles y dogmatizando la mentalidad dominante.
-- ¡Toma del frasco! Maestro, ha roto usted hoy en Javier
Pradera...
Posí, como dice el del programa de Jesús Quintero.
Es que con la visita del Príncipe de Asturias al Parlamento
Andaluz, me he dado cuenta de que igual que antes las beatas y
los meapilas se ponían vestidos o camisas de hábito, ahora los
de Izquierda Unida lucen el hábito de Yaser Arafat. Entró Don
Felipe en el salón de plenos y se encontró con que Manuel
López Calvo, parlamentario de Izquierda Unida, estaba
devotamente ataviado con el hábito de Yaser Arafat: el kefi.
Hace dos años que su señoría ilustrísima e izquierdosísima
no se quita el kefi ni para dormir. Ya saben, ese pañuelo
palestino de cuadros bastante parecido al que se ponen los
rocieros del Ave para los fastos de la Candelaria, tomado del
que de yerbas los almonteños gastan para trabajar en el campo.
Llevar el kefi palestino en Tierra Santa es pertenecer a un
pueblo y a una cultura. Portarlo en Sevilla, junto al Arco de la
Macarena, es una santurronería tal como llevar una camisa verde
del hábito de la Virgen de la Esperanza o esos vestidos
marrones de promesa a la Virgen del Carmen que compraban las
beatonas en las tiendas como de Luis Carandell del entorno de la
Plaza Mayor.
-- Hay gente pá tó...
Posí. Son muy devotos de San Yaser Arafat estos
muchachos de Izquierda Unida. El alcalde de Marinaleda también
va por ahí con el kefi del hábito de promesa. Hasta se pone el
kefi de los domingos cuando lo saca el mentado Quintero para que
pise la raya de picadores de la apología del terrorismo. Y hay
una concejal de IU en Sevilla que es la devota del jubileo de
las 40 horas de Palestina que lleva el kefi en su versión
femenina. Está muy bien esta conservación de las costumbres
piadosas, aunque sea por lo civil. Con su kefi ante el
Príncipe, este fervoroso caballero demostraba que llevan el
hábito como promesa, por el voto que tienen hecho de vestirlo
hasta que los israelíes concedan el territorio de la tierra
prometida al Estado palestino.
Con el hábito de Arafat queda todo mucho más claro. Me
explico ya perfectamente tanto sermón para uso de progres en
que los israelíes son presentados como la suma de todos los
males sin mezcla de bien alguno y Sharon, como un Luzbel
barrigón. Desde su laicismo corroboran las profundas raíces
religiosas de España. Como aquel padre comunista que ante las
primeras comuniones de mayo llegó al colegio y le dijo al
director:
-- Sí, yo quiero que mi niño haga la primera comunión,
pero por lo civil...
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