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MES DE JULIO DEL 2002 El Mundo de Andalucía

Antonio Burgos: «A los que estamos hechos para vivir en Sevilla no hay quien nos eche» (Entrevista en la serie "Sevilla entre dos voces" de ABC de Sevilla, por Angel Pérez Guerra)

Por vacaciones, La Ese 30 no se publicará durante el mes de agosto 

Lunes 29: Agua Marqués de la Minilla

Como Sevilla tiene tan buen agua como mala leche, Emasesa recomienda que nos dejemos de cuentos de Zambra, de Fontvella y de Lanjarón y que la bebamos del grifo, que es tan pura y cristalina como la mejor y tiene más controles de calidad y salubridad. Pues naturalmente. (Cómo será de buena el agua de Sevilla, que hasta Isabel Rodríguez de Quesada la embotella como perfume y colonia o bautiza con ella una cadena de encantadores hoteles con encanto entre los siete mil millones de hoteles nuevos que se gestan, porque eso es una gesta). O sea, que a los consumidores no tiene que convencernos Emasesa del buen agua que tenemos. En su casa todo el mundo bebe agua del grifo. Lo difícil es fuera de casa. En los restaurantes es donde Emasesa tiene que cargar la mano en su campaña. Por muy pocos tenedores que tenga el restaurante, en ninguno sirven la mejor agua, que es la de Emasesa. Claro, con una jarra fresquita de agua de El Aaiun (de El Aaiun...tamiento) no pueden luego meterte una estocada en las agujas de la factura. Por eso sugerimos a Emasesa que centren esa campaña de consumo de agua del grifo en una promoción especial para la hostelería. El prestigio del agua de Sevilla es cuestión de nombres. Basta con ponerle por delante un título nobiliario a los pantanos que nos surten de agua tan rica para que así tome el prestigio de un Rioja, un Rueda o un Rivera. Por ejemplo, que en los bares y en los restaurantes la gente pida una botella de Marqués de la Minilla, cosecha del 2001, o un botellín de Conde del Gergal, gran reserva de la sequía del 89. Al agua de Sevilla sólo le falta el prestigio de una marca. Así que nada, nada: a pedir Marqués de la Minilla del 2001 cuando comamos fuera de casa se ha dicho... 

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Domingo 28: Manteros en la ciudad sin ley

Esto de que Sevilla sea una ciudad vieja y sabia tiene sus ventajas. No todos van a ser inconvenientes de excavaciones arqueológicas para que las obras que cortan sus calles duren más todavía. La Policía Nacional por un lado y la Local por otro le han dado un palo importante a los delincuentes contra la propiedad intelectual que se dedican a vender por cuatro perras gordas discos piratas, copiados en serie en laboratorios electrónicos clandestinos y que distribuyen por menos de cuatro perras gordas todavía los manteros, que son los camellos del tráfico de copias ilegales de grabaciones de todo género musical. La palabra parece nueva: "manteros", por la manta sobre la que extienden su delictiva mercancía sobre las aceras. En Sevilla, manteros es vieja palabra gremial que hasta tiene su nombre en el callejero. Manteros es el nombre tradicional de la calle General Polavieja, donde está El Portón, para que se orienten. En aquellos bares, durante la postguerra de dictadura, tenían su lonja los estraperlistas, los traficantes de carencias ajenas, que en la España de las cartillas de racionamiento vendían allí vales de gasolina o de cemento o licencias de importación de coches. Por una película de la época, los sevillanos le pusieron "La ciudad sin ley" a la calle Manteros. Y por las ventajas de la Historia que decimos arriba, en el eterno retorno de la ciudad, la Policía detiene ahora los manteros en la ciudad sin ley. 

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Sábado 27: Los tironcillos

Ya tenemos una Policía Municipal con más jefes que indios, con un superintendente (que es título de peli de polis de la tele) y con dos jefes. Ya tenemos cerrada la vieja Comisaría de la Gavidia, en cuyos calabozos y despachos de la Brigada Social los demócratas detenidos escribieron la historia preconstitucional de la libertad. Ya tenemos la historia completa del criminal que asesinó a tiros a un profesor en la calle San Luis, el cual contaba con un historial de 28 detenciones anteriores (esto es, 28 jueces que lo habían puesto en libertad). Pero nada de todo eso que tenemos en esta ciudad tan policialmente caliente es como el análisis de situación que ha hecho esa lumbrera de la seguridad ciudadana que es Antonio Ortega. Anda que así va a traer muchos turistas a Sevilla el consejero de Turismo... Pero tras el grito en el cielo de los hosteleros ha inventado un término que es una preciosidad. Una tipificación de delito que merecería la puerta grande del Código Penal: el tironcillo. El tironcillo es como el rebujito del tirón. La manzanilla de la delincuencia rebajada por la gaseosa del consejero. Lo que padecemos no es una tormenta de crímenes mayores y menores, a los que no pueden hacer frente unas dotaciones policiales a todas luces insuficientes. No. Sepan que lo que padecemos es "una oleada de tironcillos". Y lo demás, pues igual: escalillos para robar los pisillos, butroncillos en las joyeriíllas, atraquillos a las gasolinerillas, robillos de carterillas de los bolsillos incluso dentro de las tiendecillas, cristalillos rotillos en los cochecillos para robar las maletillas a los turistillas, hurtillos de telefonillos portatilillos... Cosillas... 

