Página principal-Inicio

Clic para conectar con el diario El Mundo ABEL INFANZÓN | LA ESE 30 
MES DE MAYO DEL 2004 El Mundo de Andalucía  

Lunes 31: El otro camino del Rocío

Ayer, día de San Fernando, urna descubierta en la Catedral, muchísimos sevillanos hicieron el camino del Rocío. ¿Que no, que eso empezó entre el miércoles, que las hermandades sevillanas ya hicieron su presentación el sábado, y que no pudieron hacer el camino? En absoluto. Insistimos: muchos sevillanos hicieron ayer el más penoso y esforzado camino para rezar a la Virgen o para ir a la casa donde estaban invitados. El otro camino, el de las hermandades, el que sale en los periódicos, Quema, Caoso, Camino de las Cigüeñas, Raya Real y Ajolí es nada al lado del camino que hizo la infantería motorizada de los sevillanos que fueron a pasar el domingo en el Rocío. Ahí son nada, las fatigas y esfuerzos de la larga caravana de coches desde Almonte hasta la aldea, estrictamente a paso de carreta, sin tamboril al lado. Y luego, ya allí, el paso por la caseta del apoquinamiento: cuesta aparcar un coche en el Rocío casi tanto como alquilar una casa. Y después, la polvorienta senda hasta los aparcamientos, en los mismísimos chirlos mirlos. Y dejar el coche al solazo, pensando en el dineral que nos costará luego lavarlo para quitarle el polverío. Y ponerse a andar, bajo el sol y la calor, camino de esa calle que no sabemos nunca dónde está. Y comprobar que el primero al que preguntamos por la calle Lince no sabe, porque es de Badalona. Y el segundo tampoco, porque es un cochero de Ecija que es la vez primera que viene. Fatigoso camino de arenas por calles y plazas desconocidas, dando rodeos y tumbos, hasta llegar a la casa. Y al llegar, encima, la bronca: "Hombre, por fin, menos mal que llegáis. ¿Pero cómo habéis podido tardar tanto, si habéis salido a las 9 de la mañana de Sevilla?"

Subir   

Domingo 30: ¡Sombrero paja, trabaja!

Domingo del Rocío. Sevilla vacía, sin sevillanos. Qué maravilla machadiana. Toda Sevilla, o al menos la se cree serlo en exclusiva, en las arenas de la ermita de Almonte. La ciudad hoy se conjuga y declina como Triana, El Salvador, El Cerro, Macarena, Sevilla-Sur y Montequinto. Y los más peras de la repera, ronean por allí con la moda del sombrero de alancha no de fieltro de conejo de la fábrica de Fernández y Roche en la calle Arroyo o de la artesanía de García en la Alcaicería. Los más peras llevan un sombrero hecho con paja panameña o ecuatoriana de jipijapa. Sombrero de alancha tropical, con tanto sabor a Caribe como la guayabera de rayadillo del uniforme de las tropas expedicionarias del general Weyler. No viejos sombreros del campo andaluz, de los que evocaba entre cencerros de los cabestros, en su bella prosa de caballista, el difunto Luis Ramos-Paúl Dávila, gloriosos sombreros con la cinta sudada del trabajo con las vacas por los cercados. Son impolutos sombreros de la Pasarela Cibeles del Rocío. Que nos hacen recordar una Sevilla de otros sombreros de paja no laborales de segadores o albañiles: los canotiers de los señoritos de los años 20, juerga en el Kursaal donde ahora está Mango y claras del día en los reservados de la Venta Eritaña, donde ahora la Guardia Civil. Cuando pasaban por la Sevilla de las vísperas de la Exposición aquellos señoritos del canotier de paja, los chiquillos les decían por la calle: "¡Sombrero paja, trabaja!" Hoy, en la aldea, se lo podrán decir también los viejos almonteños, con su sudada gorra del trabajo en la marisma, el gris pañuelo tartésico anudado a la nuca: "¡Sombrero paja, trabaja!"

Subir  

Sábado 29: Para Joan Manuel Serrat

En el teatro de la Maestranza de Artillería, anoche y esta noche, Joan Manuel Serrat con la Orquesta Sinfónica de Sevilla. Mediterráneos y guadalquivires a toda orquesta, en su voz, poeta, que es memoria y crónica de un tiempo, testigo de esperanzas perdidas y de libertades halladas. Suenan los versos de Antonio Machado en su voz de usted y en la memoria de las coplas andaluzas que en Barcelona escuchaba su madre, en aquella vecinal radio de cretona, terroso chocolate de las cartillas de racionamiento y disco del oyente. "De quien ella sabe". Nunca un cantante hizo tanto por la divulgación de un poeta como usted, maestro Serrat, con Machado, musicándolo. La gente cree que la saeta famosa es suya de usted y no de Machado, y las bandas de Semana Santa las meten por cornetas y tambores y los cantaores, a compás de bulería. Y está usted, Serrat, por azar o necesidad, entre nosotros, precisamente en este fin de semana del Rocío que es como el cumplimiento pascual de un sueño machadiano. Usted le cantará a Machado en una Sevilla con las calles vacías, donde se puede aparcar perfectamente, pasear gustosa y lentamente en soledad por un azul de convento, una ciudad vieja que vuelve a dormirse en el tiempo. A ese poema que Machado hizo firmar a nuestro heterónimo y apócrifo Abel Infanzón no le puso usted música en aquel disco memorable que nos dio a conocer en el ya derribado Teatro San Fernando. Pero cuando termine usted su recital de esta noche a teatro lleno, señor Serrat, podrá salir a pasear hermosas calles solitarias y a descubrir de nuevo el mármol y el mañana de su poeta: "Sevilla sin sevillanos, qué maravilla."

Subir 

Viernes 28: Coplas de canónigos

Hay una antigua copla satírica sobre los canónigos que vivían en Abades y su relación con la chiquillería de la calle, en su relajado voto de castidad. Decía: "En la calle de Abades/ todos han tíos/ ninguno padre". Ahora podemos escribir otra copla de calonges, referida al dinero, no al sexo. Diría: "En el cabildo metropolitano/uno pone el dinero,/y otros la mano". Los que ponen la mano al partido que defiende el aborto con barra libre y a quien haga falta, saben quiénes son. Y el que pone el dinero es el canónigo de honor, ilustrísimo señor doctor don Miguel Castillejo Gorraiz, alias El Cura de Córdoba. En la exposición del sesquicentenario del Dogma de la Inmaculada se ha visto. Estaban en la inauguración los canónigos efectivos de la escala básica y el pagache calonge de complemento. El Cabildo no ha puesto un duro. Todo lo ha pagado Castillejo. Al que luego critican, claro, según norma de la casa. Exposición sobre la Purísima donde hubo discursos en los que observamos la pérdida de una palabra tradicional sevillana y su sustitución por un neologismo de moda. Es el adjetivo que designa lo perteneciente o relativo a la Inmaculada. El adjetivo tradicional era "concepcionista". Voz en desuso. Ahora se lleva "inmaculista". Los dineros que ha puesto el Cura Castillejo son, pues, inmaculistas, a mayor honra y gloria de esa sevillanísima Pura y Limpia del Postigo que se quedó sin salir por la vanidad de los silentes primitivos y que tiene una exposición catedralicia que incomprensiblemente se cierra el 28 de noviembre. Nada, hijos: dejad para mejor ocasión el 8 de diciembre.

