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El Recuadro   

 Antonio Burgos
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El Mundo,  miércoles 3 de diciembre del 2003

  ¿QUIÉN HACE ESTO?    Abel Infanzón de hoynewchico.gif (899 bytes)          


ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Patria por lo civil

Sobre el dolor de la muerte de siete servidores de la Patria, la pena de comprobar que sólo cuando la bandera roja y amarilla cubre un ataúd es aceptada por todos sin reservas. La bandera que algunos no quieren ver ondeando al aire de las libertades en la plaza de Colón parece que exige ser legitimada por el silencio de algo tan completamente serio como un golpe de ataúd en tierra. Sobre el dolor de la muerte de siete servidores de la paz, la pena de comprobar que aquí tienen que asesinar a siete funcionarios del servicio exterior de España o se tiene que caer un avión militar en Turquía para que sintamos la emoción del Estado hecho rito, sentimiento común. Hay que esperar uno de los llamados "funerales de Estado" para que podamos ver, tocar, oír la solemnidad de ese propio Estado. Si se me permite la palabra, de España.

En estos dolorosos casos, España tiene cara de mujer. Tiene rostro de dolor de mujer. Lágrimas de mujer. Esa mujer es la Reina Doña Sofía. No lo dice la letra de la Constitución, pero España, aparte de una Monarquía Parlamentaria, es algo más importante: una Corona con sentimientos humanísimos. Si el Rey reina, pero no gobierna, la Reina, reina porque llora con el dolor de los españoles, en primera fila, aguantando el gesto, mirando arriba, al cielo común, dicen que es la mejor forma de aguantar las lágrimas. ¿Quién ha dicho que la Reina es una gran profesional? Esas lágrimas no son nunca profesionales ni están en el protocolo. Salen de donde tienen que salir: del alma. Y luego hablan de las grandezas de la Corona británica. Vamos, hombre... Que me digan a mí cuándo han visto llorar a la Reina de Inglaterra abrazada a la viuda de un militar muerto en acto de servicio.

Con un fondo de Bach y Mozart, con las lágrimas de la Reina, con la bandera de España cubriendo siete ataúdes, hay algo que no comprendo. Si los que dieron la vida por la Patria eran servidores de las constitucionales Fuerzas Armadas, comandante el uno, capitán el otro, brigada, sargento, ¿por qué esa ausencia de cualquier signo militar en su despedida? ¿Por qué allí sólo lucían el dignísimo uniforme los ayudantes del Cuarto Militar de Su Majestad? ¿Es que hay una Patria civil y otra militar? Los agentes del Centro Nacional de Inteligencia muertos por la patria eran militares, ¿pasa algo? Pues sí, por lo visto pasaba, y no habré yo de ser quien lo pregunte. Deben de ser altos secretos de la propia Inteligencia.

Sonaba Bach, sonaba Mozart, nos emocionábamos viendo el rostro de dolor de la Reina. Podía pensarse por lo civil que aquello era el final. Razón por la cual a algunos, cuando estábamos con el alma en un puño contemplando la escena, nos salió del alma común de la Reina con lágrimas la melodía del homenaje a los que no quisieron querer a otra bandera, no pudieron andar otro camino, no supieron morir de otra manera: "Cuando la pena nos alcanza del compañero perdido" sabemos que la muerte no es el final. Si es en un último acto de servicio a España, la muerte civil y la muerte militar son siempre una y la misma muerte.

La muerte no es el final: letras y sonido en MP3

 


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