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Viernes 26: Un martillo

Hablar de cofradías en pleno verano ya tiene casi menor mérito que hacerlo en plena Cuaresma. De cofradías no se deja de hablar en todo el año. Todo el año es Semana Santa. En lo que Sevilla ha avanzado más en los últimos decenios ha sido en información, crítica y opinión cofradieras. Páginas y más páginas en los periódicos, todo el año. Si de los entresijos de la política municipal supiéramos tanto como de los capilliteos, aquí tendríamos el mejor periodismo local de Europa y el protagonismo civil mayor de Occidente. Cualquier sevillano sabe de cuanto ocurre en la hermandad de las Siete Palabras bastante más de lo que pasa en la Junta de Andalucía. Igual que en Madrid hay confidenciales políticos en Internet, en Sevilla los tenemos cofradieros, como La Pasión Digital. Ahora todos están preocupadísimos por el futuro de un martillo. Cierto que ese martillo no es un martillo cualquiera. Vamos, que no es el martillo de la ferretería del ídem. Suena ese martillo en la madrugada y se pone a andar nada menos que El Que Todo Lo Puede. Pero ni los inversores de Bolsa hablando del Ibex 35 y del rebote; ni los accionistas de Telefónica hablando del golpe de timón en la compañía; ni los expertos en Derecho Internacional hablando de Perejil; ni los técnicos turísticos hablando del bajón de reservas hosteleras ponen el énfasis, el interés y el apasionamiento que los sevillanos comentando lo del martillo famoso. En Sevilla por un martillo se mata y se muere. No sabemos si esto será bueno o será malo. Es así. 

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Jueves 25: Las cuentas de Carrillo

El dicho señala que hay verdades, mentiras y estadísticas. Añadimos que dentro de las estadísticas hay estudios sobre frecuencias y porcentajes y datos municipales de don Emilio Carrillo. Como el cuponazo: cada día un numerito con los números estadísticos y los aforos. El famoso ojo del buen cubero está tuerto al lado de la visión de lince del señor Carrillo para aforar magnitudes económicas de Sevilla. Tú le preguntas, por ejemplo, a Carrillo cuánto producen anualmente las cervecerías con tanque de salmuera y te lo dice al instante, cuadrado al céntimo. Con decir que Carrillo tiene hasta contadas las tiendas de venta de camisetas turísticas que hay en Sevilla... Las cuentas del gran capitán Carrillo han determinado ahora que la Cumbre Europea supuso para Sevilla unos beneficios de 66 millones de euros, ni un euro más ni un euro menos. Animamos al señor Carrillo a que prosiga con sus estudios en este prodigio estadístico y diga a la población ahora cuánto le están costando las obras en curso a los comerciantes. No a los de toda la ciudad. Nos conformamos con que afore en euros la ruina de los comerciantes de Sierpes y de los comerciantes de Virgen de Luján. 

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Miércoles 24: Delantal de faralaes

Si por Barrio de Santa Cruz entendemos una Sevilla falsa y folklorizada para uso de turistas, con restaurantes de menú, paella, sangría y silueta de cocinero anunciándolos a la puerta y una tienda de camisetas cada dos portales, hay que reconocer que dicho barrio está llegando hasta la orilla del río. Entre el Museo de la Plaza de los Toros, más visitado que el de Bellas Artes, y los tablaos flamenco-turísticos del Paseo Colón, con los autobuses a la puerta, el Barrio de Santa Cruz, a lo largo de Alemanes y García de Vinuesa, se extiende ya hasta el Arenal y el río. Si quieren comprobarlo, vayan a Antonia Díaz esquina a Iris, por donde entran las cuadrillas a la plaza. En los bajos de la casa donde vivió Antonio Ordóñez se acaba de abrir una tienda de camisetas, que de aquí a nada colgará la fachada con los habituales catálogos de artículos "kitsch" para uso de turistas. Las camisetas en la calle Antonia Díaz son un azulejo que marca el nivel de esta riada de la degradación de la ciudad: "Hasta aquí llega ya el agua hortera de la Sevilla de las Camisetas del Barrio de Santa Cruz". De las camisetas y de la máxima aportación de la tecnología punta de lo hortera: el delantal de faralaes. Sevilla, que aportó a la cultura universal el mito de Carmen y el de Don Juan, contribuye ahora con la invención del delantal de faralaes. 

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Martes 23: Censo de pájaros

Leímos el título y pensamos: "Hombre, menos mal, ya era hora de que alguien empezara a hablar claro en la ciudad de las falsedades y comenzara a llamar a las cosas por su nombre". El título, ustedes lo verían también, decía ayer mismo en estas mismas páginas: "Una asociación censará los pájaros de Sevilla". Pero nuestro gozo en un pozo. Nos fuimos a la página a la que remitía ese sumario de llamada y un chasco: nos encontramos con que la entidad en cuestión era la Sociedad Española de Ornitología, y que los pájaros en cuestión no eran los que pensamos, sino pájaros impropiamente dichos, inofensivos, simpáticos, como el avión común, el vencejo, la tórtola turca, los gorriones y las golondrinas. A ese censo no le encontramos el menor mérito. El que de verdad tendría mérito sería el otro, el de los verdaderos pájaros de Sevilla, menudos pájaros. De esos pájaros sí que está llena la ciudad, todo el mundo los conoce, pero nadie se atreve a decir sus nombres, y menos por escrito. Sevilla padece estos pájaros, que cambian de plumaje y de color conforme va haciendo falta según las situaciones políticas, pero que en el fondo (y en la forma) siguen siendo los mismos pájaros de siempre. No hay quien se atreva a censar estos verdaderos pájaros de Sevilla, de altos vuelos, rapaces, con manos prensiles. Bécquer escribió, en plan sociedad ornitológica, de las golondrinas que volverán sus nidos a colgar. En eso se diferencian los pájaros ornitológicos de los verdaderos pájaros; que, a diferencia de las golondrinas de Bécquer, ni se van ni vuelven. Hace siglos que no se mueven, los tíos. 

