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El Recuadro   

 Antonio Burgos
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El Mundo de Andalucía, miércoles 26 de mayo del 2004

  ¿QUIÉN HACE ESTO?    Abel Infanzón de hoynewchico.gif (899 bytes)          


ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Hablas quinterianas

Leo en las hispalenses gacetas que van a poner con sentido único de circulación muchas calles de Sevilla y se me viene a las mientes una frase que quizá pueda oírse en labios de quienes comenten por la radio o por la televisión o por escrito esa noticia:

-- Es que este ayuntamiento quita tó er sentío en materia de tráfico...

Lo estoy pensando mientras evoco la tertulia televisiva de unos queridos compañeros, en la que, con una cervecita por delante y a modo de charlita de velador o de barra de bar, comentan la actualidad. En esa tertulia, como en tantos hábitos y ámbitos de la expresión cotidiana, usan este lenguaje neocastizo, voluntariamente populachero, que se está imponiendo como una nueva moda andaluza. Primores de lo vulgar, que diría Azorín:

-- Qué arte tiene nuestro alcalde...
-- Es que tenemos un alcalde que no se pué aguantá...
-- Lo que yo te diga...
-- De aquella manera.
-- Anda que no.
-- No ni ná...
-- ¡Ya lo creo!

Y mientras toda esta serie de lugares comunes y tirando a flamenquitos se pronuncia, esas manos. Los andaluces, sustrato expresivo de la Bética romana, hablamos mucho con las manos. Con los gestos. Hay todo un lenguaje de los silencios que se expresa con una mueca de desagrado o de aprobación. O con una mímica de las manos aprendida de los flamencos, de las estrellas de la canción andaluza, de las bailaoras. Hay un signo de elogio que cada vez se impone más. A ver si lo sabemos describir para que usted lo esté viendo inmediatamente. Significa aprobación, el no va más, el non plus ultra. Para ello se cierran todos los dedos de la mano derecha excepto el índice y el corazón. Con estos dos dedos, como señalando la inmensidad del mundo o del espacio sideral, al que se le dan vueltas, se hacen círculos con la mano, haciéndola girar sobre el eje de la muñeca. Este gesto suele rematar el aserto de una frase que no se termina:

-- ¡Cómo estuvo anoche La Pantoja en lo de Jesús Quintero...!

Y la mano, en esos círculos siderales que miden la inmensidad del elogio, lo dicen todo por sí sola, sin necesidad de palabras. El elogio gestual se aplica a todo.

Dicen:

-- ¡Cómo estaba el arroz con chocos que nos comimos ayer en Huelva!

Y el gesto de los dedos unidos de la mano describe todo el universo, del Conquero a ver los barcos venir al amanecer del día. Y mientras, entre frase y frase, esos timitos expresivos:

-- Lo de Manolo haciendo el arroz con chocos es que es ya demasiáo...
-- Manolo está sobrao...
-- No tiene arte ni ná Manolo.
-- Pó zí...

¿Quién inventó esta moda del lenguaje? Para mí que la enorme fuerza expresiva del relato oral de Beni de Cádiz. Para mí que la filosofía popular del Sabio de Tarifa. Para mí que la narrativa andaluza popular, entre Paco Gandía y Chiquito de la Calzada, entre Los Morancos y Rocío Jurado. Vulgarización se llama la figura, en aras de un supuesto popularismo del neocasticismo. Los andaluces hablamos como oímos hablar. En un tiempo, los andaluces imitaron el habla del los personajes del teatro de los hermanos Alvarez Quintero. Era el habla quinteriana. Tal habla quinteriana tiene nuevas formas. Ahora no es el habla de los personajes del teatro de los Quintero. Ahora es el habla de los personajes del programa de Jesús Quintero.

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