ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El Rocío, Houston con medalla

¿SABEN cuáles son los actuales vehículos que marca la tradición para el Rocío? Pues la carreta, la carriola, el tractor con remolque, el todoterreno, el charré, el carrodoma, la jardinera, el píter... la ambulancia y la uvi móvil. Igual que la jardinera y el píter van enganchados a la calesera, la ambulancia y la uvi móvil se enganchan a los presupuestos de la Junta, de modo que no farta de ná y en el Rocío da gusto ponerse malo.

Estaba el sábado con un hipocondriaco amigo tomando café, y se me quejaba de que le dolía aquí. Ya saben dónde. A los hipocondriacos siempre les duele aquí, un sitio que va aproximadamente del bajo vientre a la garganta, a gusto de la jindama del consumidor. Y le dije:

—Pues si quieres te llevo al Virgen del Rocío para que te miren, no vaya a ser una perforación de estómago.

— Ni lo pienses. Si siempre están mal los hospitales en fin de semana, porque se van los médicos titulares y dejan a los becarios, ¿te imaginas cómo tienen que estar las urgencias del Virgen del Rocío, con todo el mundo en la romería? En todo caso iría no «al» Virgen del Rocío, sino «a la» Virgen del Rocío...

— No te entiendo...

— Sí, que lo que está sanitariamente bien atendido en este fin de semana, pero de cine o de Doctor House, no es el Hospital Virgen del Rocío, sino la aldea de la Virgen del Rocío. ¿Tú no ves la que lían con el Plan Romero? ¡Vaya plan! Tú escribiste que La Habana es Cádiz con más negritos, ¿no?

— Sí, en la «Habanera de Cádiz».

— Pues el Rocío es Houston con almonteños. Aquello es una maravilla hospitalaria. Allí no hay Urgencias abarrotadas, ni enfermos por los pasillos, ni el especialista que te tiene que ver está en guardia localizable y no llega. La Hermandad del SAS tiene montada tal maravilla médica de campaña, que como estornudes dos veces, te cogen, te meten en un helicóptero y te derivan al hospital de Huelva, después que se ocupen de ti siete mil médicos, doscientos mil ATS, quinientas mil auxiliares, ochocientos mil camilleros y novecientos mil chóferes de ambulancia. Habrás oído por la radio que en el Rocío hablan ya de dos millones de romeros, en vez del famoso millón, ¿no? Bueno, pues eso es porque al Rocío va el millón de siempre, más otro millón de empleados del SAS para taparlos y que no se resfríen, por aquello de «quién me habrá quitao la manta que anoche dormí en el suelo».

— ¿Para qué?

— Chiquillo, ¿para qué va a ser? Para que luego los agradadores de la Hermandad Matriz le puedan dar a Chaves la medalla y se escuche la sevillana: «Y yo le he visto en el pecho/una medalla muy nueva/al baranda del partío,/que hay que echarle mucha cara/para darle eso a ese tío.» Por eso, si tienes un problema de salud y no te acaban de atender en el SAS, no intentes entrar por Urgencias. Lo mejor es que te pongas una medalla, un sombrero de alancha y un pañuelo palestinamente almonteño al cuello, te vayas al Rocío y digas en el Plan Romero que te duele aquí. En cinco minutos estarás haciendo el camino de vuelta. Pero no en carriola ni charré, sino en helicóptero, al hospital donde, fuera del Rocío tardarían un año en atenderte. El Rocío, lo que yo te diga: Houston con medalla de «La Señora», como llaman los cursis a la Virgen, que a la Blanca Paloma le han puesto mote de nombre de serie de TVE. Así que si tienes que operarte de cataratas, el año que vienes te vas con Triana y dices allí que no ves muy bien con el ojo derecho. Verás cómo te montan en un helicóptero y cuando te des cuenta ya te han operado en Huelva.

¿Cuánto nos cuesta todo esto del Plan Romero, vaya plan, a los que no vamos al Rocío, aunque respetamos profundamente a los que allí acuden? ¿Cuántos millones nos ha costado en todos estos años la medallita que le ha dado a Chaves la Hermandad Matriz? El Rocío en estos días, cierto, es Houston. Pero ojalá estuviera toda Andalucía sanitariamente como el Rocío en romería. Y ojalá una décima parte de esos medios apabullantes los llevaran a Matalascañas durante el veraneo, que, total, está allí al lado. Porque en Matalascañas nos juntamos en verano un cuarto de millón de veraneantes. Pero, claro, como no le entregamos medalla alguna a Chaves, al que le da un infarto se muere en el ambulatorio esperando inútilmente a la ambulancia.

 

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