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Lunes 22: Muros perimetrales

Ya casi nadie se acuerda del muro de la calle Torneo, que debería estar en un censo de símbolos de la Historia de Sevilla. Uno de los grandes gozos colectivos de las vísperas del 92 fue verlo caer. Como su tocayo el de Berlín, con la caída de aquel muro se simbolizaban muchas cosas. Empezaba un tiempo nuevo para Sevilla, una nueva época. Pero andando el tiempo, Sevilla se nos ha llenado de nuevos muros, también simbólicos del tiempo que vivimos. Nunca hubo más tapias metálicas, verjas, vallas que las que cercan Sevilla con motivo de las tropecientas mil obras en curso, para desgracia de comerciantes, desesperación de conductores y sufrimiento de peatones. Sales de tu casa por la mañana y te preguntas: ¿qué nueva calle me encontraré cortada hoy con una verja o una valla metálica? Ahora el azar llega a la Encarnación, como ya llegó a Marqués de Luca de Tena, a Felipe II, a Sierpes, a Virgen de Luján. A media Sevilla. En la Encarnación van a hacer una tapia para el futuro aparcamiento. Pero como eso de "tapia" suena muy feo y muy molesto, le han buscado un nombre eufemístico, muy de acuerdo con ese Diccionario Español-PGOU que suele manejar el Ayuntamiento. Los que están dando tanto por saco en la Encarnación son los "muros perimetrales" del aparcamiento. Así que ya lo saben: Sevilla no está llena de vallas de obras, de verjas y de tapias, sino de muros perimetrales, que siempre son más llevaderos.

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Domingo 21: Esta luz de Velá

Es muy fácil hablar de la luz de primavera en la ciudad, está al alcance de cualqwuier letrista de seviullanas o de pregonero de la Semana Santa en una peña bética. Tampoco es complicado hablar de la luz de Sevilla en el otoño, íntima como una plazoleta, serena, secreta. Nadie habla de esta luz de procesión de la Virgen del Carmen, de esta luz de Velá de Triana. Es la luz única de los lentos atardeceres de los días más largos. Paraíso cerrado para pocos, que hay que comtemplar desde el puente, desde los jardines de la orilla del río, desde el largo paseo de la vieja y nueva Torneo. Va poniéndose el sol y en el cielo se dibuja la más hermosa paleta de los rosáceos, que luego viran a violáceos, a càrdenos, a malvas. Se pone el sol tras el Aljarafe y quedan unas nubes que parece eternizan esos rosáceos reflejos. En un instante, ya no se ven esas nubes y todo se torna azul. Primero un color turquesa intenso, casi acuífero, que nos hace pensar que la mar de Huelva se ha puuesto de golpe sobre la cornisa aljarafeña. Y luego, el azul de la noche, intenso, salpicado de estrellas, con la fresca mareíta que viene del río. Supremo espectáculo de la luz, sorprendente noticia de cada noche. Medalla del amor de la ciudad con su luz. Ese atardecer de ayer no será el mismo que el de mañana. El de mañana será más hermoso todavía.

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Sábado 20: Rojos semáforos de la madrugada

En materia de seguridad en el tráfico, todo debe ser como aquello que cantaba el recordado Bambino de Utrera: "Y tó me parece poco." Nos parecen pocos los controles de alcoholemia que la Guardia Civil pone al azar de horas y de sitio muchos fines de semana, de madrugada, en las entradas y salidas de Sevilla, especialmente en los archipiélagos discotequeros. Pero hay otros controles, dentro de la ciudad, que deberían hacerse igualmente, en cuanto evitarían una situación tan peligrosa como la de los conductores pasados de copas y de maracas. Nos referimos al control de los semáforos. Creemos que Sevilla es el lugar del mundo donde más semáforos en rojo se saltan los conductores durante las madrugadas de los fines de semana. Va coche con tres muchachos y los altavoces de la radio puestos a toda pastilla, y es que no falla: se saltan los semáforos en rojo por colleras, como jugando a la ruleta rusa de la circulación. Si no pasan más desgracias es porque el San Cristóbal que está en la iglesia del Salvador echa horas extraordinarias estas noches. Para evitarle el trabajo, la Policía Municipal debería montar un plan para hacer de una vez respetar los semáforos de los cruces. Y nada decimos si a los que detuvieran tras saltarse el semáforo con toda temeridad le hicieran luego la prueba de alcoholemia.  

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Viernes 19: Inquietud por la Olavide

La Olavide me inquieta. No me refiero a la calle Olavide, de prostibulario recuerdo, que va de San Eloy a O´Donnell. Sevilla dedicó al asistente indiano una calle de mala nota, que era como dársela a su memoria liberal en la ciudad inquisitorial. La memoria de Olavide fue rescatada poniendo su nombre a la Universidad promovida por la Junta. ¿Por qué Olavide y no San Isidoro o Trajano, mucho más importantes para nuestra cultura? Y si era por asistentes, ¿por qué Olavide y no Arjona, el protomontpensier que nos dejó Las Delicias? Ah, porque ni a San Isidoro ni a Arjona le podían dar carné del PSOE, como de hecho se lo han dado póstumamente al limeño don Pablo. Puesto el nombre, me inquietó luego la política de brazos abiertos de la Olavide con el encierro anunciado y orquestado de los simpapeles. ¿Pero esto qué es? ¿Una Universidad pública o una ONG? El tiempo, que todo lo pone en su sitio, hasta va a poner en el suyo a los consentidores del encierro. No acaba ahí mi inquietud. Por la televisión ponen un anuncio de la Universidad Pablo de Olavide, como un banderín de enganche, con un campus paradisiaco y una imagen fresca e inequívocamente americana. Más inquietud. ¿En qué quedamos? La Olavide, ¿está a favor de África o del "american way of life"? ¿Y por qué la Universidad Hispalense no se anuncia en televisión? Seguro que en los impresos de matrícula de la Olavide pone como los discos de los conjuntos de moda que compran los chavales: "Anunciado en televisión". 

