ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Sevilla, anclada en el futuro

¿QUIÉN ha dicho que Sevilla es una ciudad anclada en el pasado, como la mujer de Lot, convertida en estatua de sal (qué salerosa, vaya salero) por mirar atrás? ¿Quién ha dicho eso? El que lo haya dicho no tiene ni idea de cómo nos las gastamos aquí. Y no lee los periódicos. ¡Si los periódicos de Sevilla están llenos de futuro, chiquillo! Si aquí se dan todos los días setecientas dieciséis ruedas de prensa y se reparten novecientos ochenta y dos comunicados hablando nada más que del futuro, ¿será por futuro?

No sé la Sevilla real, pero la oficial, la de los barandas, la del coche oficial hasta la Plaza Nueva (¡viva la peatonalización!), la de la tarjeta Visa Oro del gañoteo, la mariscadora y primorosa Sevilla oficial de los primos, los verbos que conjuga bien están siempre en tiempo futuro. Dicen que en Sevilla se venera al pasado, que la ciudad está anclada en el pasado. Mentira cochina. Al pasado se le insulta, se le descalifica, se le derriba o se le restaura como San Telmo, vaciándolo enterito por dentro sin que Cultura abra la boca (o sea, igualito que UGT y Comisiones ante la crisis). El pasado es carca, facha, cavernícola, reaccionario. Del pasado hay que borrar hasta de los nombres las esquinas, con la cachimba en la mano «como persona de diplomacia», como canta el tango de los duros antiguos (duros completamente distintos de los euros modernos que trincan los primos lolos sin estar escarbando de noche y por la mañana, por la cara).

Y para que comprueben que cuanto digo no es teorética de la apologética, me voy de cinegética, y tomo de los periódicos de ayer una brillante idea de Javier Rubio en la competencia y copio algunos titulares del día, aunque ya saben ustedes lo que le pasa al que la copia: «El Ayuntamiento no podrá cobrar el recargo del IBI a las viviendas vacías». «Una sala del Parlamento llevará el nombre de Jiménez Becerril». «El Instituto de Deportes invertirá 4,5 millones en poner césped en los campos de albero». «Lipassam convocará un concurso de grafitis para decorar contenedores». «El Ayuntamiento mejorará el alcantarillado del polígono industrial El Pino». «El tanatorio de Alcalá ofertará la transformación de los difuntos en diamantes».

Podrá, llevará, invertirá, convocará, mejorará, ofertará... Todo en futuro. Todo proyecto. Papel. No estatua de sal. Peor. Estatuas de humo. Los periódicos le hacemos el corretaje a los políticos en su diaria venta de humo. ¡Qué chimenea de humo a la venta la de estos tíos, y qué poca vergüenza! Lo bien que venden el humo. En su programa de los miércoles por la noche en Sevilla TV, que les recomiendo, Paco Robles y Moeckel Ollero Asociados suelen poner filmaciones de la videoteca de la emisora, tomadas de telediarios antiguos. Cada vez que tiran de archivo demuestran lo que quiero decirles: que los sevillanos somos tontos, carajotes perdidos, porque nos tragamos todos los anuncios en plural que nos hacen, como si los proyectos fueran ya realidad. Y como esta Sevilla que dicen tan tradicional no tiene memoria, y nadie se acuerda de lo que han prometido, pues la gente almacena como presente y hecho lo que se le ha presentado en futuro como proyecto. Y yendo a los citados ejemplos del día, se cree que no cobran el IBI, que Becerril ya está honrado en el Parlamento, que todos los campos de albero son de césped, que los contenedores de Lipassam están decorados por los grafiteros, que el polígono El Pino está de cine y que en el tanatorio de Alcalá, Gutiérrez Limones coge los fiambres y hace con ellos unos collares y pulseras de diamante preciosos, tío. De Swarovski para arriba. ¡La Joyería Reyes que va a montar el tío con los chatones de los muertos de seis quilates!

Ojalá llegue el día en que la Asociación de la Prensa se plante y les diga a los políticos: «Señores, se acabó lo que se daba. Aquí no se pone un titular más con el verbo en futuro. Cuando hayan terminado lo que sea, nos llaman, que entonces daremos su foto de ustedes en el corte de la cinta y los vamos a sacar guapísimos. Pero mientras tanto no queremos seguir siendo cómplices de este franquista Canal Sevilla-Bonanza de la información que se traen ustedes...» (Sabrán que el Canal Sevilla-Bonanza, tantas veces anunciado por Franco, nunca se hizo.)

 

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