Subir   

Jueves 27: Sevillanidad de Montequinto

¿Cuántos sevillanos viven en Montequinto? No lo sabemos exactamente, pero deben de ser bastantes más de los que viven en la calle Tetuán, donde tras su conversión en milla de oro (y del moro) comercial, si quedan las viviendas de quince familias, muchas son. En Montequinto viven casi tantos sevillanos como en las tiras de casas adosadas que están convirtiendo al Aljarafe en una conurbación. Lo que no consta es que, por muy sevillanos que se sientan sus habitantes, Montequinto no es Sevilla. Montequinto es término municipal de Dos Hermanas. A efectos de la ley. A efectos de los sentimientos, Montequinto es más Sevilla que San Jerónimo, que es del término municipal. San Jerónimo es una especie de La Algaba donde se elige alcalde de Sevilla. Montequinto, en cambio, es una Sevilla con todas sus especies y aditivos de especias olorosas de La Venera, donde se elige alcalde de Dos Hermanas. Por eso está muy bien que Montequinto tenga ya su propia hermandad del Rocío. Hermandad que ni en la aldea ni en los caminos cuenta como "Dos Hermanas Norte", sino una más de Sevilla. Las hermandades rocieras de Sevilla, digan lo que digan los términos municipales son, a saber: Triana, El Salvador, Sevilla Sur, El Cerro, La Macarena y Montequinto. Si alguna prueba nos faltaba para demostrar la sevillanidad de Montequinto, ahí está. Con la de nazarenos de Sevilla que se visten la túnica en Montequinto y con la de niñas vestidas de flamenca que salen de Montequinto camino de la Feria, la sevillanidad, como el valor militar, no se le supone a esta barriada de la ciudad, sino que queda más que probada.

Subir  

Miércoles 26: Agravio rociero

Días de caminos del Rocío. Los que hace unas semanas tanto preocupaban, porque estaban arriados y no se podía pasar y las aguas se habían llevado el mítico puente del Ajolí, y eso que ahora no estaba "hecho de palos podríos" como en la copla, sino en plan Ministerio de Fomento, con todos sus avíos. Son fatigosos los caminos del Rocío. Estas mañanas de cohetes son especialmente fatigosos no para los romeros que van en sus carriolas y en sus remolques, sino para los que no tienen nada que ver con hermandad alguna ni con la devoción a la Patrona de Almonte. Salen las hermandades de Sevilla, pasan por Sevilla las hermandades de la Vega, cruzan por las carreteras de acceso las del Aljarafe, y hablando de copla del Ajolí, se ve la copla. Lo que les faltaba a los embotellamientos mañaneros de la SE-30 y de la Cuesta de Castilleja, de la avenida de Tablada y del Puente de las Delicias, de Chapina y de Camas y La Pañoleta eran las carretas y carriolas de las hermandades que emprenden el camino hacia las marismas. El Plan Romero no tiene previsto o por lo menos solucionado este daño colateral de la romería, ¡vaya plan con los romeros! Y lo más curioso de todo, el agravio a los rocieros en esta ciudad tan cofradiera y mariana. Aquí sale cada dos por tres una hermandad en procesión extraordinaria, se arma el follón circulatorio, y nadie protesta. En cambio, salen las carretas y todo el mundo se pone a largar contra los romeros. Llegamos a la conclusión de que Sevilla no es tan rociera como algunos creen. No rechista ante los inconvenientes de las cofradías y larga tela marinera contra las hermandades del Rocío. Asimetría le llaman a esto los políticos.

Subir 

Martes 25: Emprendedores sobre ruedas

El otro día presentamos a un empresario sevillano ante cierto señor que fuera y le hicimos la siguiente introducción: "Mire usted, este amigo nuestro es lo que Chaves llama un emprendedor, pero de verdad". Tal calificativo podríamos aplicar ahora a los jóvenes empresarios sevillanos que inventaron un día, en la Expo o en la post-Expo, los autobuses colorados de dos pisos con la azotea de arriba al descubierto, en los que los turistas se dan una vueltecita por Sevilla y se hartan de echar fotos y de pasar calor en plena hora de la siesta en el mes de agosto, evidentemente hay gente para todo. Aquellos emprendedores jóvenes empresarios, a lo tonto a lo tonto, crearon un modelo de desarrollo turístico al que pronto Sevilla se le quedó pequeña. Ya celebramos aquí cuando esos autobuses turísticos de dos pisos con azotea practicable llegaron a Cádiz y a La Habana, pero es que también han llegado a la China, y pasean ahora por la muralla china como pasan ante las murallas de la Macarena. Las últimas extensiones de esta multinacional del paseo del turisteo han llegado a Marraquech. Nápoles y Padua, y son ya sesenta y seis ciudades de todo el mundo las que tienen este servicio turístico proyectado y realizado desde Sevilla. Ese sector turístico tan en manos de las multinacionales para los vuelos charter, los paquetes hoteleros y las centrales de reservas tiene su otra cara de la moneda en la Compañía Hispalense de Tranvías y en sus vehículos del City Sightseeing, que así se llama la iniciativa. Quede aquí consignado en tiempo y forma, en esta tierra donde dicen que no hay iniciativa empresarial.

