a
"terra da fraternidade" no es aquella Grándola Vila Morena que
cantaba José Afonso en el 25 de abril portugués del monóculo del
general Spínola y los claveles en las bocas de los fusiles. Para
tierra de fraternidad ("amistad o afecto entre hermanos"),
Cataluña. No hay otra. De Valdepeñas, sus vinos; de Cataluña,
sus hermanos. En el tripartito, cada parte ha llegado al palacio
de San Jorge con el hermano puesto. Maragall, Nadal y Carod-Rovira
pactaron con muchas dificultades el reparto de las consejerías,
pero no hubo el menor problema a la hora de colocar a los
hermanos.
Lejos de censurar, como hacen por ahí cuatro
pacatos, la tripa hartita de los hermanos del tripartito, no
podemos por menos que alabar el culto al hermano como
institución familiar. ¿No dice el PP que está en peligro el
sentido de la familia? ¿Qué más sentido de la familia quieren
que el de la familia Maragall, el de la familia Nadal y el de la
familia Carod-Rovira, que lo primero que han hecho al llegar al
poder ha sido colocar por todo lo alto a los hermanos?
Admirables familias las del poder catalán, ejemplo en estos
tiempos de crisis entre padres e hijos, donde vemos en el seno
de muchas casas la fotocopia de Caín y Abel. En esta sociedad
egoísta donde hay quien no se fía ni de su hermano, ahí los
tienen a los tíos: tanta confianza tienen en sus hermanos, que
les han dado, con la fe en su lealtad, gloria bendita de sueldo.
Aplican el principio que Beni de Cádiz explicaba cuando el caso
Juan Guerra:
-- Si yo tengo que ponerle un despachito a
alguien, ¿a quién mejor que a mi propia sangre? Si mi hermano
Amós fuera cardenal de Sevilla haría lo mismo, me diría: "Beni,
hermano mío, ve a la Catedral y manga por allí todos los
cuadritos que puedas para pulirlos en un anticuario, pero no te
vayas a llevar el Greco, porque se va a notar mucho"...
Como si entraban en la Catedral de Barcelona a
llevarse cuadros se iba a notar mucho, los honorables
tripartitos, siguiendo las divinas enseñanzas del Beni, han
dejado entrar a sus hermanos en la Dirección General de Asuntos
Interdepartamentales o en la Secretaría General de Movilidad,
que se nota menos, pero se manga igual.
Todo lo cual me alegra por su neta
españolidad. Andan Maragall y Carod-Rovira diciendo por ahí que
no son españoles ni quieren serlo, que "Good bye, Spain", cuando
han hecho la traducción al catalán de una institución tan
hondamente española como la de Mienmano. Colocar al hermano como
primera providencia es lo más español que se despacha. Estos sí
que son grandes hermanos, y no los de Tele 5. Aquel Mienmano que
tenía Guerra, el de los cafelitos, era un pobre desgraciado al
lado de este Apeles que se ha hecho ya más famoso que su
colombroño el cura, ¿a que se lo liga Yola Berrocal?
Y qué forma más bonita de hacer cooficial el
catalán en toda España. Ea, ya sabemos que Mienmano se dice en
catalán El Meu Germá y se pronuncia Meuyermá...