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El ángel sobrado de Angeles Caso iba a ganar el premio Fernando Lara, y en
la cena planetaria bajo la luna sevillana del Patio de la Montería me enteré de la ola
editorial de 20-N que nos espera. Que Dios nos coja confesados ante la avalancha de la
guerra de novedades editoriales de estos nuevos XXV Años de Paz sin Franco. Quien no
publique un ensayo sobre los veinticinco años de reinado de Don Juan Carlos es porque va
a sacar un libro arreportajado o un reportaje encuadernado sobre los treinta días que
trajo aquel noviembre, con abril, junio y septiembre. Quien no haga balance de los
veinticinco años de democracia es porque le ha metido el lápiz a la pregunta a los ahora
famosos o poderosos: "¿Qué hacía usted el 20 de noviembre de 1975?" Por
muchos libros que echen al rompeolas de los mostradores de novedades y listas de los más
vendidos, nos queda por responder la pregunta del millón. Del millón de euros,
naturalmente: con veinticinco años, ¿es una democracia mayor edad? ¿En cuántos aós
está establecida la mayoría de edad de las democracias? Aquí parece que tenemos una
democracia eternamente de pantalón corto, con el chupete en la boca, a la que hay que
cuidar. Parece siempre que tenemos un Estado menor de edad. En Inglaterra, como tienen un
Estado mayor de edad y una democracia que no entiende de barcos ni tiene complejos de
inferioridad, les ha faltado tiempo para solucionar con el Ejército el problema de las
protestas ante las gasolineras. Cuando aquí el martes los perjudicados por los precios
del gasóleo saquen los tractores a la calle, verá usted cómo no hay Estado ni para
decirles: "Por favor, ¿serían tan amables de echarse un poquito más allá, que
tiene que pasar una ambulancia?"
Hay como un complejo de inferioridad, que me hacer pensar que no estamos muy
convencidos de que esto sea una democracia, cuando el Estado no actúa como tal. Menos
democracia que aquí hay en Estados Unidos, y miren cómo solucionan los problemas
burocráticos de inmigración en las carnes morenas del bailaor Antonio Canales,
calabocitos oscuros del aeropuerto JFK. A los ingleses, a los americanos, ¿cuánto les
habría durado el problema vasco? Lo pregunto con la perplejidad del calendario en la
mano. Tenemos una democracia eternamente joven, que nunca está para estos trotes, porque
como no está todavía consolidada. Joé, con la consolidación de la democracia... Si en
veinticinco años no se ha consolidado aún la democracia, ¿cuándo vamos a tener un
Estado mayor de edad y sin algodones de la Ley del Menor en cuanto al ejercicio de la
autoridad y de la potestad? Nada, nada, habremos de esperar los libros de los 50 años del
20-N para ver que el Estado se comporta como si esto de verdad fuera una democracia.
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