Subir  

Lunes 24: Las tres duquesas

Los periódicos traen la nómina de los sevillanos que estuvieron en la boda. Estuvieron más por lo que representan que por lo que son ellos mismos. Don Alfredo Sánchez Monteseirín estuvo porque es el alcalde que elegimos, y con su presencia nos representaba a todos. Del mismo modo, estaban los que iban por la Junta de Andalucía, por la Real Maestranza, por la Diputación de la Grandeza. (No, por el Consejo de Cofradías no había nadie, qué fallo...) Y de señoras, lo mismo. Estaban en cuanto consortes. Soledad Becerril no estaba como ex-ministra, sino como mujer del teniente de hermano mayor de la Maestranza de Ronda. Por lo que son, ellas por ellas mismas, únicamente estuvieron en la boda las tres duquesas de Sevilla: la de Medinaceli, la de Alba y la de Osuna. Entre las tres reúnen más títulos que los que pueda tener cualquier segundón de la realeza europea de los que estaban allí y cuyos nombres desconocían los comentaristas de la tele. Sevilla debería valorar en su patrimonio sentimental e histórico a estas tres duquesas, los títulos más importantes del Reino: Mimi Medinaceli, Cayetana Alba y Angela Osuna. Curiosamente, los tres grandes títulos relacionados con Sevilla los ostentan señoras. Son casualidades de la Historia pero nosotros lo contemplamos de otra forma. Toda esa demagogia letífica de la igualdad de género en las instituciones tradicionales de España fue algo que aquí en Sevilla se consiguió hace mucho tiempo. Aunque fuese por azar de la Historia, pero se logró. Así que sin reforma constitucional de ninguna clase y sin demagogias populacheras, Sevilla cumplió hace muchas décadas en materia de títulos del Reino el sueño de la igualdad de las mujeres.

Subir 

Domingo 23: La nuestra, mejor

Si tuviéramos una amistad y una confianza con la Infanta Doña Elena, le pondríamos un telegrama que dijera: "La nuestra, mejor; dónde va a parar..." En punto a la última boda real de esta generación se ha confirmado nuestra sospecha. Que Madrid no es Sevilla. Que donde esté Sevilla, que se quiten las bodas de Estado en Madrid. La boda de la Infanta Elena, aun no siendo de Estado, sino de familia, estuvo una cosa así como setecientas mil veces mejor que la don Felipe. El otro día nos hacíamos unas preguntas que han tenido la respuesta que sospechábamos. "¿Dará mejor en televisión esa Almudena como de Disneylandia con el horror de los frescos del fresco de Kiko Argüello que nuestra Catedral magna e hispalense?" ¡Qué va a dar! "¿Habrá en las calles de Madrid el entusiasmo popular que había en las de Sevilla cuando se casó Doña Elena?" ¿Qué va a haberlo, si se veían cientos de metros sin un solo curioso, con la Policía mirando hacia el público inexistente, vigilando a la nada? "¿Resultará mejor el paseo triunfal de los novios a bordo de un "letimóvil" que en un landó enganchado con cinco caballos a la larga y enjaezado a la calesera?" ¿Qué va a resultar, si ese Rolls recuerda más de la cuenta a la Guardia Mora de Franco y los novios parecía que iban en el escaparate de la Confitería La Campana? Y más cosas: la gente, la bulla, igualito allí que aquí. ¿Y Atocha en vez de El Salvador? ¿Dónde va a parar? Si Atocha parece una capilla de colegio de monjas, con tanta tradición de Corona y tanto cuento de Madrid, y allí ni están enterrados los bisabuelos del Príncipe ni nada? Lo dicho. La nuestra, infinitamente mejor. Dónde va a parar...

Subir   

Sábado 22: Corpus y Cruz del Campo

Las portadas del Corpus son a las portadas de la Feria como el pregón de las Glorias al pregón de la Semana Santa. Ciudad inventora de tradiciones, en Sevilla nos hemos inventado la tradición de que las portadas del Corpus en la Plaza tengan que reproducir cada año la fachada de un monumento. A nosotros nos gustaría más que las portadas de Corpus representaran las portadas del Corpus, y reprodujeran el espíritu de la gran fiesta barroca del Corpus. Y no es ningún retruécano, sino el deseo de que todo sea lo que parece y todo parezca lo que es. Este año, quizá como homenaje a la industria cervecera que lo tiene por nombre y antes lo lucía como logotipo y que cumple un siglo en este 2004, las portadas representarán el templete o humilladero de la Cruz del Campo, piedra angular para los orígenes de la Semana Santa, destino del Vía Crucis establecido desde la Casa de Pilatos por el Marqués de Tarifa. ¿Qué tiene que ver el templete de la Cruz del Campo con el Corpus? Pues nada. Tiene que ver con la Semana Santa, pero da lo mismo. Y será curioso observarlo: en esa representación efímera, quizá el humilladero del antiguo camino de los Caños de Carmona esté como debería estar, restaurado, consolidado, sin un bloque de pisos a un lado y un río circulatorio por el otro... Y quizás, viéndolo reproducido en la Plaza de San Francisco para el Corpus, se anime el Ayuntamiento y se digne acometer su restauración de la verdadera Cruz del Campo, que está mucho peor que en un tanque de salmuera.

Subir  

Viernes 21: Donde esté Sevilla...

Mañana en Sevilla verá la boda (ya saben qué boda) toda Sevilla. Como aquí somos así, me pongo lo que quieran a que esos que dicen que están de la boda hasta el gorro y que la boda es un dispendio de dinero público serán los primeros que estarán como un reloj delante de la pantalla, para no perderse ni un detalle. Boda en la que desde el punto de vista sevillano se plantean unas incógnitas, ¿Le saldrá a la Real Familia la boda del niño en Madrid mejor que le salió la boda de la niña en Sevilla? ¿Dará mejor en televisión esa Almudena como de Disneylandia con el horror de los frescos del fresco de Kiko Argüello que nuestra Catedral magna e hispalense? ¿Habrá en las calles de Madrid el entusiasmo popular que había en las de Sevilla cuando se casó Doña Elena? ¿Resultará mejor el paseo triunfal de los novios a bordo de un "letimóvil" que en un landó enganchado con cinco caballos a la larga y enjaezado a la calesera? (¡Toma Club de Enganches, Lele!) ¿Será tan telegénico y mediático el cardenal Rouco como aquí el Amigo cuando le echó las bendiciones a Marichalar? Ojalá nos equivoquemos, pero el ambiente de la boda real de Sevilla surgió de abajo arriba, y el de Madrid se ha impuesto de arriba abajo, con mucho calentamiento previo a través de la televisión que aquí no hizo falta. Y eso que aquí se casaba una Infanta, no el heredero de la Corona, y que era una boda de familia más que una ceremonia de Estado. Pero Sevilla tiene una cultura de la calle y de la bulla que no la tiene Madrid. Ojalá nos equivoquemos, por el bien del Reino de España, pero a muchos sevillanos nos da el pálpito de que mañana tarde, la gente dirá: "Sí, lo de Madrid ha estado muy bien... Pero donde esté Sevilla..."

