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El Recuadro   

 Antonio Burgos
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El Mundo de Andalucía,  jueves 13 de noviembre del 2003

  ¿QUIÉN HACE ESTO?    Abel Infanzón de hoynewchico.gif (899 bytes)          


ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Alpechín

La palabra es hermosísima, alpechín. Pertenece al contradictorio ciclo arábigo-andaluz de nuestra muy romana cultura del aceite. El Monte Testaccio de Roma está formado, como saben, por los tiestos rotos de las ánforas de alfar en las que llevaban el aceite de la Bética a la capital del Imperio. Mayormente, para que ni a Trajano ni a Adriano, que se acordaban de su tierra, les faltara aceite en la tostá del desayuno. Sus súbditos eran muy listos, se olían la tostá y les llevaban el aceite a cántaras. Gracias a que quien rompe paga y se lleva los tiestos al Testaccio, los arqueólogos pueden levantar ahora el mapa de la producción aceitera andaluza de la romanidad. Buscando, buscando entre trozos de aquellas ánforas de las que los cántaros de Lebrija son legítimos herederos, los arqueólogos hasta te dicen quién era el Guillén de la época, y quién el Ybarra, y dónde tenía los molinos la Hojiblanca antequerana de entonces, y hasta encuentran restos de envases marca 1881 antes de Cristo.

Nuestra cultura del aceite es completamente contradictoria, porque siendo tan romana en sus raíces y en su grandeza, casi todas sus palabras son más moras que una patera. De momento, la propia palabra aceite, frente a la latina óleo. Los óleos romanos no permanecen más que en su uso sacramental, y seguramente por el latín de la Iglesia hasta el Concilio Vaticano II, que lo quitó sin consultar a la Unesco, como decía Santiago Amón. El habla andaluza no dice en latín el nombre del dorado jugo del fruto del olivo hasta que un cura se lo impone como último sacramento a un enfermo. Sólo en ese caso es el santolio, el santo óleo de nuestra cultura aceitera. En pura romanidad andaluza, tenía que ser el "santaceite". Pero no es.

Como no es molino aceitero, sino almazara. Y la vasija donde el aceite se guarda es también omeya o almohade pura, la alcuza. Como es moráncano puro el alpechín, que como en mozárabe significa literalmente "la hez", el Diccionario de la Academia Española aprovecha que el tren para en Villarrubia para ponerlo auténticamente como los trapos: "Líquido oscuro y fétido que sale de las aceitunas cuando están apiladas antes de la molienda, y cuando, al extraer el aceite, se las exprime con auxilio del agua hirviendo". ¿Qué le ha hecho a la Academia el alpechín para ponerlo como los trapos? Pues le habrá hecho, quizá, como al Guadaira (otro arabismo), que me lo han puesto perdido de alpechines, por lo que los civiles han prendido a los guarros que lo siguen tirando al río, en la suprema ley de esta Andalucía que se tiene por tan limpia y tan encalada: "No se preocupe usted, tírelo usted al suelo..."

Con las disposiciones contra el vertido de alpechines la verdad es que perdemos un sentimental olor de nuestra infancia, cuando los pueblos de noviembre olían a alpechín. Pero gana mucho la pureza de las aguas de nuestros ríos, la transparencia de nuestros arroyos. Ay, arroyo de pueblo andaluz, nadie te ha hecho el elogio literario debido. El Guadalquivir es el Saturno lírico que devora el prestigio literario de sus arroyos. Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y sólo nos acordamos de nuestros arroyos cuando dicen aquí estoy yo, se salen de madre en un temporal y arrían esa barriada que se hizo en sus dominios, pues es sabido que las corrientes de agua son comunistas, como Gordillo o Cañamero, y que no reconocen las escrituras de propiedad e invaden todas las fincas que son suyas. Los arroyos andaluces no entienden de Planes Generales de Ordenación Urbana y cuando se ponen farrucos arrían todo lo que inmemorialmente era suyo. Desde el tiempo de los moros. Desde el tiempo de los moros que le pusieron sus nombres a la romanidad del aceite. En el olivar es oro de aceite todo lo que reluce con nombres arábigos para la cultura romana.

Sobre la cultura del aceite, en El RedCuadro:

El primer aceite 

Jazmines en el ojal- Una tostada con aceite

Jazmines en el ojal- Tres ritos de pan y aceite

Los cursis "gourmets" del aceite


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