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Cojo
la calculadora, porque soy de Letras, y echo las cuentas. El
fascismo terminó en Italia en 1945. Hace 57 años. El fascismo
terminó en España en 1975. Hace 27 años. Siempre pensé que
la solución para España hubiera sido que Serrano Suñer se
hubiera salido con la suya y que Franco nos hubiera metido en la
II Guerra Mundial de lado de los alemanes. Así, en 1945,
España habría sido liberada por los aliados. Los americanos
habrían entrado con sus jeeps por la Gran Vía repartiendo
chicle y libertades, y quizá hasta habrían restaurado la
Monarquía en la persona del Conde de Barcelona. Si se hubiera
cumplido esta ucronía, quizá a estas horas tendríamos en
España una Oriana Fallaci diciendo todo aquello que usted
piensa pero que no se atreve a proclamar. Nos falta aún mucho
tiempo para que aquí alguien pueda terminar con esta otra
dictadura que padecemos, que nadie denuncia y contra la que
nadie se rebela: la de lo políticamente correcto, que deja en
pañales a los liberales del XIX que imponían la Constitución
de 1812 a Fernando VII al grito de "Trágala, perro".
Ahora no sólo los absolutistas, hasta los liberales sufren el
"trágala" de lo políticamente correcto. A la
trágala hay que callarse, porque como nuestro pasado
totalitario está aún tan cercano, suele darse la
contradicción de que te llaman fascista si hablas precisamente
en nombre de la libertad.
Si a la Fallaci, con 57 años de democracia en Italia, le han
liado la del tigre por expresarse en libertad ante el Foro
Social de Florencia, imagínense la que hubieran liado aquí a
quien se hubiera atrevido a decir algo semejante cuando la
Cumbre Europea de Sevilla. Nos faltan aún 30 años en el
cronómetro de la mala conciencia histórica del pasado fascista
para que la democracia pueda ser empleada en esos benéficos y
catárticos fines de profilaxis social. Y si aún nos faltan 30
años para tener una Fallaci, nada digo la eternidad que nos
queda para poder hablar de Europa como Giscard d'Estaing. Hay
que vivir en la Francia de las libertades para poder tomar el
mapa como ha hecho Giscard, contemplarlo con eso ahora
políticamente incorrecto que es el sentido común y advertir
sencillamente que Turquía no está en Europa. Para poder
emplear el sentido común (o la moral, o la ética, o la ley
natural) a estas alturas de totalitario pensamiento único hay
que vivir en una nación con un pasado democrático como
Francia. Y aun así, hasta en la misma Francia, donde Moliere no
se quedó manco luchando contra el Turco, te las dan hasta en el
cielo de la boca, como a don Valéry.
Por mí, pues, que no quede la estricta observancia del santo
temor a este nuevo dios de lo políticamente correcto. Iba a
escribir de un asunto que usted se imagina, pero me he quedado
con la copla de la Fallaci y de Giscard: "Yo no tengo más
remedio/que agachar la cabecita,/decir que lo blanco es
negro".
Sobre Oriana Fallaci en El RedCuadro:
Oriana Fallaci, veni,
prego... (en italiano macarrónico o "caleti"
gaditano)
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