|
Los españoles somos
bastante raritos. La Marcha Real, a la que en esta Monarquía sin
liturgia llaman Himno Nacional, no tiene letra. Si los ingleses
se emocionan cantando al desear unidos la salvación de la Reina
y los americanos la confianza en Dios, el himno de esta nación
iletrada no tiene letra. Tiene, en el mejor de los casos,
tarareo. Lo vemos en cada solemne partido internacional de
fútbol que juega España. Empieza, y está allí formada la
selección contrincante. Todos los jugadores, en posición de
firmes, algunos con la mano en el pecho, cantan su himno. Unas
palmitas de cortesía y suena por los altavoces la Marcha Real. Y
como algo hay que cantar, el graderío se pone a tararearla.
Tantas ansias de letra para el himno hay, que hasta existen
versiones. No me refiero a la letra que le puso Marquina o a la
de Pemán, sino a que en unos campos se tararea con "chunda,
chunda" y en otros como "nero, nero".
Por eso nos emociona más "La
muerte no es el final". Por fin una letra patriótica que nos une
cantando, en esta nación de solistas. Esta canción funeral le da
solemnidad de memorial al toque de oración. En la liturgia
castrense, el toque de oración apenas emocionaba hasta que se
impuso "La muerte no es el final". Aquel toque de ordenanza
sonaba, todo lo más, a su chunga letra cuartelera de la hora de
apuntarse a reconocimiento: "Qué malito estás..." Hasta que en
1984, según me he enterado por el programa de Manuel Antonio
Rico, al teniente Muriel, en triste ocasión, se le ocurrió
enterrar a un soldado de su compañía con esta canción de
Cesáreo Gabaraín, que el general Urrutia pasó a todas las
capitanías generales y se convirtió en bastante más que un
Réquiem de Mozart por lo patriótico, adaptada por
Tomás Asiain.
Es una pena que para que se
oiga a la Patria sin que nadie se avergüence tengamos que
enterrar a un militar, héroe de la paz o asesinado por la ETA.
La muerte de los 62 héroes de Turquía no es el final. Es el
principio de una sociedad que oyendo "La muerte no es final" ha
acallado la fanfarria de los antimilitaristas y exige mayores
dotaciones presupuestarias para la dignidad de la Defensa de la
Patria: sí, he dicho Patria, ¿pasa algo? "La muerte no es el
final" ha sido el principio de ese patriotismo constitucional
que nos explicaban y que ahora hemos visto en dolor y muerte, en
lágrimas de la Reina y nudo en la garganta del Rey. Esperemos
que cuando algunos vean la enseña nacional ondeando Constitución
se acuerden de estas sesenta y dos banderas de España sobre los
ataúdes de Torrejón.
Tragedia en el Ejército: especial de El Mundo, con álbum de
fotos del funeral
Sobre la catástrofe de Turquía, en El RedCuadro: "Ojú, la
Brunete"
Monseñor Cesáreo Gabaraín, autor de "La muerte no es el final"
Biografía
de Tomás Asiain
"La muerte no es el final": letra y sonido en MP3 de distintas
grabaciones
HOMENAJE A LOS QUE DIERON SU VIDA POR ESPAÑA |
En el
Homenaje a los Caídos, los Guiones, Banderines y Corona
se colocan a ritmo ordinario frente a un monolito.
Posteriormente, y acompañados por la interpretación de
La
muerte no es el final, marchan a paso lento
hacia el monolito, colocando una corona:
LETRA
( de Cesáreo Gabaraín, adaptación militar de Tomás
Asiaín) :
Cuando la pena nos
alcanza,
del compañero perdido.
Cuando el adiós dolorido,
busca en la fe su esperanza.
En tu palabra confiamos
con la certeza que Tú:
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Tras el canto de esta letra esto, se
inicia el
Toque de Oración (a veces se realiza una
descarga de salvas a la conclusión). Después, los
Guiones y Banderines ocupan su puesto de nuevo a ritmo
de paso ordinario.
Durante el acto de homenaje a
los que dieron su vida por España, se realiza la lectura
de los siguientes textos:
Los demandó el honor y obedecieron,
los requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubricaron
con su arrojo la Patria redimieron.
Fueron grandes y fuertes, porque
fueron
fieles al juramento que empeñaron.
Por eso como púgiles lucharon,
por eso como mártires murieron.
Inmolarse por Dios fue su destino,
salvar a España su pasión entera,
servir al Rey su vocación y sino.
No quisieron querer a otra Bandera,
no pudieron andar otro camino,
no supieron morir de otra manera.
