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                estas alturas de curso no hay que explicar qué es el Tendido 7.
                Dices "Tendido 7" y la memoria visual se te llena de
                pañuelos verdes y de gritos de protesta, y el ruedo se te
                alfombra de almohadillas. El Tendido 7 es el símbolo de la ira
                del español sentado. Estamos en plena miniferia de la
                Comunidad, que es como se dice "Generalitat" en
                madrileño. Si dices "la Comunidad", no tienes que
                añadir que te refieres a la de Madrid. Como si dices "Generalitat"
                se sobreentiende que es la catalana, que le ha robado tal
                denominación origen a la valenciana por el procedimiento del
                tirón. Que venía diciendo que estamos en plena miniferia de la
                Comunidad y en vísperas de San Isidro, y los diestros
                anunciados en los carteles temen más al Tendido 7 que a los
                más terroríficos reseñados toros, sean los de Palha, sean los
                de Victorino. Pero, como es lógico y natural, nadie se refiere
                exclusivamente al Tendido 7 cuando se habla del próximo San
                Isidro. Ni el señor presidente del festejo y el delegado
                gubernativo, antes de que empiece el espectáculo, se sientan
                cada tarde a negociar con los abonados del 7 los criterios para
                otorgar oreja. Mucho menos antes, en el reconocimiento, los
                veterinarios aprueban los toros que dicen los del 7 ni en el
                apartado y sorteo se enlotan los cuatreños según quieran los
                del pañuelo verde. Aznar, como empresario titular del ruedo ibérico y temporal
                del europeo, ha cerrado para junio un cartel bien rematado: la
                Cumbre de Jefes de Estado. Pero no es el dueño de la plaza, que
                es Sevilla, propiedad electoral de Chaves y de Monteseirín. Los
                cuales, siguiendo los mismos dictados de González que nos
                llevan a la huelga general, en vez de ponerse a disposición del
                empresario que se juega sus cuartos y los nuestros, los del
                Reino de España, con ese cartel, ¿qué han hecho? Pues ponerse
                al lado del Tendido 7 de la Cumbre, que son los
                antiglobalización y los antisistema. Lo de Chaves ante la
                Cumbre es como si el presidente de la plaza de las Ventas dejara
                su palco y se sentara directamente en el Tendido 7. Chaves, con
                dinero público, ha montado una fábrica de pañuelos verdes
                para repartirlos generosamente entre todos los isidros de la
                antiglobalización que lleguen a la Cumbre de Sevilla. Con
                nuestro dinero, que es el mismo dinero con que el sistema le
                paga su nada despreciable sueldecito de presidente todos los
                meses, Chaves convida a los del 7 de la Cumbre a entrada,
                autobús, fonda y lo que sea menester. En junio, coincidiendo con la feria alicantina de San Juan,
                tendremos en Sevilla un cartel europeo bien rematado, un cartel
                de lujo. Del cartel en sí nadie habla, porque se trata de que
                Aznar dé el mitin y quede como Cagancho en Almagro. Aquí nada
                más que se habla de ese PER para los antiglobalizadores y
                antisistemas que se han inventado los del 7 de la Cumbre con
                nuestro dinero. 
  
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