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Al
hijo, como Atleti rima con Leti en los chistes, Gil le entregó
solemnemente una camiseta colchonera como un madrigal de
Petrarca, con el nombre de la amada. Aunque Gil, como
comprenderán, creerá que Petrarca es un centrocampista
brasileño que quiere fichar la competencia merengue. Eso, al
hijo. Y al padre, de puro milagro no le regaló Ernest Benach
una camisa negra. La camisa negra es por lo visto prenda de
uniformidad en la Esquerra. En los telares de Tarrasa habría un
excedente de popelín para camisas negras que iban a exportar en
1945 a Italia y que quedó colgado con la caída de Mussolini. Y
los de Esquerra, tan suyos, están dispuestos a poner de moda
esa tela para que los fabricantes vendan hasta la última vara,
la pela es la pela. Y de paso, democratizan el mal recuerdo
fascista de las camisas negras, lo que es de agradecer.
Con camisa negra apareció Carod-Rovira
la noche triunfal y electoral. En la "foto finish" de
acabar con el pujolismo a cualquier precio, el tercero fue
proclamado vencedor en la línea de llegada, por lo que pensé
que la camisa negra era el maillot amarillo de la Volta a
Cataluña. Que ahora es cuando de verdad le
van a dar la Volta a Cataluña y a la tortilla de Pujol. Y
la camisa negra de uniforme llevaba también Benach cuando fue
elegido president(e) del Parlament(o): verán que ya uso el
catalán como lengua cooficial. Benach va a todas partes con su
camisa negra de Eugenio el de los chistes o de palmero de Peret.
Mas cuando baja a Madrid, se la quita. Como sabía que el Rey no
lo recibiría de uniforme, Benach fue a La Zarzuela de paisano:
de España, camisa blanca.
La camisa negra de ERC, como la
procesión, iba por dentro. Por eso a Benach le faltó tiempo
para contar lo que le dijo el Rey. Casi como el otro cuando se
acostó con Ava Gadner. Salió corriendo para contar que la
audiencia había sido "cordial y tranquila". ¿Qué
esperaba? ¿Que el Rey le diera dos hostias, por republicano? No
hay nada que le guste al Rey más que un republicano. Le gusta
un republicano más que un barco o una moto, que ya es decir.
Con los republicanos es que lo borda. Lo bordaría con Benach y
habrá de bordarlo con Carod. Como, sin que lo sepamos, lo
estará bordando con Ibarreche. El palmero de Peret de Carod
salió encantado de haberlo conocido, "hablando se entiende
la gente". Areilza dijo en la transición que el Rey era el
motor del cambio. Un Areilza de ahora habrá de empezar a decir
que el Rey es la reductora de este coche que se ha quedado sin
frenos.
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