Subir  

Jueves 20: Remolques-anuncio

La publicidad es una bendición del cielo. Gracias a la publicidad viven los periódicos, las emisoras de radio, las televisiones, y con su patrocinio se conocen las noticias y se debaten y difunden las ideas. Nada más lejos de nosotros que estar en contra de la publicidad. En la Cuba de Fidel Castro no hay publicidad, como no la había en la antigua Rusia soviética. Pero la sociedad ha de tomar sus cautelas y controles para no ser dominada por la publicidad incontrolada. Ahora en Sevilla ha aparecido un soporte publicitario salvaje, asilvestrado. Son unos remolques de anuncios, presuntamente hechos para ser paseados por un vehículo que los arrastra, pero que de hecho se convierten en fija publicidad exterior en las aceras. Llegan, dejan uno de estos remolques, y allá que está semanas y semanas, con su anuncio, y los vecinos lo tienen que aguantar por narices y los transeúntes a veces hasta se tienen que echar abajo de la acera para poder pasarlo. Si todavía estos anuncios-remolques llevaran publicidad amable y refinada, quizá tendría un pase. Pero comunidad de vecinos hay que tiene que soportar que delante del edificio le plantifiquen el equivoco anuncio-remolque de un puticlú con la publicidad de las despedidas de soltero y las labores de artesanía a la que se dedican las señoritas de su plantilla. Ya que la grúa municipal no retira los vehículos en doble fila con la contundencia que se dijo, por lo menos que la empleen para retirar esta publicidad salvaje, soez y cutre que además suponemos que paga menos impuestos que los cernícalos del Salvador.

Subir 

Miércoles 19: Caminos del Rocío

Hay una encuesta sevillana del CIS cuyos datos no vienen en los periódicos. Es la encuesta del CIS de lo que se oye en las barras de los bares o de lo que están hablando en la mesa de al lado en ese pequeño restaurante donde tienes que escuchar las otras conversaciones a la fuerza. Según esta encuesta sevillana, el mayor problema no es la delincuencia, ni el paro, ni la falta de suelo urbano, ni el incierto futuro de Astilleros de Sevilla, ni la movida de la botellona, ni la gris perspectiva de la burbuja inmobiliaria, ni la cantada subida de las hipotecas y los tipos de interés. Según esta encuesta el mayor problema que tiene Sevilla ahora mismo son los caminos del Rocío. ¡Madre, qué problemazo! Que si el río Pudio no deja pasar de Bollullos de la Mitación adelante, que si las aguas se han llevado el puente del Ajolí y el Ejército va a tener que poner uno provisional, que si el problema de las hermandades de la provincia de Cádiz es mayor todavía, porque el Coto está anegado y están pensando en tirar desde Bajo de Guía por el camino de la playa y no por dentro de Doñana... Volvemos a lo de siempre: si Sevilla empleara en actividades productivas el esfuerzo, la dedicación, la intensidad, el apasionamiento, las horas y los dineros que aplica a la Semana Santa, a la Feria y al Rocío, esto era la ciudad más esplendorosa, sólida y rica del mundo, y estábamos a la cabeza de las grandes potencias mundiales de la industria. ¿Pero qué camino espera a una ciudad cuya mayor preocupación en esta hora son los caminos del Rocío?

Subir  

Martes 18: Trampantojos

La idea para el recorrido de los novios (ya saben qué novios) se le ha ocurrido a Pascua Ortega, ese decorador de casas buenas de Sevilla. Como Madrid es bastante feo, a Pascua Ortega se le ha ocurrido tapar determinados edificios con enormes trampantojos que representan el cielo de la ciudad, tomado de cuadros goyescos e importantes. La solución podríamos importarla, con o sin Pascua Ortega. Y no para las bodas regias, sino para el casamiento de Sevilla con la ciudad soñada. En la plaza de San Pedro, se pone un trampantojo sobre el edificio del Colegio de Arquitectos, un trozo de cielo de un cuadro de Barrón mismo. En Tetuán esquina a Jovellanos, donde estaba La Española y ahora una arquitectónica caja de zapatos que no se ha renovado con la revitalización de la calle, se pone un trampantojo con un trozo de cielo de Gustavo Bacarisas. En la Campana, se cubre el edificio de Zara-El Ocaso con el trampantojo de un cielo de Carmen Laffón. En la calle Oriente, se pone un trampantojo de la Giralda de Arteaga en ese edificio de Abengoa que tapa la Giralda. Y de restaurar la Plaza de España, nada: se pone un trampantojo del cuadro que pintó Grosso con la inauguración de la Exposición del 29. Así recuperamos, a su vez, los cielos perdidos de Joaquín Romero Murube en su centenario. El cual, a su vez, también tiene su trampantojo. El trampantojo literario de las conferencias y mesas redondas sobre un escritor a quien la ciudad, cuando estaba vivo, no le echó ni puñetera cuenta y que ahora, una vez muerto, coincidimos todos en decir que tenía toda la razón.

Subir 

Lunes 17: Luis Montoto en la Plaza Nueva

Mediodía de la Feria del Libro. Anuncios de firmas por los altavoces. Al pie del caballo de San Fernando, la carpa de las tapitas, con poetas de guardia acodados en su barra. Carritos de niños y libros infantiles. Un escribiente sevillano se acerca a Francisco Robles, que firma ejemplares de su "Monipodio". Va y le dice: "Robles, tenga usted mucho cuidado, porque aquí ocurren unas cosas muy raras. A mí me acaba de entrevistar Luis Montoto, para el periódico dueño de su Sevilla Televisión de usted. Así que no se extrañe si dentro de un rato viene a entrevistarlo Chaves Nogales..." Lo que el escribiente sevillano de la guasa no le dice a Pacorrobles es que se trata de la bendita tradición de los oficios y sus apellidos en esta ciudad. Apellidos que se perpetúan por generaciones en la abogacía, la medicina, la arquitectura, el comercio. Hasta en el sevillano oficio de no doblarla. Este Luis Montoto con nombre de calle Oriente que informa de la Feria del Libro en el ABC es el periodista Luis Montoto Rojo. Bisnieto de un gran periodista sevillano del siglo XX: don José Montoto González de la Hoyuela, director de "El Correo de Andalucía" y presidente de la Asociación de la Prensa. Loreño militante de la Virgen de Setefilla, don José Montoto quizá fuera el primer periodista sevillano con columna diaria propia: las "Pajaritas de papel" que leía Sevilla entera cuando en el periódico clerical fundado por Spínola era donde venían todas las esquelas mortuorias, aún no el ABC anterior a Guillermo Luca de Tena, al que la derecha sevillana consideraba demasiado liberal y decían los curas que el liberalismo era pecado.