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Jueves 18: Un día de julio

Hoy, 18 de julio. Lo que vamos a decir no es un retruécano, ni una pajarita de papel hecha con una hoja de almanaque: qué maravilla que el 18 de julio no sea ya el 18 de julio, sino un día cualquiera del verano. Democracia se llama la figura. El 18 de julio tiene lo que se merece: el olvido. El olvido de la sangre. Se han impuesto las palabras de don Manuel Azaña en la tierra de Queipo de Llano: "Paz, piedad, perdón". Terrible Sevilla la de aquel lejano día de calor, cuando había tiros en la Plaza Nueva, y cañonazos sobre el Hotel Inglaterra, y barricadas en San Marcos y San Julián, y militares leales a la Constitución fusilados, y cadáveres por las calles de Triana, y voluntarios que se tiraban de espontáneos a la sublevación contra el gobierno legítimo, con una escopeta y un brazalete en su chaqueta blanca de hilo. Los nuevos sevillanos no saben lo que pasó aquel día de julio. Ni falta que hace. Mejor. Por no quedar, ni van quedando testigos de aquellas tristes horas. Lo venturoso es pensar en este día de julio que aquel otro día de julio nos queda ya tan lejano en la Historia como la invasión de los franceses o la muerte del Conde del Águila. Por no quedar, ni quedan recuerdos de aquella totalitaria paga del 18 de julio que "los productores" (como los llamaba la dictadura) se gastaban en la terraza de Baturones, en papelones de gambas y macetas de cerveza. Gracias a Dios, para que tomemos ahora cerveza y gambas ningún dictador tiene que recordar el aniversario de la sangre de su golpe de Estado. 

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Miércoles 17: Nuestro Valle

Nuestro Valle no es Valle Inclán, ni Valle Arévalo, ni el Jardín del Valle. Nuestro Valle es el poeta Adriano del Valle (Sevilla, 1895-Madrid,1957), el de "Arpa fiel", el de "Lira sacra", el de "Los gozos del río", el que mantenía conversaciones con Fernando Villalón a través de los aparatos ultraístas de la telefonía celeste, en una perenne "Primavera portátil". De Adriano del Valle nadie se acuerda en su tierra, nadie conoce sus versos. Es más políticamente rentable hablar de los socorridos Antonio Machado o Luis Cernuda. Donde sí se acuerdan de Adriano del Valle es en Madrid. Hoy a mediodía, dentro del Plan Memoria de Madrid, aquel Ayuntamiento le dedicará una placa-homenaje, que será descubierta en la casa número 34 de la calle Ibiza, donde vivió y trabajó en mil menesteres de su sobrada capacidad literaria, cuando Vázquez Díaz lo retrataba vestido de fraile mercedario y era gente importante en la España de las letras. Sevilla se lo pierde, el recuerdo del poeta de "Por Judá quiebran albores" o de la perfecta décima concepcionista: "Desde el sol, pura y morena,/baja, sí, viva en el viento,/con un grácil movimiento,/ya que está de gracia llena./¡Qué blanco y qué azul estrena/sobre una Luna encendida!/Nazarena fue su vida,/ pura y limpia, aureolada;/ Concepción Inmaculada/aun después de estar parida". 

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Martes 16: Un semáforo en la Plaza de América

El pasado día 5, en este rinconcito, dijimos: "El Paseo de las Delicias, a la altura de la Plaza de América, a partir de las 12 de la noche, es el epicentro de la movida de copas del Parque. A un lado, el Líbano con su terraza y sus jardines y sus siete mil muchachos con copas. Al otro, el Alfonso y el Bilindo, con siete mil muchachos más y siete mil copas más. Pasan los copeantes de un lado a otro, del Líbano al Alfonso, jugándosela... En ese sitio había antes al menos un paso de cebra. Repintaron la señalización horizontal de Las Delicias y lo quitaron. Lo que advertimos en tiempo y forma, para que urgentemente vuelvan a poner ese paso de cebra, antes de que una de estas madrugadas ocurra lo inevitable." Pues mucho más en tiempo y forma, no han pasado ni diez días de la publicación de aquella advertencia cívica cuando la Delegación Municipal de Tráfico ha puesto en Las Delicias, ante la Plaza de América, no un paso de cebra, sino un semáforo con todos sus avíos. Ole. La madrugada ya no será un riesgo para la vida de esos muchachos de las terrazas, ni la mañana para los padres que vuelvan con sus hijos desde las palomas de la Plaza de América al coche aparcado en la otra acera de Las Delicias. No anunciamos la grata nueva para ponernos medallas, sino para ponerlas al concejal de Tráfico y a su sensibilidad para estas pequeñas grandes cosas que describen el buen gobierno de una ciudad mucho más que los proyectos gigantescos. 

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Lunes 15: San Pablo, aperejilado

Ya que está tan de actualidad el Peñote, Islote o Piedra de Mechero de Perejil, digamos que el aeropuerto de San Pablo se aperejila cíclicamente. Llegan allí una docena de (vamos a decir) señores con una patrullera, digo, con unos taxis, desembarcan en la parada y plantan su bandera de soberanía en el oscuro túnel de aquella tierra de nadie. No reconocen la autoridad municipal sobre aquel territorio y desencadenan un conflicto bilateral para los pasajeros, especialmente los extranjeros que llegan al Sur desnortados y no saben cómo trasladarse hasta el hotel donde tienen hecha la reserva. Aparte del cíclico conflicto, San Pablo es escenario donde tristemente se comprueba la habitual falta de autoridad municipal. Los llamados agentes de la autoridad son a veces agentes de la nada. Por eso es más que encomiable la decidida postura del concejal don Blas Ballasteros, que en el recurrente conflicto le quita el habitual brillo de la ausencia al principio de autoridad y la ejerce con todas sus consecuencias, mojándose en sus firmes decisiones de prevalencia de la ley frente a los chantajes gremiales. Si el turismo es nuestra principal industria, ejerciendo con responsabilidad y firmeza su autoridad, el señor Ballesteros defiende uno de los principales recursos económicos de la ciudad, como es la puerta de llegada de los que vienen a dejarse aquí su dinero. 

