ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO

ABC, 12 de abril  de 2008


El Gorrón de Ave

     

Continuamos nuestras lecciones de Zoología del Mangazo con el examen de una especie que unos autores consideran como variedad exótica de la que explicábamos ayer, mientras otros la tienen por especie diferenciada. Trátase del Gorrón de Ave, variedad inmigratoria del clásico Gorrón de Feria, que se caracteriza por su fugacidad. Pues mientras el Gorrón de Ave pasa, el Gorrón de Feria permanece. El Gorrón de Ave viene de Madrid y a Madrid se vuelve, porque mañana tiene un consejo o un programa de TV; el Gorrón de Feria, por el contrario, permanece, a ver lo que cae.

En su fundamental tocho "Sevilians Gorrons of April Fair", J.B.John Walker y Beefeater se fijan no sólo en este carácter inmigratorio del Gorrón de Ave, que llaman Gorrón de Importación, sino en su estacionalidad. Igual que el agua no pasa dos veces bajo el puente de Triana (porque Marchena aún no se lo ha propuesto en Emasesa), es muy rarito que el Gorrón de Ave venga a dos Ferias sucesivas. Es ave de paso. Según el estudio oxfordiense, el Gorrón del Ave emigra desde Madrid a Los Remedios en determinadas fechas de farolillos sólo cuando está en la cumbre de su fama y fortuna, momento en que los noveleros sevillanitos, tan servilones ante todo lo que llega de fuera, los muy catetos, les entregan lo que se dice la cuchara: la mejor mesa de la caseta, las mejores cigalas, las mejores barreras, los mejores coches de caballos, las mejores habitaciones en el hotel y las mejores convidás a cenita simpática fuera de la Feria, en Oriza. Poco importa que el Gorrón de Ave, en la cumbre de su fama o de su efímero poder mediático o económico, parezca que les está haciendo un favor por pegarles a los sevillanos los mangazos que les está dando. Los sevillanos, encantados, al día siguiente alardearán de que tuvieron en el flamenquito de anoche en su caseta a ese señor tan importante sin otra profesión conocida que la de salir en el Tomate con una pelandusca de lujo o en rústica que es ahora su novia; o a esa señora traficante de famas ajenas que se trae a media familia, siempre convidados por alguien a hotel, a Ave, a coche de caballos, a los toros, a la Feria y a lo que haga falta, que si largo es el gañote del permanente Gorrón de Feria autóctono, ni te cuento el pescuezo de estos efímeros Gorrones de Ave. Y a propósito de Ave: vaya pájaros, no pagan ni quemados, y si no los invitan a todo, no nos hacen el favor de venir a «las Ferias».

Lo más característico del madrileño Gorrón de Ave frente al hispalense Gorrón de Feria es la importancia que los ejemplares hembra tienen dentro de la especie. Al sevillano le cautiva la Gorrona de Ave, sobre todo si se trata de la modalidad llamada «de Ave y Hola». Esto es, la Gorrona mangona que, sin profesión ni oficio conocidos, sale mucho en el Hola por la única razón de que sale mucho en el Tomate, y sale mucho en el Tomate porque sale mucho en el Hola. Despepítanse los sevillanos por atenderlas en sus casetas, sabedores de que, Korpa mediante, Pepa Juste mediante, saldrán retratados no sólo en las fotitos de las recepciones en el ABC, sino en las revistas del corazón de la semana que viene, y puede que hasta Inmaculada Casal y José Pablo Ruiz los saquen en Contraportada del Canal Sur.

Mientras el Gorrón de Feria está perfectamente integrado en el ecosistema y conoce todos los resortes para pegar el mangazo y llevarse bien todo lo que haya que llevarse, el Gorrón de Ave, y más especialmente la Gorrona de Ave, con tal de mangar, le da lo mismo que la cigala se la den en la caseta del Aero o en la caseta de la Policía, y que el hotel gratis sea el Alfonso o el Alcora. Sigue llamando «calesa» al coche de caballos, «faralaes» al traje de flamenca y «unos vinos» al rebujito, pero el sevillano, como está mandado en su servilismo, le ríe la gracia. Y le elogia, obviamente, el traje de flamenca que le sienta como un tiro, pero que tiene la osadía de ponerse la tía mangona, porque también se lo han regalado.

El importado Gorrón de Ave es, pues, mucho más depredador que el autóctono Gorrón de Feria, aunque el sevillano está encantado con sufrir sus mangazos de año y vez, que amenazan gravemente el equilibrio del ecosistema. Porque, ah, saldrá en el Hola junto a la famosa Gorrona de Ave. Como el alcalde saldrá al lado de Kofi Annan pegándole el mangazo, qué pedazo de oscurito Gorrón de Ave, digo, de ONU...

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