Subir

Domingo 16: Los suelos que perdimos

Se le hace justicia a Joaquín Romero Murube, y mañana empieza en la Feria del Libro un ciclo memorial en el centenario de su nacimiento en Los Palacios: 1904-2004. Todos cuantos no han leído en su puñetera vida a Romero Murube, ni ganas que tienen, que son legión, conocen en cambio su frase más tópica, el título de un libro: "Los cielos que perdimos". Hoy Joaquín Romero no escribiría de los cielos, dados por perdidos, sino de los suelos. Sevilla no solamente ha perdido los cielos, sino que ahora está perdiendo los suelos, en la bolsa de la especulación y la recalificación. Quien quiera hacer un bloque de viviendas, no encuentra suelo. Quien quiera poner una fábrica (que hay "gente pá tó"), no encuentra suelo. Los suelos de Sevilla están ahora fuera de su término municipal. En toda esa poligonería de Camas, de Mairena, de Salteras, de Brenes, de La Algaba está la Sevilla industrial y de servicios que no encontró suelo en la ciudad, o que, teniéndolo, lo vendió para hacer pisos. Hasta Mercasevilla se va a Majarabique. La Cruz del Campo irá cerca del RACA. Y como los pisos que salen en lo recalificado son tan caros, muchos sevillanos se tuvieron que ir al Aljarafe, arrojados del paraíso de los cielos de la ciudad. En algún estudio urbanístico hemos leído que hablan incluso de "la emigración al Aljarafe", como si fuera de la emigración a Alemania de los años 60 del siglo XX. El Aljarafe: esa Sevilla adosada y aljarafeña donde miran la puesta de sol en el Guadiamar los que perdieron no sólo los cielos de Sevilla, sino los suelos de Sevilla.

Subir

Sábado 15: Juan Carlos Marset

Días de libros en su Feria. Feria en la que se escancia el rebujito de los clásicos y los contemporáneos, las listas de "best sellers" y las obras de catálogos que ahora podemos ver casi completos sobre un mostrador. Y días de premios literarios. Esta noche, el "Fernando Lara", el premio que descubrió que Ruiz Zafón podía tener un millón de lectores. Y ayer, fallo de un premio de biografías. Con una sorpresa. Agradable. "Un concejal gana un premio literario", puede ser el título. Y el texto: "El nuevo delegado de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla y profesor de Estética de la Hispalense, Juan Carlos Marset, obtuvo el primer premio de biografía "Domínguez Ortiz" otorgado por la Fundación Lara por su obra "María Zambrano, los años anteriores a la República". El galardón de nueva creación, dotado con 18.000 euros, ha distinguido un ensayo en el que el autor se detiene en los primeros años de vida de la escritora y filósofa malagueña hasta llegar al 14 de abril de 1931, fecha en la que se proclamó la II República". Nos han hablado en los términos más elogiosos del nuevo concejal de Cultura, lo que nos alegra. La cultura de la ciudad merece al frente a una persona así, culta, leída, alejada del popularacherismo y del folkloreo que suele darse de matute como cultura. Este premio avala esa fama con la que el profesor Marset llega al Ayuntamiento. Deseamos fervientemente que renueve los laureles de los éxitos de la profesora Enriqueta Vila Vilar, la americanista y académica que tan importante labor culta hizo en esa Delegación. Está muy bien que al frente de Cultura esté un hombre de la cultura más que un político.

Subir  

Viernes 14: El bendito no parar

En Sevilla se sabía antes que en vísperas de la Semana Santa y en Entrefiestas esto era el no parar de actos y más actos, convocatorias y más convocatorias. Pero que una vez pasada la Feria, todo volvía a la provinciana normalidad de la quietud, donde quien organizaba un acto sabía que se le llenaba, porque en Sevilla, a esa hora de las 8 de la tarde no había nada más. Pero, hijo, no sé lo que pasa, que esto es el no parar. Pasa la Feria y sigue todo con la misma actividad que en vísperas de Semana Santa, o más si cabe. Venga actos, convocatorias, mesas redondas, mesas cuadradas, inauguraciones, convenciones, conciertos, exposiciones, inauguraciones. La mesa de un sevillano medio importante recibe al cabo del día media docenita de invitaciones para cosas que se celebran en la ciudad, y nada digo de las redacciones de los periódicos, las emisoras y las televisiones. Si cada medio tuviera que enviar un redactor a cada acto que se celebra en Sevilla, ser acabó con el paro de licenciados en Ciencias de la Comunicación. Y esto, que parece fastidio, pues bien mirado y considerado no lo es, sino todo lo contrario. Esto de que tengas que elegir entre cuatro cosas a las que te gustaría ir y que coinciden de hora demuestra que Sevilla tiene ya tanta vida cultural, económica, social, comercial, artística y musical como Madrid o Barcelona. La misma Feria del Libro, que antes eran unos heroicos libreros detrás de un mostrador en la Plaza Nueva, aguardando compradores que no llegaban, es ahora un hervidero de actividades. El bendito no parar.

Subir 

Jueves 13: San Telmo peatonal

En Sevilla tenemos una liada de tráfico importante. No es que la circulación esté mal, dicho sea en honor de Fran. Demasiado bien está para como podía estar con las obras del Metro, con media Sevilla cortada al tráfico. El lío es que cada día hay una novedad de corte. ¡Te llevas unos cortes con los cortes! Para circular por Los Remedios es mejor contratar a un "sherpa", que te lleve de Virgen de Consolación a Sebastián Elcano, porque, si no, acabas en el puente de San Telmo o en el Puentehierro de San Juan. Y ahora, encima, cuando tires por la avenida de Carlos V hacia Viapol, te encontrarás con que también está cortada, y que hay que ir por Capitanía. Por eso sería de desear que mientras la ciudad estuviera patas arriba con las por otra parte necesarias obras del Metro, no enfollonaran más la circulación con la creación de nuevas zonas peatonales. Peatonalicemos, sí, lo que haga falta, pero cuando el Metro esté ya terminado y se pueda llegar allí en ese tren que hoy por hoy sólo nos está pegando escobazos. Peatonalicemos, sí, pero cuando la circulación esté restablecida sin los cortes del Metro y se pueda ir por Sevilla sin necesidad de echarse al bolsillo los planos de los desvíos que vienen en el periódico. Lo digo por la peatonalización de la fachada de San Telmo. Con la calle San Fernando cortada, con El Foso casi como vía de emergencia, peatonalizar ahora ese trozo de la avenida de Roma y del Cristina es un lío innecesario. Y si a Chaves le molesta el ruido de los coches, más nos molestan a nosotros las calles cortadas y nos aguantamos por el bien común del futuro Metro.

