|
Cada
vez se ven por las calles más sillitas de niños chicos modelo
mellizos, pareadas como casas adobadas. Y más cochecapotas de
trillizos. Hasta sillitas para cuatrillizos circulan. Son los
efectos de la reproducción asistida. Lo que comenzó con los
experimentos de los niños probeta da este incremento de los
índices de natalidad. A los matrimonios que quieren tener hijos
y no pueden, tras la reproducción asistida les vienen unos
cuantos de golpe, enchampelados. Maravillas de la ciencia que no
sólo ocurren con los matrimonios. También con las ciudades. Las
ciudades, madres fecundas, tenían a los hijos de uno en uno:
predilectos o adoptivos. No le ocurre así a Cádiz, que, como ya
tiene una edad aunque esté hecha una niña con sus tres mil años,
ha debido de seguir un tratamiento así, con dos embriones, para
poder tener hijos predilectos o adoptivos. No en balde en Cádiz
tuvo consulta «El Profesor Majareta y Los Niños Probeta»,
chirigota cañaílla que desde 1979 repite el famoso estribillo
que escribió José Ramos «Requeté»: «Qué bonita está mi Cai,/qué
bonita mi ciudad,/que rebosa de alegría/cuando llega el
Carnaval».
Y le ha ocurrido a Cádiz con el Profesor Majareta y los Niños
Probeta como a las madres de los cochecapotas múltiples: que
está teniendo los hijos de cuatro en cuatro. Dos camadas de
cuatrillizos en los dos últimos años. Ilustres camadas, aunque
esté feo que yo lo diga, porque soy de la primera. En 2003 Cádiz
tuvo de un solo parto, como hijos predilectos, a Chano Lobato,
arte hecho cante, y a José Pedro Pérez Llorca, padre
constituyente de la tierra de La Pepa; y como adoptivos, al
eminente cardiólogo Manuel de la Concha, y a servidor de
ustedes, que le escribió a Cádiz un piropo en forma de
Habaneras. Este año se ha repetido el parto múltiple. Cádiz ha
tenido otra vez cuatrillizos. Como hijos predilectos le han
nacido dos grandes músicos, el Maestro Escobar y el compositor
Salvador Guerrero, autor de «El cordón de mi corpiño», mi niño,
que se sabe España entera; y como adoptivos, la poetisa Pilar
Paz Pasamar, singular voz gaditana entre los Poetas del 50, y el
autor carnavalesco Enrique Villegas, el que creó los verdaderos
Beatles, que eran «Los Beatles de Cádiz».
Aparte de cuatro justicias, con los anuales Cuatrillizos de Cai
ha nacido una verdad; que Canal Sur no inventó a Cádiz y a su
Carnaval, como muchos interesadamente proclaman ahora, y que se
conocían en toda España sin TV y sin monopolio rentabilísima de
la nuestra (de ellos). Cádiz ha reconocido su labor a Salvador
Guerrero, que sin televisión y sin Canal Sur llevó desde Cádiz
sus coplas a toda España. Ha premiado al Maestro Escobar, que
aparte de su labor como compositor y director de bandas, con la
música para «Los Dedócratas», y sin Canal Sur, resucitó el tango
en los primeros Carnavales de la democracia. Ha premiado a
Enrique Villegas, que tras Paco Alba y antes de Antonio Martín,
y sin Canal Sur, marca el triunvirato áureo de la comparsa en el
siglo XX. Sin Canal Sur, el maestro Escobar y Los Dedócratas
lucharon por el tango. Como quince piedras de la Caleta,
Villegas llevó su comparsa hasta a Puerto Rico sin Canal Sur.
Ni al Maestro Guerrero para llevar por el mundo el nombre de
Cádiz en sus coplas, ni al Maestro Escobar para defender el
tango, ni a Enrique Villegas para dar a conocer la gracia y
elegancia de su comparsa les hizo falta ninguna el Canal Sur. Ni
El Tío de la Tiza ni Cañamaque ni Fletilla fueron inventados por
Canal Sur: son del Puente Canal. El Carnaval existe a pesar del
Canal Sur y a pesar de los que viven del Canal Sur. Que eso sí
que es Carnaval, el Carnaval de las Manipulaciones, y no el de
Cádiz. Repiten ellos y sus allegados que les debe la vida. No,
miren ustedes: Cádiz es conocida gracias a gaditanos de arte
como los cuatrillizos de este año, joé.
Recuadros de días
anteriores
Correo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
|