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                las valentísimas declaraciones de Jiménez de Parga sobre las
                autonomías de clase club y las de turista (choque usted esos
                cinco, don Manuel), todo el mundo ha considerado las
                circunstancias del aserto. Quién lo ha dicho, dónde, en qué
                momento histórico. Circunstancias todas que se le han vuelto en
                contra a don Manuel, como agravantes. Me temo incluso que de un
                momento a otro alguien del PNV o de Convergencia nos confirme lo
                que muchos vienen sospechando: que este Jiménez de Parga fue
                quien mató a Paquirri en Pozoblanco, culpable, pues, de la
                asimetría matrimonial de ese consenso contitucional que es
                Isabel Pantoja. Dejo a un lado,
                intencionadamente, la buena o mala follá granadina de Jiménez
                de Parga a la hora de evocar los surtidores de la Alhambra. Si
                eso de los surtidores lo hubiera dicho Joaquín Sabina
                poniéndole música a un poema de García Lorca, hubieran
                quedado encantados. Pero con el prestigio literario que los
                surtidores granadinos tienen en todo lo alto, de Washington
                Irving a Rafael de León, perdió a Jiménez de Parga que lo
                dijo con su mijita de mala follá. Es algo que los granadinos no
                pueden evitar, les sale del alma. La mala follá granadina ha
                impedido considerar la más valiosa circunstancia de esas
                declaraciones, que quiero resaltar: a qué hora dijo eso
                Jiménez de Parga. Aparte de estar de acuerdo en todo lo que
                dijo, como nacionalista del surtidor y la fuente que soy, le
                considero un mérito terrible a la hora en que lo dijo: en el
                desayuno. Eso mismo, tras un aperitivo con bebidas en vaso alto,
                una cena bien regada con Ribera o Rioja y una sobremesa con
                copas de balón, lo dice cualquiera. Decir eso mismo con copas
                por delante no tiene ningún mérito. Lo valioso es decirlo,
                como hizo Jiménez de Parga, en el desayuno, en el del Forum
                Europa. En el Club Siglo XXI, tras el copeo y más copeo, no
                hubiera tenido ningún mérito, ¿a quién no se le calienta la
                boca? Por eso le concedo siempre la importancia del plus de
                sobriedad a las declaraciones hechas en los desayunos de Radio
                Nacional o de Europa Press, como en este caso. García Serrano
                decía que las laureadas las ganan Domecq y González Byass.
                Ahora podríamos decir que los titulares de prensa los dan
                hechos JB y Beefeater. Que no es el caso de don Manuel, con dos
                cojones, a palo seco. Porque, vamos, me han dicho que en esos
                desayunos de Europa Press no dan ni una mala copa de aguardiente
                de Cazalla para matar el gusanillo...   
  
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