Subir 

Miércoles 12: Vaya regalito

En sus últimos años de vida, Rafael Alberti pintó el cartel anunciador del Carnaval de Cádiz. El cartel había que verlo. Unos decían que era un monumento al falo. Otros, que al faro de las Puercas o al faro del castillo de San Sebastián. Y llegó el Carnaval, y la crítica popular al cartel quedó perfectamente establecida. La chirigota "Los borrachos", que fue el pelotazo de aquel año, se situaba en sus coplas ante el cartel de Rafael Alberti y exclamaba: "¿Pero qué es esto, Dios mío de mi alma?" Sin que hayan oído a la chirigota gaditana (ellos se lo pierden), eso mismo exclamarán probablemente el Príncipe de Asturias y su novia cuando reciban el cuadro de Miguel Pérez Aguilera que le manda como regalo de boda la Muy Moderna Ciudad de Sevilla: "¿Pero qué es esto, Dios mío de mi alma?" Sin que esto suponga el menor desdoro para el autor de la obra, para aquel pintor y profesor de Bellas Artes que fue maestro de todas las vanguardias sevillanas, el cuadro nos trae unas "Reminiscencias andaluzas" muy distintas a las que dicen que representa. Más que de las ocho provincias andaluzas, nos trae reminiscencias de esas mantas plateadas que usan las ambulancias de los bomberos y de Protección Vicil para cubrir a los heridos y a los muertos en casos de catástrofe. Y hay otro matiz: otra vez estamos ante la ciudad que se otorga sin más la representación de toda Andalucía. Si el cuadro se lo regala Sevilla a los novios, ¿por qué tiene que representar a Andalucía y no a Sevilla? Que es la ciudad, ojo, no la Junta, la que hace este regalo en forma de problema, porque colgar este regalito en aquella casa será un problema.

Subir

Martes 11: El 150, "todo a l00"

Pío IX fue el Papa en cuyo honor un pastelero granadino de Santa Fe inventó los piononos que ahora ponen de postre en muchos restaurantes. Y aquel Papa con nombre de pionono fue el que proclamó, con la bula "Ineffabilis Deus", el 8 de diciembre de 1854, el Dogma de la Inmaculada Concepción, que Sevilla por su cuenta había ya declarado muchos siglos antes, con las coplas de Miguel del Cid. En 1954 se cumplió el centenario de la bula y fue conmemorado en la Catedral con el encargo de un cuadro bien polémico en su tiempo: "La proclamación del Dogma de la Purísima", que pintó Alfonso Grosso y que hace cincuenta años que está colgado en el crucero, justo encima de donde ponen el efímero altar mayor para las grandes solemnidades. En ese cuadro se aclaran muchas cosas: a la Purísima, por ejemplo, le puso Grosso su verdadero rostro, el de la Esperanza de San Gil. Eso quedó de la conmemoración hace cincuenta años, en el centenario del Dogma. ¿Qué ha quedado ahora en la Catedral, en el sesquicentenario? Pues nada. El recuerdo de la bulla de la bula sesquicentenaria y de la Giralda colgada. No colgada de azul celeste, de azul Murillo Inmaculada, sino de azul mono de mecánico, de azul túnica del Baratillo, de azul arenero de la plaza de los toros. No digo yo que hubiera pintado la Catedral el pintamonas de Kiko Argüello, pero quizá la más permanente conmemoración del Dogma hubiera sido la incorporación al patrimonio de la Patriarcal y Metropolitana de una buena obra de arte contemporáneo, la Inmaculada con la cara de la Concepción silente mismo. Pero nada. Al 150 le ha cogido el "todo a 100" que vivimos en todos los órdenes. El cuadro de Alfonso Grosso en "La Sevilla que no vemos" (Sobre este tema, ver abajo texto del domingo 9 de mayo)

Subir   

Lunes 10: Sevilla isabelina

Lo dice Manuel Mantero en su libro de memorias sevillanas que presentará mañana y cuya lectura recomendamos. A Sevilla le gusta un centenario y un cincuentenario más que a un capillita una procesión extraordinaria. Las conmemoraciones, dice Mantero, son como los grandes entierros de la Historia. Así que estamos celebrando los 150 años del Dogma de la Purísima y los 75 años de la inauguración de la primera Expo del siglo XX. El Dogma concepcionista: la Sevilla que sigue siendo. La Exposición Iberoamericana: la Sevilla que pudo haber sido, el 92 con los números cambiados. Pero se celebra también un centenario que preferimos sobre los otros: cien años de la muerte de Isabel II. La Academia de Buenas Letras dedica un ciclo a la Sevilla Isabelina. Que es la Sevilla del romanticismo, perpetuada luego por Exposiciones y Expos. La Sevilla que crea la Feria y que construye el primer puente sobre el río. Esto tiene un ver. La ciudad del río no tuvo un puente hasta el reinado de Isabel II; hasta que se pudiera cantar: "Por el puente Triana,ay,/pasa la Reina..." Es la Sevilla que importa burguesías de Bonaplatas e Ybarras para hacer la imposible revolución industrial en la estamentada ciudad agraria. Y es la Sevilla de Montpensier y de María de las Mercedes. La Corte Chica donde Don Antonio de Orleáns anima y protege los nuevos movimientos de la pintura, las ciencias, la agricultura, la industria, la medicina positivista o el pensamiento libre. De estas tres Sevilla, la de Miguel Cid y los frailes de Regina, la de Cruz Conde o la de Isabel II, quizá la más moderna, en el sentido actual de la palabra, sea la ciudad isabelina.

Subir    

Domingo 9: El silencio de El Silencio

Esta mañana, un palio en la calle, camino de la Catedral. Y a la noche, regreso triunfal a su templo, con Banda de Tejera y diez mil personas detrás del palio. "¿En el mes de mayo un palio en la calle?". Sí, en mayo un palio en la calle. ¿Pero en el mes de mayo los que salían a la calle no eran los pasitos de las cruces de mayo? Eran. Ahora salen también de pasitos los palios. Ah, ya, será el paso de una cofradía de barrio, de éstas que están haciendo que Sevilla pierda el canon y la medida, que no saben ya qué inventar para buscar notoriedad. Pues no, señor, no es una cofradía de barrio, de túnica de capa y marcha de Paco Lola, sino una cofradía del centro, de ruán, hasta ahora medida de todas las cosas como Madre y Maestra. Madre no hay más que una, y yo la encontré en la calle, sacando un palio fuera de tiempo en esta Sevilla desnortada, con el pretexto del sesquicentenario del Dogma de la Purísima. Si se trataba de la Purísima, ¿qué mejor que llevar a la Catedral a la Pura y Limpia por antonomasia? Pero no, hasta las madres y maestras juegan a los pasitos. Madres de todas las batallas de esta cuesta abajo de la inflación cofradiera y de la metástasis de su fase terminal que hace que todo el año sea Semana Santa. Maestras de la LOGSE cofradiera en la que no hay que repetir curso, sino repetir errores. Si hace esto nada menos que la Madre y Maestra, ¿qué no harán mañana esas hermandades de barrio en las que está usted pensando? (Y esto, que lo piensan muchos hermanos de la primitiva cofradía de los nazarenos de Sevilla, como son El Silencio, ninguno se atreve a decirlo...)

