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No
crean que eso de tomar al toro de Osborne como símbolo nacional
se les ha ocurrido a esos cuatro gatos que son los
independentistas catalanes, que han pedido que retiren todos los
que quedan en el Principado, mientras montaban su espectáculo
cómico-taurino-musical en la portentosa toma de las gerundenses
Islas Medas. (Inciso: tiene de bueno esta conflictiva danza
insular la cantidad de geografía patria que estamos
aprendiendo. No habrá que esperar a la reforma de calidad de la
enseñanza para suplir todas las carencias progres de la Logse.
Bastará que los portugueses nos monten el pollo de otra nueva
Guerra de las Naranjas para que los escolares aprendan el curso
del Guadiana, que ahora desconocen; en cuanto haya alguna
reivindicación territorial sobre las Baleares, los niños
aprenderán de coro, como antaño, lo de Mallorca, Menorca,
Ibiza, Formentera y Cabrera.)
Decía que esto de tomar al toro de Osborne como enseña
patria no se les ha ocurrido a los separatistas catalanes, tan
folklóricos que José Manuel Paradas los debería llevar a
"Cine de barrio". Esto del toro de Osborne se le
ocurrió antes al embajador José María Sanz Pastor, quien me
dijo en pleno fregado perejilero:
-- Más que los boinas verdes y el Tercio Duque de Alba,
teníamos que haber plantado en el islote el toro de Osborne,
para que los vecinos del Sur vieran, además, lo que le cuelga
de la entrepierna...
El embajador tan azacaneado en salvar misioneros españoles
en las guerras nacionalistas africanas no sabía que el toro
portuense que diseñó Manolo Prieto tampoco es la solución. Si
fastidia a los coros y danzas juveniles del independentismo,
tampoco debe de hacer mucha gracia a Jordi Pujol. Ya no
solamente debemos tener cuidado con los recelos que despierta la
bandera nacional como símbolo patrio, sino hasta con el toro de
Osborne, porque es un toro de bandera. Más que de Veterano
parece de Soberano, por aquello de la soberanía. A este paso,
llagará el día en que Ibarreche prohiba que se sirva paella en
los restaurantes de las Vascongadas, porque la paella es
españolista. De momento la Guardia Civil ya se quitó el
tricornio, por aquello del qué dirán de los símbolos patrios
en la carretera...
Y como esto del toro de Osborne funciona, por la que pueda
tronar yo llenaría Ceuta, Melilla y sus peñones, con dos
peñones, de toros de Osborne, haciendo la salvedad de que la
entrepierna de ceutíes y melillenses está mucho mejor
amueblada que la del cuatreño. En cuanto a Gibraltar, con la
soberanía compartida podríamos hacer un rebujito de publicidad
exterior: que en lo alto del Peñón pongamos un toro de Osborne
junto al guardián de la Torre de Londres de la etiqueta de esa
ginebra de la que la difunta Reina Madre se ponía hasta la
corcha.
El toro de Osborne en El RedCuadro
Ojú por el toro de Osborne
Indulto para el toro de Osborne
Osborne, un toro de bandera
Osborne y el merchandising andaluz
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