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Decididamente,
no tenemos memoria. Menos mal que a veces la suplimos con un
vídeo, en una nación donde las calles están llenas de lápidas
que evocan cosas y de estatuas de señores que rememoran hechos,
obras o ideas, pero donde no nos acordamos de nada. Y si nos
acordamos, es para mal. Para bien nos acordamos de muy poquitas
cosas. El vídeo que digo suplió la memoria en el mismo lugar
donde se produjeron los hechos, hace ya quince años. Fue
proyectado en el Palacio de Congresos de Sevilla, en un acto
convocado por el PP incomprensiblemente como a cencerros
tapados, sin un solo anuncio, como temiendo no llegar a reunir,
como Zapatero,
cuatrocientos autobuses. Estamos midiendo la asistencia a
los mítines no por miles de criaturas, sino por cientos de
autobuses, así de gordos son los brochazos de los que quieren
coger la escalera para ofrecer sus peldaños a quienes se sientan
a pactar con la ETA como si tal cosa.
Allí, en el Palacio de Congresos de Sevilla,
estaba ayer Aznar. Exactamente igual que otra mañana sevillana
de 1990 en que el PP celebraba el congreso de la refundación. La
derecha española no se quitó de encima hasta 1990 el complejo
que la tuvo vergonzante desde 1975. En 1990, el PP con Aznar,
hizo algo tan difícil como aplicar a la derecha, ya que estaban
en Sevilla, la copla de los hermanos Alvarez Quintero: "Merecía
esta serrana/que la fundieran de nuevo/como funden las
campanas". Para mí que al PP Aznar lo fundió de nuevo, no lo
refundo, a partir de 1990. Allí mismo, en aquellas naves como de
inspirar confianza para vender coches de segunda mano, Aznar
tomó en 1990 la responsabilidad de ofrecer a España un modelo de
gobernación sin corrupción, sin crimen de Estado, sin paro, sin
agujero en la Seguridad Social, sin déficit publico y haciendo
las menores tonterías posibles para colocarnos donde debíamos
ante Europa. Allí mismo, en aquel lugar donde hubo una vez una
cosa de la derecha nacional que se llamaba Fraga, Aznar, sin que
nadie se lo pidiera, rindió cuentas ayer de lo hecho desde 1990.
Echo atrás la moviola y yo que estuve allí
hace quince años habré de rememorar que entonces en 1990, con el
felipismo en todo lo alto, parecía imposible que un señor en
nombre de la derecha llevara a España a la prosperidad económica
y a las libertades, por no decir que iba a suprimir la mili
obligatoria e iba a hacer crecer a nuestra nación el doble que
las que más de la Unión Europea. En 1990 parecía imposible que
nos quitáramos de encima a González. Parecía exactamente tan
imposible como quitarnos ahora de encima a Chaves en Andalucía.
Y este señor que tal ha logrado, que además
dijo que se iba en el 2004 y ya tiene hechas las maletas, ayer
hizo balance y no se arrogó mérito alguno. Dejó el mérito para
su partido y los millones de españoles que lo votaron. Y
anunciando que iba a hacer de Aznar hasta el final, aclaró que
hablaba en el mitin como candidato a nada. Preciosa candidatura.
Sobre todo cuando la nada ha sido ni más ni menos que hacer
realidad un sueño liberal que en 1990 parecía imposible.
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