Subir   

Sábado 8: Cohetes en la tarde

Desde Sevilla no se oyen tamboriles y gaitas. Se escuchan en Triana, por la calle Larga, en la plazuela. Pero desde Sevilla, desde el Arenal y desde el Compás de la Laguna, hasta la Plaza Nueva, por toda la collación de la iglesia del Señor San Clemente, sí que se oye a la caída de la tarde la subida de los cohetes al cielo de Triana, su glorioso estallido en la azul cúpula que el sol poniente tiñe de malvas juanramonianos, de rosáceos de paisajes con río y con figuras de los pintores románticos. Mañana a la tarde, en las secretas novilladas de mayo de la plaza de los toros, a la altura del quinto toro se oirán esos cohetes en la tarde. En el teorema de los ciclos de la ciudad, los primeros cohetes trianeros de la tarde son al Rocío como los primeros capirotes colgados en la Alcaicería a la Semana Santa. Los cohetes escriben ese enunciado en el cielo de Triana. Son el signo de que ya ha comenzado otra Cuaresma, de las varias que tiene Sevilla últimamente. Sevilla ha pasado de tener la sola Cuaresma cofradiera a vivir ahora la Cuaresma de la Feria o como, a partir de estas tardes de novena en Santa Ana, a vivir la Cuaresma del Rocío. El Simpecado de los trianeros ya está en Santa Ana, como una copla antigua del arrabal que más hizo por la universalización de la romería de la Patrona de Almonte. Y casi suena esa copla que escribe el cielo de Sevilla mientras estallan los cohetes: "Un Simpecado verde/ya está en Santa Ana/ y suenan los cohetes/desde Triana./ Por el Zurraque/ qué rocieros suenan/sus triquitraques..."

Subir  

Viernes 7: Contradicciones y "numerus clausus"

O somos muy torpes, o en esta ciudad pasan cosas muy raras, o ambas cosas a la vez. En un Estado aconfesional, donde la ciudad es regida democráticamente (por mayoría absoluta de la voluntad de sus vecinos) por un partido laico, hay un problemón con la Semana Santa, porque cada vez salen más nazarenos, hay más devoción y más afición a las cofradías y, pasados los días grandes, en este mayo mariano si no sale una procesión de gloria es que salen dos. Y en una nación, una autonomía, una provincia y una ciudad regidas todas por un partido de izquierda y además obrero, el principal problema de la Feria es que hay más carruajes que paseos por donde puedan circular, que aquí todo el mundo engancha y luce los troncos, los pericones y las medias potencias. En la ciudad que vota a la izquierda mayoritariamente sobran nazarenos, sobra gente que quiera ver las cofradías y sobran carruajes enganchados por los señoritos de toda la vida o asimilados de nueva planta. En esa misma ciudad, viene corto el número de las elitistas casetas de Feria, y van a tener que trasladar al Real para que los dos mil que esperan puedan poner la suya. Cuando en las calles hay que poner el "numerus clausus" de peatones durante la Semana Santa y en la Feria van a tener que poner el "numerus clausus" de carruajes al tiempo que la amplían para que todo el mundo ponga su propia caseta, es que en esta ciudad pasan cosas muy raras. A cualquiera que le digan "nazarenos, bullas delante de los palios, procesiones de gloria, enganches a la larga, casetas particulares" dirá que esta ciudad está gobernada por el ala más castiza del PP. Pues no: está regida por el ala más progresista del PSOE.

Subir 

 Jueves 6: Las leyendas de Pérez Guerra

Nos hubiera gustado asistir anoche a la presentación de un libro sobre mitos y leyendas de Sevilla en el que, hombre, por fin, no se tira por tierra la magia de lo literario fingido en aras del rigor histórico. ¿Qué más rigor se quiere que la hermosura poética o dramática de las leyendas? El libro se llama "Cuentos y leyendas de Sevilla". Su título nos hace pensar que para cuentos, el de los que no siguen la senda de la lírica legendaria, el cuento que se dan los que destruyen las leyendas, anda que no se traen cuento ni nada... El autor del libro es un antitópico sevillano fino y triste, de los que ya van siendo especie digna de protección. Un sevillano culto, refinado, exquisito, que se llama Angel Pérez Guerra, compañero en las diarias gacetas, donde deja cada semana sus introspecciones sobre la ciudad con el pretexto del diálogo con un personaje de su paisaje con figuras. Pérez Guerra, entre el ciprés y el sauce, entre el azahar y la jacaranda, ha reescrito las leyendas que divulgó a su generación el preterido José María de Mena y se ha honrado haciéndole justicia. Ha añadido sus propias leyendas de nueva planta, que falta nos hacen, con emparedadas del barrio de San Vicente y manuscritos hallados entre las vasijas del tesoro del Carambolo. Si a la delicia de tema y a la exquisitez del autor añadimos que el libro fue presentado por otro sevillano de la hondura, por Alvaro Pastor Torres, comprenderán que sintamos y lamentemos no haber podido estar anoche en la botadura de esa maravillosa botella de náufrago en este mar de mediocridad y ordinarieces que en tantos aspectos es Sevilla.

Subir

 Miércoles 5: Sevilla no es Jordi

Desde que hemos tenido el cambio de Gobierno, Sevilla está todos los días en todos los periódicos de España, sin que oficina alguna municipal de promoción haya tenido que mover un solo dedo ni organizar ruedas de prensa alguna. Y está Sevilla en los diarios con titulares bien gordos, y siempre con el nombre de la ciudad por delante, al que siguen toda suerte de verbos: "Sevilla insiste en que...", "Sevilla aspira a que...", "Sevilla niega que...", "Sevilla se dispone a...", "Sevilla tendrá...", "Sevilla decide esta semana...", "Sevilla hace balance de..." Interesado el lector por los asuntos de su ciudad, una vez leídas las letras gordas de los titulares sevillanos en la prensa nacional, se va al cuerpo de la información. Y ahí se lleva el chasco nuestro de cada día. Se entera entonces con la letra chica que quien insiste en que, quien aspira a que, quien se dispone a, quien tendrá, quien decide esta semana, no es la ciudad de Sevilla, sino el señor Sevilla, que no es lo mismo. El señor don Jordi Sevilla, Jorge en castellano de la calle Castilla y de la calle San Jorge. El cual ha sido nombrado ministro de Administraciones Públicas sin que, hasta el momento, a pesar de su nombre, se le haya visto ningún detalle especial con Sevilla, ¿no, señor alcalde? Por lo cual es de desear que Sevilla pague a la ciudad un peaje onomástico y podamos ver pronto uno de estos titulares de periódico que diga: "Sevilla firma un convenio con el alcalde para que a Sevilla no le farte de ná.