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Domingo 14: Vascos y Perejil junto al Arco

En la ciudad de las lenguas de acero inoxidable y de triple filo, le han criticado tela a Javier Arenas que en su primer regreso a Sevilla como ministro de Administraciones Públicas haya ido a la Macarena, a postrarse a los pies de la Virgen de la Esperanza. (Aunque iba sin su otra Macarena: Macarena Olivencia, su mujer). No es para escandalizarse: es para echarse a temblar. Arenas habló con Aznar, tomó posesión, entró al despacho nuevo, pidió los papeles, se los llevó a su casa y estuvo toda la noche sin dormir, porque aparte de estudiarlos era para no pegar ojo lo que se encontró: el ultimátum de las transferencias de los vascos le da en todo el bebe a su Ministerio. Estudiados los papeles y vista la situación, se dijo: "Esto de los vascos se está poniendo de una manera que aquí no queda más que pedir la divina protección de la Virgen de la Esperanza". Y se fue derecho a la basílica en cuantito se bajó del Ave. No se escandalicen tanto, pues, porque mañana o pasado aparecerán también por allí Federico Trillo el de Defensa y Ana de Palacio la de Exteriores. Quienes no sólo pedirán la protección de la Esperanza, sino que ordenarán al hermano mayor Juan Ruiz Cárdenas que acuartele a todos los efectivos de la Centuria Romana en una cuartelada de Mercasevilla, gandinga y banda del cabo Hidalgo incluidas, por si hay que enviarla también urgentemente en helicóptero a la Guerra del Perejil. (Y al Peregil también habrá que mandarlo, para que les riña a los moros cantándoles una saeta. Es la única forma de que se vayan: "¡Que va a cantar Pepe Peregil!". Y los moros, juannajela de Levante...) 

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Sábado 13: Tecnología punta para los cupones

Los vendedores del cupón, sus pregones en las mañanas de los mercados, forman parte del paisaje inmemorial de Sevilla. En cada barrio, en cada zona del centro comercial, saben sus nombres, hasta la historia triste de cómo llegaron a la ceguera. La ONCE les puso a muchos de ellos quioscos verdes en esquinas señaladas, con esas ventanillas como de sucursales bancarias de la suerte que tienen también algo de estancos, de expendedurías del cuponazo. Otros siguen de ambulantes, en la tradición callejera de los iguales para hoy. Pero muchos ambulantes se han hecho en cierto modo estables, y hemos observado que han llegado a Sevilla las nuevas tecnologías de la venta del cupón. Las habíamos visto antes en Cádiz, y quizá allí las inventaran, como la Lotería Nacional. Son esos como tendederos de la suerte, los aparatos de listones metálicos como candelabros de siete brazos, en que el vendedor cuelga con alfileres de palo todos los números que lleva a la venta y se sitúa cada día en el mismo sitio. Los hemos visto delante de la Capillita de la Puerta Jerez, en los soportales de las antiguas Galerías Preciados en la calle Méndez Núñez, en la ahora entoldada Campana, pero están en muchos sitios de Sevilla más, en el centro y en los barrios. Se imponen las técnicas de venta y el marketing de la presentación de toda la mercancía a la vista del público. Vaya para todos estos trabajadores invidentes la luz de nuestra felicitación por la incorporación de esta tecnología punta del tendedero de la suerte a la magia del sueño millonario del cupón. 

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Viernes 12: Achabacanamiento con camisetas

¿Es el Giraldillo el símbolo de Sevilla? Era. Es la pregunta que hay que hacerse y la respuesta que hay que darse si se recorren las tiendas turísticas del barrio de Santa Cruz, el de las camisetas colgantes. A juzgar por los recuerdos que quienes nos visitan se llevan de la ciudad, debemos aceptar que el símbolo de Sevilla ya no es el Giraldillo, sino la camiseta. El barrio de Santa Cruz y alrededores es el lugar turístico donde hay más tiendas de camisetas y más camisetas puestas en las fachadas del mundo. Cada dos portales, tres tiendas de camisetas, con el género colgado a la puerta: el algodón malo, malo, malo con las estampaciones, ora del elogio de la siesta, ora de un toro imitado de Osborne, ora con el panegírico de la calor. El barrio de Santa Cruz está achabacanado, quién lo desachabacanará... Degradado además por los pizarrones del menú turístico de los 12 euros con sangría incluida. De los bizarrones solemnes de la plata indiana de la Catedral, a estos pizarrones abyectos al lado de las camisetas. Urge, pues, una Policía Estética del Barrio de Santa Cruz, que prohiban colgar de camisetas las fachadas. Hay que salvar a la Sevilla que se llevan en el recuerdo los turistas de esta imagen chabacana de talla XL. Camisetas, además, que con tantísimas tiendas que las venden, seguro que ni son negocio. Pasamos por la Borceguinería la otra tarde y los dependientes de las siete mil tiendas de camisetas se estaban quitando las moscas a guantás... 

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Jueves 11: Y aun dicen que el café es caro...

