En
el panorama político mundial hay tres grandes incógnitas, que
nadie, de momento, puede despejar. A saber:
1. Dónde está Ben Laden.
2. Dónde está Sadam Husseim.
3. Dónde está Celia
Villalobos.
Una cosa sí se sabe, después
de largas investigaciones llevadas a cabo por los agentes
leperos de la CIA: Celia Villalobos no está donde Pimentel.
Aunque le ha hecho a su partido igual daño que Pimentel.
Pimentel le hizo daño al PP yéndose, de la manera que se fue y
en el momento en que se fue. La Junta le debe una Medalla de
Andalucía en el próximo 28 de febrero por los servicios
prestados en pleno fregado de la guerra de Irak. Celia
Villalobos le hizo daño al PP por todo lo contrario que
Pimentel: por quedarse. Y el daño lo hizo Aznar en persona, que
fue el que la puso de ministra de Sanidad, cuando de alcaldesa
de Málaga se notaba bastante menos lo inepta que era y lo loca
que estaba. Aznar estará haciendo en materia antiterrorista una
política tan firme y loable que hay que alquilar palomas de
Picasso y acabar con los cohetes de Benacazón para celebrarlo
como se merece. Lo de Aznar contra la ETA es de tirar cohetes y
soltar palomas. Pero en materia de Andalucía no las huele.
Aznar con respecto a Andalucía es de lo más peligroso que hay.
Los que no enteran de algo se dividen en dos grandes grupos:
1. Los que no se enteran de
nada y saben que no se han enterado.
2. Los que no se enteran de
nada, pero creen que se han enterado de todo.
Este segundo grupo es el más
peligroso. Y a este segundo grupo pertenece Aznar con respecto a
Andalucía. Como se pone con las teclas del teléfono móvil en
el nuevo lenguaje de los mensajes cortos de GSM: npi. Ni
puta idea. Un ejemplo que lo avala: candidato a alcalde de
Sevilla es Jaime Raynaud, estando ahí Amalia Gómez o Luismi
Martín Rubio. Eso que se dijo en el mitin del niño de Suárez
de que el PP es el heredero de la UCD no puede estar más
acertado con respecto a Andalucía. El PP ha heredado en
Andalucía la totalidad del patrimonio y el tercio de mejora de
los errores de la UCD.
Aznar elevó a Celia Villalobos
al límite de su incapacidad. Aznar acertó con Celia cuando la
quitó de ministra de Sanidad. Las meteduras de pata de esta
buena señora llegan hasta nuestros días. El Juzgado de lo
Contencioso ha declarado ilegal aquella incautación y
paralización del aceite de orujo que decretó, cuando no
satisfecha con la que había liado con el hueso del caldo del
puchero de las vacas locas se metió en el año 2001 en las
camisas de once varas de benzopireno. Lo que sabrá Celia
Villalobos de benzopireno y de aceite de oliva y de orujo... El
juzgado ha reconocido ahora la tropelía y dice que hay que
indemnizar a estos señores, a los aceiteros del orujo.
¿Quién, Celia? No, usted y yo. Aquí siempre pagamos los
mismos. Cuando lo justo hubiera sido que el juzgado hubiera
condenado a Celia Villalobos a pagar las funestas consecuencias
de aquella su actitud de continua vaca loca de la política
sanitaria. El daño se le hizo no solamente al aceite de orujo,
sino al aceite andaluz en general. En los periódicos
extranjeros, las palabras que salieron fueron "aceite"
y "España". Eso de "orujo" no saben lo que
es; vamos, como Celia, pero en inglés o en alemán. En un día,
esta señora tiró por tierra la tarea de promoción del aceite
que a lo largo de los años vienen haciendo los empresarios
andaluces. Y a los aceiteros del orujo aún les duele la cabeza,
porque los precios no se han recuperado desde el bajón que
sufrieron por culpa del benzopireno de Celia.
Lo único que nos salva es que
la epidemia de neumonía asiática nos ha cogido sin Celia
Villalobos de ministra de Sanidad. ¿Se imaginan la que podía
haber liado esta buena señora jugando a los chinos con la
neumonía?
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