Posteriormente, el sacerdote
procede a la siguiente lectura:
¡Oh Dios!, Padre nuestro y
amigo de los hombres, que premias con generosidad los
actos nobles de tus criaturas:
A cuantos hicieron oblación
de sus vidas en el servicio de España, concédeles tu
amistad y el premio de la vida eterna. Y a nosotros, los
que caminamos aún aquí en la Tierra, españoles de
diversas creencias religiosas y concepciones de la vida,
ayúdanos a estar unidos en la construcción de la paz y
de la justicia.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén
|
TOMADO DEL SITIO DE
INTERNET
http://www.himnonacional.org/muerte.html |
EL SONETO
Del soneto magistral, dedicado a los MÁRTIRES
DE LA TRADICIÓN,
fue autor el poeta burgalés D. Martín Garrido Hernando. Publicó
el libro, de poemas suyos, en Burgos, año 1975, titulado HOJAS
DE ACANTO, en cuya página 351 está el soneto en cuestión-
TOMAS ASIAIN: Nace en Tudela (Navarra)
en 1923, falleciendo en la misma localidad en 1989. Militar de
profesión, estudia armonía, contrapunto, fuga y composición con
el profesor Ricardo Dorado, obteniendo en 1955 el Título de
Composición por
el Conservatorio de Música de Madrid. Estudia Armonía
Contemporánea con su gran amigo y maestro Fernando Remacha. Fue
profesor de armonía en el Conservatorio de Vitoria, donde
conoció al maestro Jesús Guridi con quien trabajó intensamente.
Colaboró en la creación del Conservatorio "Fernando Remacha" de
Tudela, del cual fue profesor de Armonía. Fue director titular
de numerosas agrupaciones corales y de bandas militares: Banda
de Vitoria, Banda de Jaca, Banda de la División de Montaña de
Pamplona, Schola Cantorum del Seminario de Jaca, Orfeón Jacetano
(del que fue fundador), Coro Joaquín Gaztambide de Tudela, etc.
Con los que actuó en casi toda España y en Francia, Portugal,
Italia y Austria. Intervino en diversas efemérides como los
estrenos en España de la Missa in Honorem Laurenti Martiris de
Casimiri o el Magnificat Mea de F.Durante. Entre otros muchos
premios, obtuvo en cinco ocasiones el primer premio del Concurso
Nacional de Coros
Polifónicos con la Schola Cantorum del Seminario de Jaca y en
otras seis el Premio Nacional de Coros, suponiendo su mayor
reconocimiento la concesión en 1971 de la "Medalla Johan
Strauss" del Estado Federal de Viena. Como compositor su obra es
muy diversa: desde temas marcadamente populares, hasta obras de
música sacra ("Misa de Sallent", para coro, orquesta sinfónica y
organo, estrenada en 1971; misa
navarra "Campanas del Alba", etc). Entre las muy distintas
tendencias existentes dentro de la llamada Música Contemporánea,
Tomás Asiáin pertenece al grupo de autores que, sin perjuicio de
la reconsideración de los conceptos musicales fijos y académicos
en busca de una libertad expresiva total para el creador que
caracteriza a todas aquellas, ha conservado los elementos más
esenciales de la tradición de las formas. SUITE DE LAS TRES
DANZAS: Finalizada en Madrid en marzo de 1956, "La Suite de las
Tres Danzas" es una de las obras más importantes y
características de la primera etapa de Tomás Asiáin como
compositor. Compuesta originalmente para Orquesta Sinfónica,
piano y coro mixto, y concebida para ballet, el autor realizó
casi al mismo tiempo su transcripción para banda. Se trata de
una suite de carácter descriptivo cuyo pretexto literario gira
en torno a una simple idea plasmada por el autor al comienzo de
la obra: "Dormitando bajo los álamos sueña con la danza",
pretexto tan subjetivo, que le permite un desarrollo compositivo
liberado también de las ataduras de una trama o libreto previo.
La obra se divide en tres movimientos sobre temas folklóricos de
creación propia: I. Allegro non troppo-Allegretto en Sol m. II.
Tempo de marcha lento en Do M. Y
III. Allegretto en RE M. (Coral). La obra fue estrenada en el
año 1971 en Jaca (Huesca) y fue interpretada bajo la batuta del
propio autor, conjuntamente por la Orquesta Sinfónica Santa
Cecilia de Pamplona, el Orfeón Pamplonés y el Orfeón Jacetano.
En 1988 Tomás Asiáin decidió acometer el arreglo total de su
suite, que solo alcanzaría a la 1ª Danza, al sorprenderle la
muerte en plena revisión. (Jesús Asiáin Riancho).
Hemeroteca de artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
Libros de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
Libros de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -
Correo
|