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Con
esto de la llegada del euro, al dinero negro le ha pasado como a
la Reina Mercedes de la copla. Una tarde por la primavera
Merceditas cambió de color, canta el romance. Y una mañana por
el invierno de este año de nieves y de bienes, la peseta ha
cambiado de color y nadie se ha dado cuenta. Dicen que si se
frotan sobre un papel blanco, los billetes de euro destiñen.
¿No van a desteñir? ¿Cómo se puede absorber tanto color
negro sin soltarlo por algún lado? Como el Vib Vaporub: se
frota y basta. Más que estar retirando carretadas de millones
de pesetas del mercado, lo prodigioso de la operación ha sido
la cantidad de ellas que han salido de debajo del ladrillo y que
ya están por ahí más que lavadas y legalizadas, convertidas
en euros, con el color negro perdido, ascendidas del B al A.
A la altura de 1998, para los que tenían algo más de cinco
duros guardados en el calcetín, el terror del milenio con el
2000 que se acercaba era nada comprado con el temor que sentían
por la llegada del euro. Matizo: el temor no era por el euro,
era por las pesetas. El "adiós, peseta, adiós" era
también la presunta despedida al dinero negro. Hay quienes
dicen que el esplendor económico de los últimos años provino
de ese dinero negro aflorante y emergente, ya que sostienen que
la sumergida es el mejor lubrificante para engrasar y dar
velocidad a la maquinaria de la economía.
Me encantaría que Rodrigo Rato lo desmintiera, pero esto da
un enorme tufo a chamusquina de amnistía fiscal encubierta.
Todo aquel pavor de la contraparábola inmobiliaria del dinero
negro, de convertir los panes B en piedras y en ladrillos A,
parece ahora infundado. Los despavoridos atesoradores de dinero
negro no sabían que iba a salir esa letra chica del trueque de
pesetas en euros: ventanilla a ventanilla, puedes ir por cuantos
bancos quieras maletín en mano, e ir cambiando a dos millones y
medio por cada pelotazo todas las pesetas que quieras. Y sin
plazo final, hasta las calendas griegas te cambian pesetas, que
es lo que no sabe la gente.
Me da el tufo de que toda España es ahora mismo una inmensa
lavadora de dinero negro. Los mecanismos de producción de
dinero negro no han cesado. La economía oculta no ha emergido
por esa tontería del cambio de moneda, más importante que la
entrada en la OTAN y que no tuvieron el detalle de consultarnos
en un referéndum. Desde el 1 de enero se están produciendo
euros negros a paletadas como hasta el 31 de diciembre eran
pesetas. Con una gran ventaja: el que le cantaba "Angelitos
negros" a su dinero, sólo lo podía hacer antes circular
en España. Ahora, sin cambiarlo, tiene una negritud que puede
circular por doce países o codearse con el dólar y el yen
fuera de ellos. Simplemente hemos pasado de las pesetas en
dinero negro zaíno a los euros subsaharianos.
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