Dijimos que Tetuán (entendiendo también Velázquez por Tetuán) era una calle como los bistés empanados por lo fino: a la milanesa. Y que tenía indices europeos, no sevillanos, de sitios donde tomar café: ninguno. Un caballero de la Real Maestranza de Hostelería de Sevilla, con los cuatro apellidos probados en la barra y en la cocina, nos escribe para explicarnos por qué no hay bares en la calle Tetuán. Nos dice en su carta:" A propósito de "La calle sin bares", la respuesta es de lo más fácil: hoy hacen falta unos cien metros cuadrados para montar una cafetería o un bar medio qué. En la calle Tetuán, a dos kilitos la unidad del metro cuadrado de local comercial, el precio de ese local suma doscientos milloncejos de nada. Añádanse treinta o cuarenta más para instalaciones y decoración y calcúlese, al euríbor más el uno por ciento: ¿a cuánto tendría que cobrar mi hipotético colega el café para llegar a fin de mes? Vamos a conformarnos con que no nos abran allí otro MacDonald's." Y aún dicen que el café es caro... Dichos quedan, pues, en tiempo y forma los términos de la estructura económica del café, por la que no hay forma de tomar un cortado o una leche manchada en la calle Tetuán. Patria por cierto de la negrita del caracolillo de La Colonial, que aún sigue anunciando sus cafés en el azulejo publicitario del final de la calle San Jacinto, junto a la Cruz Roja de Triana. 

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Miércoles 10: El pescao según Sevilla

Aunque ahora esté, como la ciudad entera, cercada por las vallas de las obras del aparcamiento de Adriano, la terraza del antiguo Bar Colón sigue siendo un clásico de la noche sevillana para tomar el fresco cenando pescao frito. Revitalizado el negocio por el emprendedor Félix Cabeza como La Dorada del Paseocolón, aquello sigue siendo templo del buen pescao frito. Y allí observamos cómo el arte sevillano de freír pescado ha sido colonizado por Málaga. El diligente camarero nos dijo: "¿Les traigo unas puntillitas, unos calamaritos, unos boqueroncitos y unos chanquetitos?". Le dijimos: "No, eso vamos a dejarlo para Málaga. Nos va a traer usted pescado frito, pero a la sevillana. Así que va usted a hacer el favor de ponernos unas acedías, unos chocos y un poquito de adobo, todo bien fritito y crujiente, y no con ese empapochamiento de color gris de la Costa del Sol". Y llegó, espléndida, la bandeja del frito variado sevillano, doradita la color de su fritura en La Dorada. Le presentamos armas de tenedor y rendimos merecido homenaje a la memoria del Bar Colón de toda la vida, liberándonos de paso de la moda cenachero-malagueña que invade restaurantes y bares. Hay que rescatar el verdadero contenido del cartuchopescao de Pepe Luis, porque últimamente lo han llenado de puntillitas y boqueroncitos, cuando el Séneca de San Bernardo lo llevaba de pescada de la freiduría de la Puertalacarne, cortada en rodajas bien finitas, frititas y coscorruítas... 

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Martes 9: De la Magdalena a Sierpes

Es lástima que el Ayuntamiento no dé oficialmente las cifras, ni que la CEA se preocupe de buscarlas para desmentir el tópico de la falta de iniciativa empresarial en Sevilla. Nos referimos a las restauración y reutilización de edificios en curso en el centro de Sevilla. Si quieren verlo física y simbólicamente, dense un paseíto desde la Magdalena, a lo largo de la calle Rioja, hasta Sierpes, y vayan contando andamios de obras en las fachadas de edificios existentes. Las restauraciones privadas ganan a las vallas de las obras municipales, que ya es decir. Ahora es cuando de verdad (y no cuando el 92 famoso) se está revitalizando y reutilizando el conjunto del caserío de Sevilla. Entonces fueron cuatro monumentos sueltos con dinero público los que se sacaron de brillo, pero ahora es la ciudad toda, gracias a la iniciativa privada. Nos sorprendería el número de miles de metros cuadrados rescatados, si dieran las estadísticas. Cuando Uruñuela y Pérez Escolano contemplen esos andamios pensarán con satisfacción que valieron la pena los disgustos que se llevaron en su primer democrático sueño de salvación y rescate de la ciudad. Y quien tenga memoria cercana, de hace apenas diez años, comprobará que ya no se da una sola mano de revetón a una fachada para cubrir las apariencias, sino que de hecho estamos levantando una Sevilla nueva tras los muros de la ciudad de siempre. Con una tienda de Zara o un Café de Indias en los bajos, por descontado... 

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Lunes 8: Tetuán, la calle sin bares

Se ha revitalizado pero de qué manera desde que la peatonalizaron. ¿Nos permiten que digamos que la calle Tetuán se ha hecho casi más europea que sevillana, con sus blancos escaparates y sus rotulaciones como de por ahí? Pues dicho queda en tiempo y forma. La gente pasea o va de compras por Tetuán como si estuviera en Milán; no en balde a ella sale la antigua calle Lombardos. En los eternos duales sevillanos, en la oposición Sierpes-Tetuán ha ganado comercialmente esta última. Bien entendido que decimos "Tetuán" a la sevillana: la calle Velázquez, la que va de Rioja a O´Donnell, se entiende también como Tetuán para los sevillanos. También en el nomenclator popular la antigua ciudad colonial marroquina le gana al Pintor de la Verdad. Pero en esta Tetuán tan refinada, con sus músicos de cámara callejeros, donde el Libro tiene su Casa para lo que gusten mandar, no hay donde tomarse un café. Sevilla se ha llenado de Cafés de Indias, pero las Indias cafeteras interiores de Tetuán están por descubrir. Allí no hay más sitio donde tomar café que entre olores de boquerones en adobo en la cercana BBC, la Bodega Blanco Cerrillo. Claro, como Tetuán es Europa, allí hay el bajísimo índice de bares de las sociedades avanzadas, no el de la Muy Hostelera y Cafetera Ciudad de Sevilla. Así que como a su competidora y derrotada Sierpes la llamaron antaño "la calle sin noche", a Tetuán habrá que decirle "la calle sin bares". 

