A
las naciones les pasa como a las personas, que hay años que no
estamos para nada. Eso le está ocurriendo a los Estados Unidos.
Aparte de que no van a parar hasta que declaren la guerra a Irak
y nos llenen Morón otra vez de aeroplanos cargados de
triquitraque, tienen la negra. Hace un año, Ben Laden mandó
los aviones suicidas contra las Torres Gemelas de Nueva York.
Ahora, Rafael Moneo les ha perpetrado una catedral en Los
Ángeles. Ya digo que las desgracias nunca vienen solas. Si
lágrimas va a haber en Nueva York en el aniversario del 11-S,
en Los Ángeles faltarán pañuelos cuando la gente se ponga a
llorar desconsoladamente al ver el mochuelo que el genial don
Rafael les ha largado en forma de esto es una catedral, por la
gloria de mi mare.
"Let we do a such building that the future centuries
take us as idiots", dijeron los canónigos de Los Ángeles,
que hablan inglés de bien como si les hubieran dado el timo del
opening y les hubieran hecho firmar, sin saberlo, un crédito
con el City Bank: "Fagamos una obra tal que los siglos
venideros nos tomen por tontos". Y dicho y hecho. Que venga
ese pedazo de monstruo de la arquitectura contemporánea a
hacernos una catedral. La mejor que haiga.
En Los Ángeles (ciudad con nombre de pastelería cerrada y
tapiada en plena Puerta del Arenal) tengo hilo directo con el
canónigo Francis Gild Thin, que es el Francisco Gil Delgado de
allí, y me ha dado la secreta clave. De la catedral de Los
Ángeles tiene la culpa el aeropuerto de Sevilla. Como saben, la
anterior catedral de Los Ángeles (cómo sería de moderna que
la llamaban "La Lavadora") entró en ruina tras un
terremoto, ya que aquellos tíos no tienen Justa y Rufina que se
la aguanten en plan 1755. Estaban buscando quién les hiciera
una nueva catedral. Fue entonces cuando para una cosa de la Expo
tuvo que venir a Sevilla a hacer un mandado el cardenal de Los
Ángeles, Mahony, que tiene un nombre completamente Trifón:
Rogelio. Llegó don Rogelio Mahony al aeropuerto de San Pablo, y
en cuanto lo vio y le contaron que Moneo había querido hacer
como una mezquita aeroportuaria, se dijo:
-- ¡Qué pedazo de catedral!
Y le ordenó el Hermano Paul, su familiar:
-- Hermano Paul, pregunte usted quién ha hecho este
aeropuerto que parece una catedral para que nos haga a nosotros
otro.
Fue entonces cuando el cardenal (porque a Los Ángeles la
Nova Roma les da cardenales y no como a otros), llamó a Soledad
Becerril y le preguntó el teléfono de su amigo Moneo. Y dicho
y hecho: marchando una de aeropuerto de Sevilla en forma de
catedral de Los Ángeles.
A Moneo le tiene que ordenar las carpetas de los proyectos
una loca. El aeropuerto de Sevilla le salió como una
mezquita-catedral y la catedral de Los Ángeles le ha salido
como un aeropuerto. Es lo habitual de los arquitectos geniales.
Le encargas a un arquitecto famoso que te haga un chalé en
Simón Verde y te hace una nave del Polígono Store. Es lo que
le ha ocurrido a Moneo. Aquí nos hizo una catedral y allí les
ha hecho un aeropuerto. Si tienen Internet, miren la catedral de
Los Ángeles en http://catedral.la-archdiocese.org
y verán el pedazo de aeropuerto que le ha salido al tío: el
que nos negó aquí, en su sublime genialidad. Vayan, por el
contrario, al aeropuerto de San Pablo, y bajo aquellas bóvedas
impresionantes les parecerá que de un momento a otro va a
empezar a sonar el órgano de don José Enrique Ayarra.
LA CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA DE LOS
ANGELES EN INTENET
Sobre Rafael Moneo, en El Recuadro:
Un Moneo suelto
Elogio y ventura de Rafael Moneo
Gaudí y otros arquitectos beatificados
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