Subir

 Martes 4: Una pizarra y una tiza

Si el domingo decíamos que tendrían que venir los antropólogos por oleadas y por espuertas a la Feria para estudiar ese espejo de la ciudad que es el Real, hoy, leyendo a los críticos taurinos, decimos que a la plaza del Arenal tienen que venir a cientos los estudiosos de ciencias de la comunicación y los expertos en nuevas tecnologías. Reflejan los críticos las quejas del público en las suspensiones dominicales de las corridas por causa de la lluvia. Dicen que el público tiene que tragar quina de Santa Catalina y de Los Terceros con la lluvia inclemente, esperando bajo la mojada sin que les informen de lo que va a pasar con el festejo, si se da o no se da, y que al cabo del tiempo sale por el callejón un arenero con el pizarrón y con el preventivo escrito con una tiza que medio borra el agua que está cayendo: "La corrida de hoy queda suspendida". Protestan con razón. Pero se les va la mejor. El interés histórico-artístico que tiene este medio tradicional de comunicación. Es una auténtica reliquia que nosotros, lejos de protestar, defendemos por su significado cultural. ¿No se sigue utilizando en la plaza el sistema tradicional del lenguaje de los signos de los pañuelos presidenciales y los toques de clarín? Nadie protesta porque el presidente saque el pañuelo en vez anunciar por megafonía que se cambia el tercio. Y lo de las suspensiones y los aplazamientos, lo mismo. Forma parte de los lenguajes tradicionales de la fiesta. Como decimos, una reliquia que se debe preservar por su valor histórico-artístico en este tiempo de SMS y de pizarras electrónicas.

Subir  

Lunes 3: Bajar de la nube

La ciudad debe tomar hoy ejemplo de Manuel Chaves. Chaves, antes de la Feria, dijo que iba a bajar de la nube a la que había ascendido, glorioso, en las elecciones del 14 de marzo. Lo lejos que cae ya el 14 de marzo... La ciudad, después de la Feria, debe hacer lo que Chaves: bajar de la nube a la que se subió en vísperas de la Semana Santa y de la que aún no se ha bajado. Lo malo es que pasa lo de siempre. Que la nube, nube de incienso o nube de polvo del albero, continúa ahora marismeña y romera, que no hemos dejado de pensar en la Feria y de vivir para la Feria cuando ya estamos planeando el Rocío. Los grupos de amigos que ponen las casetas son sustituidos por las orgánicas que alquilan y ponen las casas del Rocío, pero la nube continúa. Un mundo en crisis, una economía en interrogante, una España en cambio, nada de eso importa. Hasta que nos vayamos a los baños seguiremos en la nube. Y si nos bajamos de la nube será a mediados de mes, para montarnos en otra nube que nos espera, menuda nube: La Boda por antonomasia, que no hay que decir ni de quién con quién, la boda a la que ha sido invitado ése al que han invitado a la boda. Y volvemos a la pregunta terrible de siempre: ¿y aquí cuándo trabajáis?

Subir  

Domingo 2: Venid, antropólogos

Como el "venid, ruiseñores" de los seises: venid, antropólogos. ¿Por qué haya tanta literatura sobre la Semana Santa y tan poca sobre la Feria? La bibliografía sobre la Semana Santa llenaría una caseta y los libros sobre la Feria cabrían en la canastilla de un diputado de tramo. De la Semana Santa hay anales, historias, repertorios lexicográficos, catálogos artísticos y todos loe estudios literarios, antropológicos y sociológicos que quieran. La Feria apenas produce coplas de sevillanas o artículos de periódico. Un antropólogo que entrase en la Feria tendría mil aspectos para considerar. Pongamos un ejemplo: las nuevas cañeras. La cañera era aquel soporte de bronce con agujeros para sostener las cañas de manzanilla, con el que se acercaba el vino a los invitados de las casetas. La cañera ha evolucionado hasta la jarra de rebujito, interesantísima desde un punto de vista antropológico de la cultura material. La jarra, producida en serie, tiene unas rayas perfectamente marcadas para que se sepa hasta dónde hay que llenarla de manzanilla y hasta dónde de gaseosa, y que la mezcla salga conforme a los cánones. A los nuevos cánones, pero cánones al fin y al cabo. Otro ejemplo: la paulatina desaparición de los caballistas en el paseo vespertino de la Feria, al que llaman matinal. Antes había muchísimos caballistas y unos pocos coches de caballos. Ahora, al revés: muchísimos carruajes, demasiados, que producen insoportables embotellamientos, y escasísimos caballistas. Y todo esto que creemos que ya siempre será así, verá usted cómo será a su vez un recuerdo cuando la Feria pase al Charco de la Pava. Y los antropólogos, mientras, escribiendo de cuando La Estrella salió en la República y yéndosele viva la Sevilla viva de la Feria.

Subir 

Sábado 1: Off Feria

A los aficionados al teatro no hay que explicarles que en Nueva York están por un lado los locales de Broadway, donde se representan los grandes espectáculos comerciales de las miles de representaciones, y por el otro está el Off Broadway, lo que está fuera de Broadway, las pequeñas salas donde se hace teatro de verdad, fuera de los grandes circuitos de los montajes. Aquí hay algo por el estilo, aunque no con los mismos signos. Por un lado está la Feria y por otro la Off Feria: la Feria que rebosa, que se desparrama por toda la ciudad. Donde no hay casetas ni farolillos, ni conjuntito que canta sevillanas, ni caballos ni carruajes, pero donde se respira ambiente de Sevilla en Feria. Es el Off Feria de los restaurantes, tan lejos de la Feria, pero tan llenos de ambiente de Feria. El Off Feria de la Costa del Toro de la calle Reyes Católicos, que tiene su Puerto Banús en El Cairo y su Marbella Club en el Hotel Bécquer. El Off Feria de los turistas con el sombrero de ala ancha de los veinte duros (modelo Antonia Dell Atte) en los veladores de la calle Alemanes. El Off Feria del bar del Hotel Colón después de los toros: Francia tiene que estar vacía, porque todos los franceses están allí. O el Off Feria de cinco estrellas con coro rociero incluido de las sillas estilo sevillano del patio del Hotel Alfonso XIII. (Y lo mejor del Off Feria, pasear por la ciudad desierta, poder aparcar en el centro sin dificultad, ir al cine sin cola en la taquilla o de compras a los grandes almacenes sin bullas en las escaleras mecánicas.)

Subir  

  

   Ir a la nueva sección de entrevistas de Sevillaclick.

INDICE DE ANTERIORES TEXTOS DE  ABEL INFANZON "LA ESE 30"

Biografía de Antonio Burgos

Subir  

 


Subir 

El Mundo, edición íntegra en Internet
Pinche en la imagen para conectar con El Mundo en Internet

 

Correo Correo  

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España.