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Domingo 7: Palimpsesto del Pali

La Casa de la Moneda fue comprada en el siglo XIX y puesta en alquiler de salas, alcobas y partiditos por la indiana familia Marañón, con los dineros hechos en Cuba. De ahí que sus calles lleven los nombres de ingenios azucareros que poseía la familia o de ciudades de la Perla del Caribe: Habana, Güines, El Jobo, Matienzo. La Casa de la Moneda era como una inmensa, monumental casa de vecinos. Allí vivía la familia Palacios, de la colla del cercano muelle. Y allí nació Francisco Palacios, al que llamaron "El Pali" (apócope de palillo) por lo delgado que era. Paco Palacios devino en obeso buda del barrio y en trovador de Sevilla y cantor de sus nostalgias. Ahora, en esa calle a la que se le ha quedado nombre de compradores de la Cruzcampo (Güines), un azulejo recuerda su casa natal. Un recuerdo dentro de otro recuerdo. Palimpsesto del Pali. Los viejos vecinos se fueron, aquello ya no es un corral monumental con recuerdos de la ceca de las monedas columnarias ni con familias que trabajan en el muelle. A la Casa de la Moneda ha llegado la frialdad de la restauración, la rehabilitación y el pelotazo. La sombra del Pali en la sombra de la Casa de la Moneda. Bajo ese arco de la calle Habana, una vivienda de lujo ocupa la que fue ágora de las historias del Pali. La que Paco Correal llama la BBC de la Casa de la Moneda: la Bodega Blanco Cerrillo. En la Casa de la Moneda hay un azulejo dedicado al Pali, pero no donde tomarse a su memoria un tinto con agua, con una tapa de papas aliñás. 

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Sábado 6: De fin de semana en el hiper

Los unos a la playa, los otros a la piscina, aquellos al club, estos al camping. Primer gran fin de semana en que la ciudad pone el "cerrado por vacaciones". En Sevilla no están ni los que tienen que estar. Ese don José que nos tiene que resolver una papeleta en tal oficina es precisamente el que se ha ido de vacaciones, y a la niña que lo sustituye ni le ha dicho siquiera dónde ha dejado nuestros papeles. Pero no todo es veraneo, no todo es fin de semana playero. Hoy habrá quien no se haya podido ir de Sevilla y ponga el día el viejo arte hispalense de tomar el fresquito. En estos días, echar la tarde en el aire acondicionado del Cortinglés, de los Carrefures, de Alcampo, de Los Arcos es una forma como otra cualquiera de pasar un fin de semana fresquito al alcance de cualquiera. Véanlo. Familias enteras llegan al multicines que hace las veces del cine de verano y luego esos paseos del dulce mirar de galerías y plantas comerciales. Las grandes superficies se llenan de mirones y paseantes del aire acondicionado. Un parque bajo techo casi mucho mayor que el de María Luisa. Piense que en esta ciudad que tiene uno de los mayores indices de grandes superficies comerciales por habitante, sólo 5 de estos centros ocupan 96.000 metros cuadrados. O sea, como diez campos de fútbol donde pasar el fin de semana fresquito y sin gastar ni un duro en gasolina ni en tumbonas. 

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Viernes 5: Muerte en la madrugada

En la Ronda del Tamarguillo, como en muchos lugares de circulación rápida de Sevilla, hay siempre una corona de flores colgada de una farola, que recuerda que un peatón murió allí atropellado absurdamente. Estamos aún a tiempo de que coronas semejantes no tengan que colgar en el Paseo de las Delicias, a la altura de la Plaza de América. Aquello, a partir de las 12 de la noche, es el epicentro de la movida de copas del Parque. A un lado, el Líbano con su terraza y sus jardines y sus siete mil muchachos con copas. Al otro, el Alfonso y el Bilindo, con siete mil muchachos más y siete mil copas más. Pasan los copeantes de un lado a otro, del Líbano al Alfonso, jugándosela. Porque de por medio está la peligrosa y más que veloz circulación de los vehículos de la madrugada. Si a esa hora los coches suelen saltarse los semáforos en rojo, ¿cómo van a tener precaución ante los muchachos que cruzan del Líbano al Alfonso con heroicidad y temeridad? En ese sitio había antes al menos un paso de cebra que algo evitaba de estos riesgos. Ya, ni eso. Repintaron la que llaman señalización horizontal de Las Delicias y lo quitaron. Lo que advertimos en tiempo y forma, para que urgentemente vuelvan a poner ese paso de cebra, antes de que una de estas madrugadas ocurra lo inevitable y nos sea luego acusatoriamente recordado por una corona de muertos colocada en una farola en memoria de un muchacho de las copas del Líbano, del Bilindo, del Alfonso. 

