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Vaya
carrerón que llevo. Así no hay forma. Por mucho que me
esfuerzo, no logro aprender el lenguaje al uso de lo
políticamente correcto. Me pasa como con el inglés. Desde
segundo de Bachillerato estoy estudiando inglés, sin que haya
conseguido hablar ni papa, y mira que tengo a mí favor algo tan
importante como un tartamudeo perfectamente oxoniense. Con el
español políticamente correcto me pasa igual. Deberían editar
manuales de este nuevo latín eclesiástico de la Iglesia civil,
que debes hablar si no quieres ser excomulgado. Ese libro que
echo en falta entre las novedades podría titularse:
"Aprenda Español políticamente correcto en 10
días". Pues servidor lleva más de 10.000 días intentando
chapurrearlo y nunca rompe a hablar como es debido.
Y mira que hago esfuerzos. Me oigo todas las tertulias de la
Ser y ninguna, claro, de la Cope. Me leo todos los editoriales y
artículos de fondo y fondillos de "El país" y
ninguno, claro, de "El Mundo", porque aquí me pagan
por escribir; leer ya tiene tarifa aparte. Veo enteritos todos
los telediarios de Canal Plus y me zampo del tirón los
preceptivos minutos dedicados a la oposición en los de TVE,
tarea discente que completo con los informativos (es un decir)
de Canal Sur. Y a pesar de todos estos esfuerzos, no he
conseguido aprender ese lenguaje. Me dan una envidia los
tertulianos de la pomada, los comentaristas a la violeta, que
por ejemplo saben decir lo de "referente"... Por mucho
que me esfuerzo, no consigo decir lo del referente. Me gustaría
poder escribir: "El Ateneo de Madrid quiere convertirse en
el referente de la cultura". Pero como soy tan torpe, no me
sale el referente, me refiera a lo que me refiera.
Como lo del "escenario". Cuando hablo del
escenario, me sale, ¿qué digo yo?, el Teatro Real o me sale
todo lo más Nuria Espert. Por eso he llegado en estos días a
sentir envidia de Cándido Méndez. Quién supiera expresarse
con la propiedad de Cándido Méndez en el uso del español
políticamente correcto. Si escribo de la que están preparando
los sindicatos, como no domino esa lengua, pongo la ordinariez
de "huelga general". Lo cual, como saben, es
completamente incorrecto. Méndez ha anunciado que como el
Gobierno haga la reforma del PER y quite los salarios de
tramitación, "se abrirá un escenario de
confrontación". Tanto me gustaría hablar así, que
trataré de imitar a Méndez. La próxima vez que vaya
reventandito por la calle y entre en un bar para alivio de
vejiga, preguntaré al camarero de la barra: "Por favor,
¿me dice dónde está el escenario de micción"?
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