|
Todos
nos sabemos nuestro DNI de carretilla, y la letra de nuestro NIF,
y el IBI del piso, y el TAE de su hipoteca, y el RH del grupo
sanguíneo. Ahora habrá que aprenderse el ADN. Se lleva mucho
el ADN. Del ADN no se libran ni los difuntos. Los muertos antes
esperaban el santo advenimiento y ahora aguardan el juicio final
de los forenses que les sacan el ADN. El ADN de los fieles
difuntos es como un DNI para el más allá. Ahora que en la
Unión Europea no se pide el pasaporte, se lo exigimos a los
difuntos para que puedan atravesar las fronteras de esta vida,
fuera del área Shengen. Como en tiempos de la dictadura te
daban el pasaporte "para todo el mundo, excepto Rusia y
países satélites", ahora a los muertos les expiden el
pasaporte para que puedan entrar en la paz perpetua del
paraíso, excepto infierno y países satélites.
Ni
Cristóbal Colón se libra de que le han saquen el ADN, lo
que es reducir al almirante de la mar oceana poco menos que a un
Manuel Benítez "El Cordobés" con carabelas. Como si
en vez del salto del Atlántico hacia el descubrimiento de las
Indias Occidentales hubiera dado el salto de la rana. O ponerlo
como a un Julio Iglesias con casoplón del "¡Hola!"
en La Española. Sabido es que Iglesias y Benítez, hasta que
llegó Colón con uno de los dos huevos que manda Trillo a bordo
de aviones de desecho de tienta y cerrado, tenían los ADN más
solicitados en la lista de los cuarenta principales de las
pruebas de paternidad, en cuanto gloriosas braguetas patrias.
Ya que estamos con la moda del
ADN, no debemos quedarnos en las catástrofes o en la prueba de
paternidad del almirante que fecundó a la Madre Patria para que
pariera naciones americanas con rubenianas ínclitas razas
ubérrimas. Yo le haría el ADN a las sentencias del Tribunal
Supremo. No todas las sentencias que alumbra el Supremo son
aparentemente hijas de su padre. Si el Supremo confirma la
condena un buscavidas de la etnia gitana que ha robado dos
gallinas, el pobre gitano va a la trena como en la letra de una
seguiriya. Pero si el Supremo confirma que Batasuna es uno de
los alias que usan los delincuentes de la ETA, esa sentencia no
se cumple en la comunidad autónoma vasca, aunque Europa entera
la aplique. ¿Por qué? Porque a Atucha no le sale del ADN y a
Arzalluz no le sale del RH. (Sabemos el RH de Arzalluz, pero hay
que hacerle el ADN: seguro que es el mismo de la ETA.) Luego,
¿tiene el mismo padre la sentencia del gitano que robó que la
de los separatistas que asesinaron? Probablemente no. Sólo así
se explica que las sentencias se ejecuten según y dónde, y
según qué balones de oxigeno suministren PNV e Izquierda
Unida. Hagamos el ADN al Supremo para salir de duda. Y con los
materiales de laboratorio que nos sobren, hagamos de paso el ADN
a Izquierda Unida. Madrazo va del brazo, que rima, de los
filoetarras; Llamazares va del brazo del PSOE; Rosa Aguilar va
del brazo de sus votantes del PP. ¿Son los tres hijos del mismo
padre ideológico? Esos son los ADN que urge investigar. Si no
queremos que el Tribunal Supremo se nos quede en el Tribunal
Ínfimo.
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -
Correo
|