Unas
veces es el famosillo de tres al cuarto, que es abordado en
Barajas por la cámara de una agencia de televisión de la que
venden escándalos a tanto la pieza, y como en esta ocasión no
cobra, corre que se las pela por esos pasillos arrastrando el
carrito de las maletas, mientras farfulla:
-- De ese asunto no puedo
hablar, porque está "sub judice".
¡Toma ya, ahora resulta que
estos tíos saben hasta latín! Otras veces, cuando ya han
cobrado, la escena no tiene por marco los habituales pasillos de
Barajas o la inevitable rampa de la estación del Ave, sino que
transcurre en el interior del plató donde se reciclan, se
aprovechan industrialmente y se comercializan estos residuos
sólidos urbanos, vulgo basuras. En tal caso, la pelandusca de
lujo, cuando le hablan de aquella foto que le hicieron con un
maromo que no era el suyo habitual de siempre, dice, muy
leguleya ella:
-- La sentencia del juez lo ha
dicho bien clarito, que había intromisión en mi honor y en mi
intimidad. ¿O es que no has leído la sentencia, rico?
Nada, habrá que pensar en una
nueva decoración para los platós de los programas del
corazón. En lugar del sillón estilo Remordimiento de Anne
Igartiburu o en lugar del daliniano sofá a modo de labios
bembones de Chimo Rovira, habrá que colocar en esos estudios
anaqueles que contengan los tomos todos del Aranzadi, para que
los concurrentes puedan consultarlos. Porque bien pertrechados
de papeles curiales sí que van. Cuando aquella reportera saca
como la noticia del siglo la sentencia que ha dictado un juzgado
de Madrid le replica siempre quien zascandilea de vidas ajenas:
-- ¿Pero no sabes que aunque
esa sentencia es absolutoria ha sido recurrida ante la Audiencia
Provincial y están dispuestos a llegar al Supremo o al
Constitucional si hace falta?
En Derecho Civil y en Procesal
sí que nos están ilustrando con esta moda de los estrados
rosas. Y viendo tal ida y venida de sentencias y recursos, ahora
de verdad es cuando me explico el colapso de los tribunales y lo
lentísima que es la Justicia. ¿No va a ser lenta, si los
jueces no dan abasto con Norma Duval y con Antonio David, con el
que fue marido de Norma Duval y con la que ya no es novia del
que fue marido de Norma Duval? Algún escarmiento que otro sí
que están dando los jueces con las togas bien puestas,
condenando a costas a quienes acuden a los tribunales por la
micción de un gato en cuanto se estropean sus planes de famoseo
y de exclusivas. Más dura debía de ser la ley con quienes
acuden a ella como una parte de sus montajes. Hay montaje
judicial que parece que ni ideado por Marujita Díaz, que dicen
que es especialista. Ese Consejo del Poder Judicial tan estricto
para muchas cuestiones debería pronunciarse contra este abuso
de los estrados rosas, donde tratan de defender su honor los que
no lo tienen y preservar su intimidad quienes viven de venderla
al mejor postor.
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