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Jueves 4: Encarnación de San Bernardo

La Encarnación, aparte de la Virgen de la cofradía de La Calzada; aparte de un convento desamortizado y trasladado al que ahora se conoce como Santa Marta y aparte de una plaza de abastos que mandó construir Pepe Botella, es la acción y efecto de encarnarse. Y los placeros del mercado de la Puerta de la Carne, trasladado provisionalmente a la antigua estación de San Bernardo, quieren encarnarse en Encarnación. En plaza provisional de la Encarnación. Quieren algo tan sevillano como hacer definitivo lo provisional, inmutable lo efímero. Quieren los pescaderos, los carniceros, los fruteros y los recoveros de la Puerta de la Carne no volver nunca jamás al interesante edificio racionalista cabe el puente de San Bernardo y, hablando de San Bernardo, quedarse en la ex estación del mismo nombre. Dicen que dónde va a parar, que allí venden muchísimo más, que se puede aparcar, que por allí vive una población menos envejecida y con mayor poder adquisitivo. Que la caja echa humo y en la Puerta de la Carne tiene telarañas. Así que en la Sevilla insólita pronto irá marchando otro letrero similar al antológico de azulejos de la antigua "Encarnita": "Mercado de la Encarnación, Instalaciones Provisionales, 1973". En el año 2030 quizá lean los sevillanos en la antigua estación de Cádiz: "Mercado de la Puerta de la Carne, Instalaciones Provisionales, 2000". Vamos, como una marcha procesional del visueño Juan Santos: "Encarnación de San Bernardo." 

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Miércoles 3: La leyenda, industria turística

Por favor, que no dejen meter mano en la tumba de Colón en la Catedral a los científicos dominicanos que quieren hacerle la prueba del ADN a los restos del almirante. Allí está Colón, vamos a dejarnos de cuentos. A Colón no hay que hacerle la prueba del algodón. Allí está el verdadero, el auténtico, el legítimo Colón. En la catedral de Santo Domingo tendrán lo que quieran, cuatro huesos del puchero de la Historia, pero el genuino Colón está enterrado en la Catedral de Sevilla. Esto al menos es lo que hay que defender, en esta ciudad donde el rigor histórico acaba siempre con las más bellas leyendas. Si vivimos del turismo, cuidemos la afición y no admitamos la menor duda sobre Colón. Y potenciemos además todas las leyendas universales de Sevilla, mitificadas por la ópera y por la literatura. Mañara era el mismísimo Don Juan, el del Tenorio y el de Mozart, vamos si lo era... Habiendo sido un señorito calavera tiene mayor mérito de santidad el Venerable Don Miguel. Incluso tendríamos que decir que cualquier casa de Triana era donde vivía Carmen la Cigarrera, y poner allí una tienda de recuerdos de Sevilla en forma de navajas para la liga y ligas para las navajas, así como de cigarros puros doblados por la mismísima Carmen en sus sensuales muslos. Y habría que volver a abrir aquella Barbería de Fígaro que está retratada en las postales antiguas de comienzos de siglo, frente a la Casa de la Moneda. ¿Se imaginan a los turistas haciendo cola para pelarse con el mismísimo Barbero de Sevilla en Sevilla? 

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Martes 2: Seises y Venerables

En aquella barreduela de la calle Segovias, a espaldas del Palacio Arzobispal, el Cardenal Segura puso la imprenta Edelce para gobernar desde el "imprimatur" y el "nihil obstat" de las publicaciones de la Mitra. Ahora se abre allí un hotel de arzobispal propiedad, cuyo nombre nos da grandes sobresaltos en los titulares de estos días de pleito por su explotación: "El Arzobispado pierde en el asunto de Los Seises". ¿Es que los niños seises se han hecho de Comisiones Obreras y han llevado al arzobispo a Magistratura? No, es el pleito por la adjudicación del hotel. Acabe como acabe el pleito del Hotel Los Seises, queda otra cuestión, también con nombre clásico sevillano: Los Venerables. Lo explicamos: cuando "de cara al 92", con bastante cara, el Arzobispado convirtió en hotel aquella parte de Palacio, se dijo que era provisionalmente. Que pasada la Expo, el hotel serviría como antaño Los Venerables: de residencia de la tercera edad para sacerdotes jubilados. Mientras, Los Venerables era desamortizado y entregado a Focus para su restauración y reutilización cultural. Pero pasó la Expo, y de aquel proyecto de Los Seises nunca más se supo. Si Iglesia de Sevilla somos todos, el Hotel Los Seises nos pertenece moralmente a los creyentes sevillanos. Como propietarios morales del hotel decimos que ni para la empresa de Reinoso ni para la de Joan Gaspar: para los venerables sacerdotes jubilados como se les prometió y no se ha cumplido. 

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Lunes 1: La portada, recuerdo de Sevilla 

Desde Madrid nos cuentan el guión de la siguiente película, real como la vida misma. Interior noche, fiesta de
cumpleaños de una sevillana que vive en la Corte a la que llaman Foro. Acción: a la sevillana le regalan un cuadro, pedazo de marco para un trozo de madera con un dibujo de colores tamaño 1 x 1, con cuatro bombillas con sus correspondientes casquillos de rosca, puestas para fuera.
Se produce el siguiente dialogo. Regalada: "¿Me lo explicas?"
Regalante galante: "Lee la chapita". La cámara se acerca a la chapa grabada, como de cuadro bueno, que le han puesto al marco, y se puede leer que dice: "Trozo de la Portada de la Feria de Sevilla del 2002". La sevillana emigrante en Madrid se emociona, da las gracias y la cámara hace fundido encadenado con la alegría de todos. Fin de la película. Comentario: ¿era de verdad o era de guasa el trozo de la portada de Feria que regalaron a la sevillana? Si no era de verdad, debería serlo. Con la cantidad de capillitas de la Feria que hay ya, al Ayuntamiento es que le quitarían de las manos esos recuerdos de la Feria, si cada año se trocearan las reliquias de la portada, en plan piedras del Muro de Berlín. Vamos, que cuadro a cuadro, hasta podía sacársele un dinero todos los años a la portada de la Feria. Iban a faltar maderas de la portada si cada turista pudiera comprar un trozo, con su marco y sus bombillitas. Brindamos, pues, la idea a los empresarios del Agua de Sevilla, para que comercialice las reliquias de la portada como la mejor fragancia de la Feria.

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Biografía de Antonio Burgos

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