Algo muy grave hemos tenido que hacer los sevillanos para merecer este gobierno municipal... y esta oposición de quinta. Entre los gobernantes socios marxista-leninistas y el pijerío que rodea a Zoido, aviados vamos. Según actúan estos señores, Sevilla tiene ahora mismo dos gravísimos problemas, a saber:

1.- Que se quiten los nombres que huelan a franquismo, «para que el callejero esté integrado en la cultura democrática».

2.- Que Felipe González sea Hijo Predilecto de Sevilla.

- ¿Y Melonares?

Melonares es algo que interesa y que preocupa a los sevillanos, razón de más para que nadie se bata el cobre. Lo urgente no es tomar medidas contra la crisis económica, pegarle al Metro un arreón y acabarlo de una vez, solucionar embotellamientos y aparcamientos, dejar de cargarse el centro. No, nada de eso es urgente. Lo urgente era quitar de la actual Glorieta de las Cigarreras (a las que por cierto les cerraron la fábrica sin que se armara la mundial) el monolito dedicado a los alféreces provisionales de la guerra fratricida 1936-1939, que más inofensivo no podía ser: una estela pétrea con esas dos fechas trágicas esculpidas bajo la galleta negra con la estrella de estampillados que llevaban al pecho tantos muchachos que dieron la vida por su España: «Alférez provisional, cadáver efectivo». La misma vida, exactamente la misma vida, que dieron por sus ideales y por su España otros muchachos a los que ahora se honra con los monumentos a los fusilados.

Gloria y victoria, pues, que ese monolito ya está quitado. Así que si tiene usted un problema en su barrio, esos baches o farolas rotas junto a los que se retrata Zoido, ya sabe lo que tiene que hacer. Llame al Camarada de la Pipa y dígale que en su barrio tienen, un poner, un bache que no está «integrado en la cultura democrática» y que es completamente franquista; o que hay tres alcorques vacíos, fachas totales, que recuerdan al bando vencedor de la guerra civil. Verá usted lo que tardan en arreglar el bache y en plantar una docena de árboles.

Los que en la dictadura estuvimos detenidos por la Brigada Social en los calabozos de La Gavidia por pedir las libertades y dimos la cara frente a Franco en esta Cobarde Ciudad (cuando por cierto todos estos que ahora van de progres del pesebre callaban, cagados de miedo), podemos decir bien alto estas cosas y, además, mentarles sus castas todas a quien se atreva a llamarnos fascistas. Decir sin vergüenza estas cosas es lo que nunca hace el PP en defensa de todas las libertades, tragan con pasar poco menos que por albaceas de Queipo, y se callan... como un Rajoy cualquiera.

Miren ustedes: si es por libertades y por «cultura democrática», ¿por qué no quitamos entonces también del callejero a Carlos Marx, y a Dolores Ibarruri, y al Doctor Vallina, y si quieren sigo poniendo nombres de defensores de la dictadura del proletariado que alentaron muchos asesinatos en la guerra? Que conste que esto no le tendríamos que decir los que escribimos en los papeles: lo tendrían que decir los papafritas que cuando quieren hacer Hijo Predilecto a Felipe González no se les ocurre otra cosa que vetarlo... ¿sabe usted por qué? ¿Por ser el presidente del crimen de Estado? No. ¿Por ser el símbolo de la corrupción y el pelotazo? No. Estos señoritos pijos del PP se oponen porque González llamó «imbécil» a Rajoy. Que le digan «imbécil» al que les da de comer es más importante que lo que muchos sevillanos piensan en positivo sobre el presidente que hizo la Expo y trajo el Ave, que eso fue así, pese a quien pese. ¿Y así queréis ganar en Sevilla, hijos míos? Así, Monteseirín igualará a Chaves, que ya va por 6 Legislaturas, 6, como un cartel de toros.

Claro, con cuestiones tan vitales como el callejero franquista o el título de González, comprendo que ni los del poder ni los de la oposición tengan tiempo para hacer de Melonares nuestro Ebro y reivindicar esas cañerías de ná, media pringá, mientras a los catalanes, ¿pues qué les voy a contar que usted no sepa? Nada, Melonares no es nuestro Ebro. Lo que debía decir la oposición lo tiene que poner el ABC. Ellos, los unos y los otros, todos, están ocupadísimos en quitar y poner nombres, quitar a Franco para poner a González. Cuando gracias a Dios estamos en una Sevilla que ya no tiene nada que ver ni con Franco ni con González.