Decían
que la profesión más peligrosa era piloto de pruebas. Como en La Parrala, otros decían
que no, que periodista. Si MAR hubiera respondido, habría salido que portavoz del
gobierno del PP, si el PP tiene de socio a un señor de Barcelona. Todos están
equivocados. El cabo de año de Ermua, esta misa de parida de hogaño frente a aquellas
misas de tres capas, demuestra que la profesión más peligrosa del mundo es ser hoy en
España concejal del PP. Y nada te digo si eres alcalde, que entonces tu ángel de la
guardia tiene que echar horas extraordinarias, como el de Soledad Becerril, que como se
apunte a las Comisiones Obreras de Ángeles para reclamar plus de peligrosidad vamos a
tenerla.
Mucho se ha hablado de las
mujeres del PP, pero muy poco de sus ángeles de la guarda. Si estajanovista es el de
Soledad, nada digo del ángel de Esperanza Oña, la alcaldesa de Fuengirola. Gracias a ese
ángel (que como es un andaluz no tiene ningún malaje), yo escribo este artículo
frente a la misma mar donde Esperanza es alcaldesa, y ella puede leerlo. Esperanza fue
muchos años mi vecinita. Entonces no era Esperanza, sino Pachina, la estudiante de
Medicina que hacía de canguro de nuestro hijo. Luego supe que Pachina, cuando no estaba
en absoluto de moda ser de derechas, era concejala en Fuengirola, vicepresidenta de la
Diputación de Málaga y llevaba un carrerón tipo Celia, tipo Teófila.. Sentí esa
gloria que da ver triunfar a los muchachos que ha visto uno casi nacer. Bueno, a Pachina
no la vi nacer, pero a Esperanza Oña sí que la he visto nacer ahora, cuando han trincado
a los que querían que no viera más esta mar malagueña de olvidados y preteridos poetas
del 27. Ojalá los ángeles de la guarda echen más horas extraordinarias para que ser
concejal del PP en España, frente a esta mar, no sea la profesión más peligrosa del
mundo.