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Un
amigo campero y antequerano, que ha aprendido a amar la verdad
hablando con los olivos en la soledad de la vega, que es como
dialogar con Minerva y con la cultura clásica, me decía:
-- ¿Tú crees que es serio que los telediarios abran un día
y otro día con la noticia de que si la niña mora se puede
poner el velo o no se lo puede poner? ¿Es que no hay nada más
importante en el mundo que el chador?
-- Sí, la mantilla.
-- ¿Cómo la mantilla?
-- Sí, hombre, la mantilla, la clásica mantilla española,
es nuestro chador, y nadie dice que sea discriminatorio de la
mujer.
Lo que más me gusta de los profesionales de las libertades
es que no le conceden a Fátima el derecho a ir al colegio como
tenga por conveniente. Si estamos por las benditas libertades,
debemos entender que empiezan por el respeto a las opciones de
cada cual. Si estamos por la tolerancia, debemos consentir sin
rechistar que Fátima vaya a clase con velo, como sus
compañeras de clase pueden llevan al cuello un crucifijo o una
medalla de la Virgen de Lourdes. Con velo, con velo iban las
mujeres a misa hasta que Juan XXIII atenuó la rigidez de las
costumbres católicas con el Concilio Vaticano II. El velo de
encaje, el velo de blonda, era el chador del catolicismo. Y las
niñas de los colegios, por el mes de mayo o para ir a la
capilla, tenían que ponerse un largo velo blanco, que le
llegaba casi hasta las corvas. Yo conozco a Fátima porque me
acuerdo de las niñas del colegio de la Doctrina Cristiana de
mis primeras letras, en fila, hacia la capilla, con sus largos
velos blancos, cantando el "Vamos, niños, al sagrario/que
Jesús llorando está". ¿Era aquello discriminación de
las niñas con respecto a los niños, que íbamos descubiertos?
No, eran costumbres.
Costumbre que ha sublimado y hecho pétrea la mantilla. Pasó
el Concilio Vaticano II, se "aggiornó" la Iglesia,
pero quedó la mantilla. No hablo ya de las mantillas del Jueves
Santo, de la mantilla de la Reina de España cuando va a visitar
al Papa. A nadie extraña que en una boda la madrina vaya de
mantilla. Si entendemos que el velo musulmán es discriminatorio
para la mujer, también debe de serlo la mantilla de las
madrinas en las bodas. Y no me refiero a las bodas de alto
copete. En las más modestos casamientos de los pueblos, la
madrina, a poco que pueda, va con su peina y sus blondas. Nadie
piensa en suprimirla, porque es algo nuestro. Los mismos quizá
que dicen que el chador es discriminatorio son los mismos que
están orgullosísimos de que su madre y madrina fuera de
mantilla cuando se casaron, y en la fotografía familiar de la
salita está aún enmarcado el recuerdo.
En el Museo de Itálica hay unas preciosas estatuillas de
cabezas de andaluzas de la romanidad. Llevan un tocado con un
peinetón grande que es exactamente igual que el perfil de una
mujer andaluza de hoy con la mantilla. ¿Usaban mantilla las
andaluzas de la Bética? Mantilla no sé, pero peina sí que
usaban, y a la arqueología me remito.
De todo lo cual se infiere que podíamos habernos evitado
todo este lío si el padre de Fátima le hubiera echado un poco
de imaginación al asunto. A la primera negativa de la monja a
que la niña entrara en clase con el velo, tenía que haberle
dicho a la reverenda:
-- ¿Chador? ¿Qué chador ni chador? Mi niña lo que va es
de mantilla, porque quiere ser estrella de la canción andaluza
en la primera "Operación Triunfo" que se tercie...
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